Nota de opinión de la la Dra. Vanina Schmidt sobre el tabaco y la cuarentena

Nota de opinión de la Dra. Vanina Schmidt (Investigadora Independiente del CONICET, Profesora titular regular de la Universidad Abierta Interamericana, y Profesora Adjunta regular UBA).

El tabaquismo en tiempos de pandemia.

Existe desde hace siglos una pandemia silenciosa que sigue operando, incluso con más fuerza, en el actual contexto de emergencia sanitaria producto del COVID-19: se la denomina tabaquismo. Según un informe del 2020 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el tabaquismo es responsable de más de ocho millones de muertes cada año en el mundo. Es la causa que más influye en la morbilidad y mortalidad por enfermedades crónicas no transmisibles, en tanto es un importante factor de riesgo de afecciones respiratorias, cardiovasculares, cáncer y diabetes.

El 29 de abril de este año, la OMS reunió a un grupo de expertos en salud pública quienes, tras revisar los estudios que se están desarrollando a nivel mundial, concluyeron que los fumadores tienen más probabilidades de desarrollar síntomas graves en caso de padecer COVID-19 comparados con los no fumadores.

Por otra parte, las investigaciones nacionales e internacionales que se están realizando para conocer el impacto psicológico de la pandemia, concluyen de manera unívoca que la población está sufriendo, en estos momentos, un aumento de estados emocionales negativos asociados al estrés (ansiedad, ira, angustia, malestar, miedo, etc.).

Una de las formas de afrontar estos estados displacenteros es mediante estrategias evitativas que incluyen la ingesta de sustancias psicoactivas, entre las que se destacan por su prevalencia el tabaco y el alcohol. Por supuesto, son formas poco adaptativas de afrontar el estrés.

Incluso, hay estudios que muestran que fumar aumenta la tensión y la ansiedad, por lo que claramente no son maneras efectivas de resolver estos estados emocionales ni los problemas que los originan. En un momento en el que luchamos por mantenernos sanos, paradójicamente, respondemos con sustancias que afectan negativamente nuestra salud. Y este comportamiento no puede ser explicado por falta de información. Muchos individuos advierten que no pueden dejar de fumar aun sabiendo de los riesgos aumentados a los que se exponen actualmente. Y muchos refieren estar fumando incluso más a causa del “encierro”, al no tener mucho para hacer o, por el contrario, al encontrarse desbordados de actividades.

Pero no son pocos los sujetos que están reconsiderando sus prácticas de autocuidado, que han caído en la cuenta de lo que pueden perder, lo que está en juego: la salud, la propia vida o la de seres queridos. Y, por lo tanto, están reconsiderando la relación con la sustancia y se han propuesto dejar de fumar o bajar la cantidad de cigarrillos diarios. Por lo que, bajo ciertas circunstancias, esta situación que amenaza la salud puede ser una oportunidad para optar por una vida más saludable.

Durante años, se han investigado las formas más positivas de afrontar el estrés y las situaciones adversas. Se las suele agrupar en cuatro categorías que podemos revisar considerando el actual contexto de pandemia:

  • Relaciones interpersonales positivas: Más de un siglo de investigación sobre el tema ha permitido concluir que este es un gran recurso que permite mitigar los efectos del estrés y promover el bienestar de las personas. Sentir que contamos con personas que nos valoran y nos quieren, que podemos compartir con ellos nuestros sentimientos e inquietudes y pedirles ayuda cuando tenemos problemas es un recurso básico fundamental. En estos momentos, es prioritario mantenerse en contacto de manera virtual con nuestra red de soporte social. Además, mantenernos unidos como colectivo social y promover el valor de la cooperación, en lugar de optar por la estigmatización, el prejuicio y el individualismo, puede ser clave.

 

  • Recreación: La realización de actividades que encontramos relajantes y agradables es otro importante recurso de afrontamiento. Es necesario conectarnos con las cosas que más nos gustan adaptándolas a las posibilidades actuales, con el fin de generar espacios de disfrute que promuevan emociones positivas. La alegría, el optimismo, el interés, la serenidad son poderosos bálsamos para el estrés. Conjuntamente con la posibilidad de encontrar un sentido a las experiencias de la vida han sido asociadas a una mejor salud mental, bienestar subjetivo y felicidad.

 

  • Afrontamiento racional/cognitivo: Este grupo de estrategias se refiere a la capacidad de establecer prioridades y llevarlas adelante. En estos momentos de interrupción de nuestras tareas habituales, es necesario establecer un plan de actividades y prioridades, si bien es importante reexaminar y flexibilizar el mismo para que no sea una fuente adicional de presión. El afrontamiento racional/cognitivo se refiere también a los esfuerzos cognitivos que somos capaces de realizar para lograr modos de interpretación de los hechos que resulten más ventajosos y constructivos, y nos permitan mantenernos serenos aun en situaciones adversas. En este sentido, es importante limitar el consumo de noticias ya que pueden aumentar el estrés y asegurarnos estar consultando fuentes confiables, ya que existen muchas fake news que circulan a diario. Procurar entonces ser realistas, intentar no tener pensamientos catastróficos y concentrarse en lo que podemos hacer aceptando que no tenemos el control de todas las cosas pueden ser buenas estrategias.

 

  • Autocuidado: Se refiere a la importancia de hacer ejercicios físicos, dormir la cantidad de horas necesarias, ser cuidadoso con la dieta, practicar técnicas de relajación y evitar consumir sustancias dañinas (alcohol, tabaco, etc.). En estos momentos en los que nuestra normalidad fue abruptamente afectada, es muy importante establecer nuevas rutinas para preservar el orden y el sentido que otorgamos a nuestras actividades. Otras formas de autocuidado, no tan ligada a lo médico, pueden ser incluidas en esta categoría. La incertidumbre y la amenaza de la pandemia afecta nuestro estado emocional y eso es “lo normal” en estos momentos. Por lo tanto, ser considerado con uno mismo y tolerante con nuestros “altibajos emocionales” puede ser una buena estrategia para atravesar esta circunstancia.


El tabaquismo es una adicción y es difícil luchar contra ella
, pero es claro hoy más que nunca la importancia de lograr mejorar nuestros hábitos de salud y nuestras prácticas de autocuidado y cuidado de todo aquello que forma parte de nuestro contexto (social, ecológico, etc.).

Esta crítica situación que estamos atravesando requiere que pongamos en marcha, en la medida de nuestras posibilidades, nuestros mejores esfuerzos para manejar el estrés y las emociones negativas que genera. Si los síntomas que se experimentan (problemas para dormir, aumento de uso de sustancias, etc.) generan mucho malestar, es recomendable consultar con un profesional. Por contradictorio que parezca, en este escenario que amenaza nuestra salud, es posible encontrar la motivación para una vida más sana.

El abandono del consumo de tabaco tiene beneficios considerables. Existen métodos de eficacia comprobada para luchar contra el tabaquismo, como líneas de atención telefónica gratuitas para ese fin, programas que se basan en mensajes de texto por móvil, tratamientos de sustitución con nicotina, terapias de apoyo grupal e individual. Por contradictorio que parezca, en este escenario que amenaza nuestra salud, es posible encontrar la motivación para una vida más sana