Una de las alumnas más longevas de la UAI busca cumplir un sueño

Carmen García es jubilada y tiene 71 años. Cursa dos materias de la carrera de abogacía y va por más. “No sé si voy a llegar a recibirme y estar lúcida para ejercer. Pero si se pudiera, ¿por qué no?”, aseguró.

El próximo 16 de julio cumplirá 72 años, pero a Carmen Beatriz García no le impide ser una flamante universitaria. Con su título secundario obtenido en 2018 en la escuela CENS 455 de Morón, la mujer se atrevió a ir por más y se anotó en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Abierta Interamericana para cumplir el sueño de ser abogada. “Elegí la UAI porque me gusto el perfil. Me parece que apunta, si bien a los conocimientos primero, también a las reglas de conducta y a ser una buena persona. El conocimiento y el sentimiento van aparejados para mí”, detalló.

Se recibió del colegio secundario con el título “Bachiller en Ciencias Sociales con orientación en Gestión de Políticas Públicas” y promedió excelentes notas que incluyen nueve materias con el puntaje máximo de 10, sobre un total de 30. En el resto de las notas no bajó de 7 puntos. Ahora, la Universidad le otorgó una beca del 30% sobre el total de la cuota para que pueda cursar dos materias en la sede de Castelar.

Por problemas económicos en su familia, cuando era joven debió dejar su escuela tras cursar primero y segundo año. “Mi mamá no quería que deje pero tuvo que aceptarlo. Empecé a trabajar en el calzado pero no seguí. Fui a otros trabajos, pero yo no me conformaba”, confesó quien en 1965 conoció a su marido. Junto a él llevan 49 años de casados y tuvieron cuatro hijos. “En el 73’ nació el primero y después me dediqué a ellos enteramente. Esa es la realidad”, explicó sobre por qué no pudo terminar antes la secundaria.

Ahora es jubilada y trabaja dos días a la semana ayudando en la casa a dos jóvenes a quienes cuidó y acompañó en su crianza cuando eran unas niñas. Este cuatrimestre se convirtió en una de las alumnas más longevas de la institución, lo que le sienta bien.

¿Cómo fue volver a estudiar después de tanto tiempo?

Muy bueno, estuve feliz de hacerlo. Por suerte, en la escuela no tuvieron un trato especial ni yo lo quería. Pero eso no me pasó. Me daba más responsabilidad para que no tomen mi edad y me hagan pasar sin estudiar, como para que no piensen ’ya está grande, vamos a ponerle tal nota’. Cumplía con todo. Fue una buena oportunidad para mí y traté de hacer lo mejor posible.

La universidad tiene una exigencia superior. ¿Cómo se decidió?

Tengo una hija abogada de 37 años. Siempre les digo que ya estoy vieja para estudiar, pero un día uno de mis yernos me preguntó qué me hubiese gustado ser y le dije abogada. Y me contestó: ‘¿Por qué no lo hacés? El tiempo pasa igual’. Había una ternura en su mirada y en su voz que fue la gota que me hizo decidir.

¿Por qué abogacía?

Mi gusto siempre fue ser abogada. Siempre dije que cuando termine Perito Mercantil, que había empezado en 1962, iba a ser abogada porque me gustan las normas, las leyes. Que haya con qué defenderse. Siempre pensé en mi vida en las normas. Ahora las hay, pero si se cumplen o no es otra cosa. En estos días no está pasando eso, pero sería lo ideal.

¿Piensa poder ejercer en algún momento?

Te soy sincera, voy a cumplir 72 años en julio y no sé si voy a llegar a recibirme y estar bien lúcida para ejercer. Pero si se pudiera, sí. ¿Por qué no?

¿Cómo le resulta estudiar junto a tantos jóvenes?

Me gusta mucho estar con ellos. Hablo con las chicas como si fuese una más. Tengo una compañerita de 18 y otra de 26. Con todos me llevo bien. Las chicas que cuidé y que ahora las ayudo tienen 21 y 24 años, así que estoy empapada de juventud. Me encanta, me siento bien. Siempre hago alusión a mi edad para que se rían, pero no me hace mal ser grande y estar entre la gente joven, al contrario.

¿Usa Redes Sociales?

No, no tengo. Tampoco juego en la computadora. Ahora mi hija me dice que tengo que estar más conectada porque voy a tener que estar más empapada del tema. Me van a mandar mails, tengo que aprender a abrir el correo y no estoy acostumbrada a eso. Aunque sea necesito aprender lo más básico.

Dicen que aprender cosas nuevas mantiene al cerebro activo…

Eso es cierto. Estoy con muchas cosas para hacer y muy entusiasmada. El otro día, por ejemplo, andaba con dolores de rodilla con la artrosis pero no falté a la facultad. Me llevó mi marido o me llevará mi hijo, pero no me gusta faltar. Estoy en la Universidad y lo disfruto.