Día de la arquitecta y del arquitecto en la Argentina

Por la Dra. Arq. Vicenta Quallito. Directora de la carrera de Arquitectura de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Abierta Interamericana. Sede Buenos Aires.

Hace ya unos cuantos años atrás, en 1996, durante el Congreso Internacional de Arquitectura realizado en Barcelona, la UIA (Unión Internacional de Arquitectos) trasladó la fecha original del 1 de julio al primer lunes de octubre cuando se celebra el Día del Hábitat. No obstante, FADEA (Federación Argentina Entidades de Arquitectos), debido a que ya estaba instalado el 1 de julio en nuestro país, decidió mantenerlo como el Día de la Arquitecta y del Arquitecto en Argentina.

El COVID ha puesto a la Arquitectura a replantearse su rol y aportes frente a los diversos problemas del hábitat emergentes de esta pandemia. Y por ende nos lleva a replantearnos qué y cómo enseñar nuestra disciplina. Poniendo en crisis temas como la densidad y las centralidades, los códigos de la ciudad, las medidas y superficies mínimas, la movilidad y el transporte, la salud y la arquitectura, los espacios públicos, los espacios comunitarios, los educativos, co-living, co-working, entre otros. Debates que generaron, además de otros temas, el repensar qué programas arquitectónicos enseñar y cómo enseñarlos.

Respecto del qué enseñar, las cifras alarmantes(**) nos piden a gritos repensar nuestra disciplina desde mucho antes de la pandemia. El 55% de la población mundial vive en ciudades y se espera que para el 2050 esta cifra ascienda al 80%. Ocupan solo el 3% de la tierra, pero representan del 60% al 80% del consumo de energía y al menos el 70% de las emisiones de carbono. El 50% del calentamiento global se debe al uso de los combustibles para la calefacción, la iluminación y ventilación de los edificios y el 25% a causa del transporte. Estos porcentajes indicarían que, las zonas urbanas son el principal responsable de los problemas medioambientales que afectan al planeta con una fuerte interacción entre las cuestiones ambientales, el urbanismo y el proyecto, construcción y vida útil de los edificios.

La definición más elemental de Arquitectura sobre la cual se han basado, podría decirse que casi todos los planes de estudio de arquitectura, es la que escribiera en su tratado de Arquitectura el antiguo arquitecto romano Marco Vitruvio 25 años A.C. quien definió que la arquitectura debe proporcionar utilidad, solidez y belleza. Hoy esta tríada sigue presente, se enseña y se evalúa que el producto arquitectónico resultante “funcione”, se “sostenga” y sea “bello” o emocione. ¿Es esto suficiente hoy? Obviamente entiendo que no.

Este derrame mundial”, hoy del COVID 19 y mañana de cualquier otro virus, aceleró la necesidad que estos requisitos primarios que definen a la arquitectura sean atravesados por estrategias y criterios de sustentabilidad (sociocultural, económica y ambiental), ampliando la escala de la arquitectura a la ciudad y al territorio.

Esto es, enseñar y aprender a proyectar con el ambiente, a proyectar mitigando, es generar arquitectos con verdadero compromiso socioambiental, con actitudes y criterios sustentables desde la primera concepción y acercamiento al proyecto, es entender el problema con mirada holística y sistémica, reconocer el y los conflictos y potencialidades del lugar, entender el sitio y las personas, es entender desde esta visión para generar las respuestas y soluciones más adecuadas, y es entender, además, que el arquitecto solo ya no puede dar respuestas a estas complejidades, que debe aprender a trabajar en equipos inter y transdisciplinarios.

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