“Con un título en la Argentina podés llegar a hacer grandes cosas”

María José Tasada es graduada de Arquitectura en la UAI en la sede regional de Rosario, y desde hace años vive en Chicago, donde trabaja en el emblemático estudio Gensler. Si bien asegura que no reconoce un camino muy marcado de porqué se inclinó por la arquitectura, sospecha que es por un viejo sueño frustrado de su padre.

En su familia son todos médicos: su abuelo, su papá y su hermano; y su hermana, quien estudió administración, también está ligada a la clínica familiar. "Creo que siendo la hija más chica traté de revolucionar y hacer algo distinto. Mi papá siempre quiso estudiar arquitectura y nunca tuvo la oportunidad. A veces uno tiene los legados...", nos cuenta desde su casa en la ciudad de la costa este estadounidense.

Terminó de cursar la carrera en el 2007 y rindió su tesis al año siguiente. En el medio, se fue a realizar una pasantía a Ecuador, donde vivió medio año y formó parte del equipo de José María Sáez Vaquero. "Él fue a dar una charla a Rosario, me encantaron los trabajos que mostró de sustentabilidad y por mi cuenta lo contacté a ver si podía hacer una pasantía y me dijo que sí", detalló.

Antes de irse a los Estados Unidos, María José fue docente adjunta de UAI en las materias Diseño estructural y Diseño arquitectónico, mientras era estudiante. También realizó trabajos con un profesor y en un estudio de Rosario. Fue cuando volvió de allí que le agarraon ganas de realizar un Master. Según aseguró, fueron sus docentes Sebastián Ruani y Diego Arraigada los que "marcaron mi camino y el entusiasmo por la arquitectura".

El primer trabajo de María José en Chicago, donde fue Project Architec en el diseño y construción para el estudio KOO LLC.

"Apliqué a seis universidades en EE.UU.: dos me aceptaron con beca y una sin beca, que obviamente quedó descartartada porque no tenía la plata para pagarla", aseguró. Para aplicar, con muy poco de inglés encima, María José tuvo una preparación furibunda en el idioma antes de dar los exámenes: hizo cursos y tenía profesora particular. "Me recontra rompí la cabeza por un año para rendir los exámenes, uno de inglés el TOEFL, que mide el nivel de idioma, y otro que mide el coeficiente", relató.

Y siguió: "Ese es el más complicado, porque como lo rendía yo, lo rendía cualquier otro americano. No es del nivel de inglés, sino de porcentaje intelectual". En ese toman lengua y matemática, entre otras cosas, lo que agrega un nivel más de complejidad a quien no es nativo y además, las universidades aceptan o no que se estudie en ellas en base al número obtenido.

Las que la aceptaron con beca a full fueron el Pratt Institute de Nueva York y la UIC (University of Illinois at Chicago). Esta última le pagó el pasaje y el hotel para que conozca la universidad. "Me enamoré de la Ciudad y la Universidad y decidí venirme para acá", contó. Allí también hizo un Master en arquitectura y estudió un semestre a Barcelona con diez de sus compañeros.

Uno de los proyectos en los que trabajó María José durante la pandemia.

En sus primeros días en la ciudad, fue al hacer un tour arquitectónico por Chicago en el que conoció al estudio Gensler, donde trabaja actualmente. "Me mató. Es un estudio de arquitectura, sólo de eso, -no tiene ingeniería- donde son 300 empleados. Es algo que nunca había visto. Los estudios en la Argentina no vi más de quince personas como mucho. Ahí me puse el objetivo de que era el lugar donde quería trabajar, mi sueño. Apliqué mil veces y no pude entrar", explicó.

Sus primeros trabajos allí tuvieron que ver con la renovación en la planta baja y los primeros tres pisos en el Willis Tower. "Ese fue mi primer proyecto. Después, al año me tranfirieron a manejar un grupo inversionista que hace arquitectura comercial, haciendo edificios de oficina o usos mixtos", dijo la graduada UAI.

Su último proyecto está en Lincoln Yards, "una onda lo que era Puerto Madero, terrenos abandonados con fábricas, un emprendimiento urbano". "Estoy a cargo de la parte sur del río", contó. Según dijo, allí se está armando el primer edificio de esta zona que será de laboratorios, algo que con la pandemia tuvieron su furor.

Según analizó, estos años de coronavirus afectaron la manera de trabajar en el diseño. “Se están revisando muchas cosas que hacíamos anteriormente. El concepto de oficina es completamente distinto a como lo estábamos diseñando dos años atrás. El inversionista está buscando distintas cosas. Están buscando que haya más espacios abiertos, que el mismo edificio tenga terraza, lugares donde la gente pueda estar afuera. Todo el concepto en sí está cambiando”, estimó.

Respecto de la ciudad donde vive, dijo que “es que es la cuna para cualquier arquitecto”. “Acá nacieron las escuelas de Chicago, que fueron las que, en cierta forma, inventaron el concepto de estructura independiente y los primeros rascacielos. Eso fue lo que más me llamó como arquitecta. Es una cuna de arquitectura grande, más allá que los Estados Unidos no tienen el peso ni la historia comparada con Europa”, detalló.

Además, dijo que a diferencia de la mayoría de las ciudades de Estados Unidos donde se necesita un auto para movilizarse porque todo está lejos, Chicago “tiene un montón de barrios y cada uno tiene su propio centrito y su propia vida”.

“Acá realmente podés salir a caminar. Yo salgo todos los fines de semana a caminar al lago, son caminatas de tres o cuatro horas con un barcito acá, un café allá. Tiene esa dinámica que tiene Argentina que no tiene cualquier otra ciudad de USA. Es eso, poder encontrar una identidad, no al nivel de Nueva York, pero donde vayas podés encontrar algo entretenido. No necesitás un auto y el transporte público es espectacular”, contó.

Dijo que sigue “súper conectada” a la UAI. “Cada vez que voy para la Argentina estoy conectada con los docentes. La vez pasada fui a dar una charla de los trabajos que estaba haciendo. Estoy súper agradecida a lo que tengo por los estudios que tuve ahí”, dijo. Arrancó a estudiar en la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y luego se pasó a la UAI. “Los docentes son exactamente los mismos, pero la posibilidad que me dio la UAI es tener una relación más cercana con ellos. Tuve un montón de relación que hoy en día los sigo contactando”, relató.

Otro de los proyectos en los que trabajó María José durante la pandemia.

En relación a esto, contó que forma parte de una organización sin fines de lucro para la comunidad latina de arquitectos y que está organizando una conferencia con varias firmas: “Estoy invitando a la gente de la UAI”, adelantó. “Es inglés, quizás haya una limitación, pero es como para tratar de abrir las mentes a otras cosas que tenés fuera del país, otras oportunidades”, dijo.

Por último, analizó que el nivel de estudio en las universidades argentinas es alto. "Mi novio también es argentino y estudió ingeniería en Bahía Blanca. Para mí el nivel que tenemos es de excelencia. No creo que nosotros lleguemos a apreciar eso, pero el nivel de estudio es muy bueno. Los costos de la UAI, por ejemplo, no los podés comparar con los de acá", definió.

Y concluyó en que las posibilidades de estudio en la Argentina "son increíbles". "Salís con un nivel de conocimiento para hacer lo que quieras, después está en uno cuánta energía tiene para sacarle el jugo a eso. En mi caso, traté de exprimir lo más que pude. Para mí con un título que sacás en la Argentina podés llegar a hacer grandes cosas", terminó.