Voluntariado UAI: Sala de Juegos Terapéutica Comunitaria vs Covid-19

En el año 2012 la Profesora Esp. Patricia Cristina Díaz, se puso al hombro la “necesidad de generar un proyecto de atención a las problemáticas que presentaban” los niños en situación de vulnerabilidad. A raíz de ello creó la “Sala de Juegos Terapéutica Comunitaria”, en donde un grupo de voluntarios, a cargo de ella, asisten psicológicamente a niños y padres.

Durante la presencialidad, los voluntarios se acercaban cada miércoles y jueves, dividían sus tareas para poder asistir de la mejor manera a los niños. En la organización de actividades se encuentran Florencia González Palomino, Camila Finskelstein, Mariana Suarez, Cristian Bernhardt, Florencia Grasso y Sofia Amado, además de Patricia.

A pesar de haber pasado al plano de la virtualidad, esta “sala de juegos” busca aumentar el acceso a recursos con aspectos lúdicos que puedan engrosar el desarrollo cognitivo, educativo y social de los niños. La actividad reúne la esfera pedagógica, docente y psicológica.

Para conocer más acerca de este proyecto, le realizamos una entrevista a Patricia Díaz:

¿Con cuántas familias trabajan antes de la pandemia? ¿Con cuántas trabajan ahora?

Trabajábamos con 25 familias, asistiéndolas, con intervenciones y psicoeducación. El año pasado se vio muy dificultada nuestra tarea, dado que muchos padres no tenían conectividad, asimismo lo hicimos por video llamadas y Zoom, con un total de más o menos de 10 familias. Este año ya tuve contacto con algunos padres, porque necesitan de nuestra atención y en breve comenzaremos nuestra actividad.

¿Cómo es el voluntariado durante la pandemia?

El voluntariado es difícil, ya que por atención remota es casi imposible trabajar con los niños. Pero igual se hizo mediante filmaciones y algunas actividades que se les hacían llegar a los padres, para que de esa manera, se mantuviera el contacto y remotamente nuestra presencia. Además, que los niños supieran que en cuanto esto pasara volveríamos con su espacio, dado que para muchos de ellos era su lugar de esparcimiento y atención a su necesidad de ser escuchados.

¿Qué tanto desean, y qué dicen, las familias en cuanto a volver a la presencialidad?

En general les gustaría volver a la presencialidad, pero todavía no se sienten seguras, ya que en estos barrios hubo muchos contagios de covid, y desean que se extremen los cuidados. Consideran que volver a la presencialidad les da la posibilidad que participen todos, aunque sea en burbujas. Ya que muchos de ellos tenían problemas para conectarse, porque carecen de los medios. Y también lo consideran como de mayor intimidad porque es un espacio de absoluta reserva, que muchas veces en sus hogares no lo hay por falta de espacio.

¿Qué es lo que necesita el voluntariado para seguir en pie?

En principio tener un espacio físico que no lo tenemos. Al venderse el Hospital de la UAI nos quedamos sin un lugar. De todos modos, estoy haciendo gestión con una Asociación Civil que en otro momento nos cedió un espacio para realizar nuestra actividad. También tenemos cierta angustia porque se realizó la mudanza de nuestros elementos y nosotros por el ASPO no pudimos participar, con lo cual, no sabemos a ciencia cierta donde están nuestras cosas. Nos comunican que están resguardadas, pero tanto mi equipo, como yo, “nos sentimos sin nada”.

¿De qué manera ayuda a las familias este voluntariado?

Nuestro trabajo es asistir psicológicamente a los niños, y a sus familias. Es un servicio que en la zona no hay, se carece de lugares donde se asista psicológicamente a las personas de bajos recursos, y de las problemáticas que presentan. Desde nuestra labor contribuimos a mejorar en parte la calidad de vida de estos niños y sus padres.

¿Cómo fue que comenzó? ¿Cuántas personas forman parte del voluntariado? ¿Por quienes está compuesto? ¿Son todos alumnos UAI? ¿Qué problemáticas se trabajan?

Comenzó en el año 2012 ante la necesidad que generar un proyecto de atención a las problemáticas que presentaban estos niños, ya que los mismos asistían a un espacio que brindaba la Facultad de Ciencias de la Educación de UAI, relacionado a prácticas psicopedagógicas. Los participantes de esa actividad no tenían la experticia, ni las incumbencias para tratar estos problemas que presentaban los niños, (abuso sexual, violencia familiar y doméstica, fobias, mutismos, enuresis, encopresis, tca conductas externalizadoras e internalizadoras, etc). Es entonces que me convoca el Sr decano de Psicología y Coordinadora de extensión, para relevar y elaborar un proyecto. Lo realizo y lo pongo en marcha. Comenzamos en el Hospital UAI y después fuimos rotando por distintos lugares de la zona, comedores comunitarios, asociación civil, para volver nuevamente en el año 2017 al Hospital UAI, quedándonos y recibiendo respaldo y apoyo, tanto del Director del Hospital, como de todo el personal de salud.

Componíamos el equipo 9 personas, 8 voluntarios y la directora. Este año sumamos 3 voluntarios nuevos, pero estamos muy tristes, porque tendremos la falta, de uno de los voluntarios, que nos acompañó desde el comienzo y era quien coordinaba el grupo de padres, Pablo Martin Gaite, que falleció de Covid. Los integrantes son todos alumnos y graduados de UAI.

En una entrevista anterior, ustedes me dijeron: “este proyecto sirve porque no existe otro lugar público que trabaje con chicos y con sus papás. Los que existen son sesiones de 30 minutos, los atienden por separado y eso no alcanza”. ¿Creen que ese es el plus que tiene este voluntariado sobre los demás?

Si el voluntariado no solo tiene ese plus, sino la dedicación y el respeto con que se realiza la actividad. Dando resultados óptimos para aquellos que concurren.

¿Qué es lo que ustedes extrañan de la presencialidad? ¿Cuándo creen que van a volver? ¿Qué dicen los niños sobre esto?

Nosotros extrañamos de tener contacto entre nosotros y con los niños. Desarrollar nuestra actividad con ellos es nuestro objetivo máximo y al no haber presencialidad nos vemos coartados. Además, nuestros ateneos clínicos en la presencialidad tienen una mayor riqueza ya que es un momento de encuentro como equipo, de elaboración de nuestras ansiedades y de desarrollo de nuestro potencial como sujetos.

Creo que en breve volveremos, si bien hay cosas que tenemos que ajustar en cuanto logre el convenio con la asociación civil y me den los elementos de cuidado para los niños y de los voluntarios comenzaremos la presencialidad. Igual estoy teniendo contacto con las familias, y empezaremos también la forma virtual, seguramente haremos una actividad mixta, entre virtualidad y presencialidad.

Los niños expresan que extrañan la sala, y que quieren estar con las seños, y además poder encontrarse e interactuar con los otros niños. También nos dicen, “seño, extrañamos las golosinas, que nosotros les damos al final de la jornada”.

¿Qué es lo que al voluntariado no le puede faltar cuando se vuelva a la presencialidad?

No nos puede faltar nuestros elementos de trabajo que nos llevó muchos años tenerlos. También necesitamos elementos de cuidado, barbijos, máscaras de acetato, alcohol y rollos de papel, para los niños y el equipo.