La excelencia como vocación

“No me lo imaginaba. Sabía que tenía un promedio bueno, pero también mis compañeros. Fue una sorpresa”, confiesa Clara Antonio, graduada de la Licenciatura en Relaciones Internacionales y mejor promedio de la Sede Rosario, galardonada en la 17° edición del premio Cuadro de Honor otorgado por la revista Punto Biz con el auspicio del Gobierno de Santa Fe, y que distingue a los mejores rendimientos académicos de las 18 universidades públicas y privadas con asiento en la Provincia.

“Es un muy lindo reconocimiento, y estoy muy agradecida a toda la Universidad, profesores y compañeros. Claro, también a mi familia que es incondicional y mi principal motor”, revela. “Significa también mucho trabajo, entusiasmo y dedicación. Y también soy muy consciente de que es el resultado del privilegio que tuve de estudiar y contar con el apoyo de mi familia”, comenta.

Asegura ser muy autoexigente en todo lo que se propone, poniendo siempre a la excelencia como un norte a alcanzar. “Implica mucho esfuerzo, largos días y noches de estudio y lectura. Para mi cada examen era un desafío personal, y cada nuevo tema era una invitación a un mundo nuevo y aprender algo distinto. No pensaba en la calificación, sino en la satisfacción que me generaba aprender y superarme”, ratifica.

Clara se desempeña en el área de impuestos internacionales y consultoría en una startup. “Soy senior y trabajo principalmente asistiendo a empresas en la preparación de documentación relacionada con precios de transferencia. Hacemos análisis económicos, de industrias relacionadas, investigaciones de mercado y reportes que explican las ganancias de las multinacionales en distintas jurisdicciones a nivel global”, explica y agrega: “Trabajamos con un equipo remoto global. Particularmente yo dedico muchas horas dando entrenamientos a personas que están en India”.

Asimismo, continúa colaborando en un emprendimiento familiar: “El Caburé”. Esta empresa se dedica a la distribución y comercialización de insumos biológicos para cultivos extensivos, además de ofrecer asesoramiento sobre tecnologías de gestión agroecológica. “Heredé de mi papá la pasión por la agricultura y el mundo de los biológicos. Creo que el presente y el futuro de la agricultura tiene que ser sin venenos y pensando en el medio ambiente y la salud humana”, señala.

 

Profesional con proyección internacional

“Sinceramente, elegí la carrera porque sentía que reunía muchas de mis pasiones. Cuando terminé la secundaria decidí hacer un intercambio de un año en Alemania y cuando volví a la Argentina estaba convencida que quería estudiar Relaciones Internacionales para seguir la carrera diplomática. En ese momento, tenía todos los libros del ISEN (Instituto del Servicio Exterior de la Nación) y estaba fascinada”, recuerda Clara que, con el tiempo fue evaluando otras opciones dentro de la carrera que le permitieron “abrir muchos más mundos”.

“Creo que lo más me gusta de las relaciones internacionales es que resulta un campo de estudio muy amplio que te da un montón de herramientas para que elijas el camino en donde te vas a especializar, incluso, una combinación de distintas disciplinas, que van desde diplomacia hasta el derecho internacional, políticas públicas, sustentabilidad, seguridad internacional, negocios globales, en fin, es infinito”, sostiene.

La vocación de Clara se tradujo en muchas experiencias profesionales a lo largo de su carrera. “Trabajé coordinando un programa de responsabilidad social empresaria y voluntariado corporativo que funcionaba en distintas empresas e instituciones de Rosario. Incursioné por la investigación e hice intercambios a otras universidades. Fui curadora de la sede local de una organización internacional que se llama Global Shapers y viajé a Ginebra a la sede del Foro Económico Mundial (WEF) a mostrar los proyectos de impacto social que hacíamos. Y también, trabajé en `El Caburé´. Un popurrí”, repasa y revela que a lo largo del tiempo fue construyendo su vocación, regresando siempre a la “caja de herramientas”.

Clara califica como “muy bueno” su paso por la UAI. “La mayoría de los profesores buscan que los estudiantes desarrollen un pensamiento crítico. La idea no es acumular información y repetirla, sino tener una mirada que cuestione y pueda analizar más allá de lo que todos podemos googlear (hoy sería preguntarle a open.ai)”, y agrega: “A lo largo de la carrera, yo siempre sentí una invitación a pensar diferente. Además de lo académico, el clima humano, la calidad y la experiencia es muy amigable. Resumiría la experiencia en: mirada actualizada de las relaciones internacionales, pensamiento crítico y capacidad analítica, profesores referentes con experiencias diferentes y flexibilidad en cuanto a la posibilidad de proponer temas para abordar”.

Clara imagina su futuro enfocado en el trabajo y tratando de seguir formándose e incorporando herramientas tecnológicas. “Me encantaría tener mi propio emprendimiento y conjugar mi experiencia en consultoría con mi trayectoria en proyectos sociales y de impacto positivo”, concluye.