Una graduada UAI hace historia en un yacimiento petrolero

Mayra Natalia Giménez (29) es flamante graduada de UAI en la carrera de Licenciatura en Comercio Internacional, de la cual rindió su último parcial en marzo de este año. Estuvo una década en Buenos Aires para estudiar y apenas pudo, pandemia de por medio, se volvió para Comodoro Rivadavia, en Chubut.

"Justo me agarró la pandemia, así que estuve acomodándome todo el año pasado para lograr que en este año muchas cosas salieran bien", nos cuenta. Mayra está evaluando másters y doctorados para cursar, pero muchos de los que vio no son en el país y, además, tiene que coordinar con el trabajo porque el tiempo que le demanda la condiciona para seguir estudiando.

Es una de las sólo cuatro mujeres que trabaja en Valle Hermoso, un yacimiento petrolero que se encuentra a unos 90 kilómetros de la ciudad, uno de los más alejados. Acaba de terminar un curso de manejo de seguridad, lo que la convierte en la primera mujer que lo hizo en aquel yacimiento, siendo pionera en ese mercado.

- ¿Cuánto tenés de viaje hasta el yacimiento?
- Una hora y media u hora cincuenta de viaje, dependiendo de las condiciones climáticas. En invierno es un poco más por las condiciones de la ruta. El otro día tardé cuatro horas en llegar porque estaba congelada la ruta y había un temporal horrible.

Mayra y un compañero, en el yacimiento petrolero Valle Hermoso en la Patagonia.

- ¿Qué es lo que hacés allí específicamente?
- Estoy trabajando en toda la parte de data entry. En el yacimiento donde yo trabajo tenemos cinco tipos de servicio. En mi equipo estamos encargados de que todo el trabajo que los petroleros hacen dentro del campo, cada cosa, ellos nos tienen que informar a nosotras y tenemos que hacer como una bajada en un parte diario. Toda esa parte pasa a certificación, después a facturación y demás. Tenemos un trabajo articulado entre cuadrillas, después supervisores y después líderes de servicio. Trabajamos junto a todos ellos para lograr que cuando cierre la certificación sea favorable. Eso pasa entre el 15 y el 21 de cada mes, que son días en los que corremos muchísimo para cerrar perfectamente.

- Esos trabajos suelen tener régimenes de horarios distintos y hasta duermen en el lugar. ¿Cómo es en tu caso?
- Hay de todo tipo, depende en qué parte están. Por lo general mi trabajo y varias cuadrillas y supervisores trabajamos de 8 a 17.30 horas de lunes a viernes y a eso se le suman las horas de viaje antes y después.

- También suelen ser de alto riesgo. ¿Es tan así?
- En mi caso no, más allá de que se trabaja dentro del yacimiento y hay un montón de circunstancias que podrían pasar. Mi trabajo es bastante llevadero. Lo hago dentro de un trailer que es una oficina, donde trabajamos cuatro mujeres. Somos las únicas cuatro dentro de lo que es el yacimiento. Son unas quinientas y algo de personas y nosotras somos las únicas cuatro. Es todo un avance, porque antes estaba todo medio complicado el tema de que las mujeres puedan entrar y ahora hay una apertura importante con respecto a eso. Justamente, hace dos semanas rendí el curso de manejo defensivo y dentro de mi empresa soy la primer mujer en aprobarlo, así que próximamente voy a estar haciendo las horas de viaje atrás del volante. Va a ser todo un desafío, más que nada por las horas de sueño que uno necesita. Pero es un voto que te da la empresa para que crezcas, más que nada en lo económico. Dentro del petróleo, cada cosita que vos hagas te impacta directamente en el sueldo.

- ¿Cómo conseguiste el trabajo?
- Yo había aplicado a otro puesto a fines el año pasado donde tuve un par de entrevistas, pero ese puesto nunca terminó de desarrollarse. Un día me llamaron para preguntarme si estaba interesada en este puesto de ahora y le dije que sí. Fue muy inesperado. Acá cuando te dicen la palabra yacimiento ya sabés que tenés horas de viaje, que hace frío, que estás en la mitad de la nada, que las condiciones son muy distintas a trabajar dentro de la ciudad... En todo aspecto. Más allá de que está muy bien preparado, no deja de ser el campo y que, literalmente, no haya nada.

Mayra y un compañero, en el yacimiento petrolero Valle Hermoso en la Patagonia.

- Siempre dicen que la industria petrolerera tiene fecha de caducación. Sin embargo, aún queda petrólero para muchos años. ¿Cómo analizás esto?
- No creo que exista eso. En Chubut tenemos muchísimo petróleo, está muy lejos de tener fecha de caducación, tenemos operadoras muy grandes en yacimintos de Comodoro Rivadavia. Queda (petróleo) para los nietos de mis nietos, con lo que respecta a la parte de tierra, lo que es campo. Seguramente, cuando terminen de hacer todo eso pasen a la parte del mar. Es algo que está en stand by. Se están haciendo exploraciones pero es más a futuro. La realidad es que hay muchísimo petroleo, mucho trabajo. El suelo es muy rico en ese sentido, más allá de que tiene un impacto ambiental importante.

- ¿Cómo analizás las tecnologías en ese sentido?
- Mi tesis fue sobre eso: que todo es Big Data, Inteligencia Artificial y demás. Dentro de nuestra empresa, hace muy poco se implementaron unas tablets. Cada cuadrilla, que son equipos de trabajo que salen al campo a hacer distintas tareas, se le da una tablet. Dentro de esa, ellos cargan todo lo que hacen al día. Eso antes lo hacían una vez que llegaban en papel. Se agilizó el trabajo y se optimizó de una manera mejor haciéndolo de la tablets, porque el margen de error baja muchísimo. Y a nosotros, por lo general, nos llega todo perfecto. No debe haber muchos errores que tengamos que corregir con respecto a lo que es el trabajo. En este caso, la IA ayuda bastante, sumado a un montón de situaciones. El trabajo de campo en sí antes era muy precario y el trabajador sufría muchísimo. Ahora están tratando de dar mejores condiciones y esas pequeñas cositas ayudan mucho, más allá de que dentro del rubro petrolero todo lo que es tecnología está súper implementado.