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Doctorado en Educación Superior Universitaria: la experiencia de alumnos del exterior en la semana intensiva

El Doctorado en Educación Superior Universitaria, de titulación conjunta entre la Universidad Abierta Interamericana, la Universidad Austral y la Universidad Nacional de Río Negro, es un éxito que cuenta con alumnos del país y varios extranjeros.

Comenzó con su primera cursada en 2019 y en 2022 arrancó la quinta cohorte. Es un caso único de doctorado interinstitucional, en donde hay doble titulación compartida entre universidades privadas y de gestión estatal. Cada semestre, la carrera posee una semana intensiva presencial y el resto se cursa de manera virtual. Esta se realizó en el mes de julio en Buenos Aires, coincidiendo con el receso escolar en todo el país.

Alumnos extranjeros que vinieron a la ciudad, aprovecharon para conocerla y hacer actividades fuera de la facultad. Hablamos con ellos para que nos cuenten la experiencia.

La Lucía Caballero Vico (46) hace 25 años que da clases en la Universidad de la República de Uruguay y hace 15 que dirige la Licenciatura en Administración de Empresas de la Universidad de la Empresa de Uruguay. Contó que llegó al Doctorado a través de la recomendación de uno de sus docentes, el Dr. Claudio Rama, quién se lo recomendó ampliamente para completar su formación académica.

Lucía Caballero Vico.

"Yo soy Contadora Pública, tengo una Maestría en Administración de Empresas, y soy docente de administración desde hace casi 25 años, pero no tengo ninguna formación en educación. Este doctorado me está permitiendo completar mi formación, para poder desempeñar con más solvencia mi actividad de gestión académica", contó Lucía.

Esta dijo que la semana en Buenos Aires fue "excelente". "Es siempre un placer el clima de camaradería que se genera con los compañeros del curso, y muy constructivo el intercambio en clase con los docentes. Es muy enriquecedor el poder compartir experiencias con profesionales de diversas áreas y de países con realidades muy distintas, que tienen en común el vínculo con la educación superior. Para mí esa semana presencial de cursada tiene un valor muy grande. Con respecto a la cursada virtual no es que sea mejor una modalidad que otra, sino que se complementan muy bien", detalló.

Respecto de si recomendaría el Doctorado, Lucía no dudó: "Sin dudas, es una excelente opción para quienes se dedican a la educación, o para quienes como yo ocupan cargos de gestión en instituciones educativas contando con formación de base en otras áreas", concluyó.

En coincidencia, el chileno José Luis Contreras (53), quien dedicó 30 años a la la educación y es profesor en la Universidad de los Andes, en Santiago, donde además es el Director académico de los Programas de Bachillerato, contó que llegó al Doctorado después de haber hecho una larga investigación de la oferta de programas similares, tanto en Chile como en Latinoamérica.

"En primer lugar, lo elegí porque me pareció muy interesante la unión de tres universidades tan distintas para abordar el desafío. Además, porque no es chileno (para mirar los fenómenos con otra perspectiva), pero está muy cerca (a un par de horas de vuelo). El también Licenciado en Letras por la Pontificia Universidad Católica de Chile y Magister en Fundamentación filosófica, por la Universidad de los Andes, dijo que la experiencia fue "estupenda", sobre todo, considerando que por la pandemia el primer encuentro cara a cara fue en febrero.

José Luis Contreras.

"Más allá de lo académico, sin duda lo mejor fue el 'contacto humano', con compañeros y profesores con quienes solo nos habíamos visto en pantalla. Vernos, conversar distendidamente, almorzar, trabajar en equipos, tomar café, compartir experiencias… en fin… forjar amistades que siguen creciendo, fue lo mejor de la presencialidad", sentenció.

Por último, dijo que del Doctorado rescata "varios aspectos de la experiencia en torno al desarrollo del itinerario formativo previsto". "Cómo nos hemos ido acostumbrando a acceder a fuentes fiables y actualizadas; a 'interrogar' a los autores; a integrar aportes desde distintas disciplinas y perspectivas; a 'producir' textos académicos en gran parte de las asignaturas; a reconocer las principales variables involucradas en los procesos universitarios; a “afinar la pluma” con el estilo y las características propias de artículos o ensayos académicos y un largo etc.", detalló Contreras.

Y concluyó: "En definitiva, creo que hemos ido ordenando y nutriendo nuestra cabeza, en este proceso de transformarnos en voces con ánimo de aportar al quehacer educativo universitario actual y futuro".

Por último, Cecilia Santana, de Ecuador, aseguró que es importante señalar que en su país "la oferta de doctorados es limitada, hasta este año 2022, no existían doctorados en Educación y se acaba de aprobar uno este año". "Quien quiere seguir su formación para alcanzar este grado académico, necesariamente debe hacerlo fuera del país", aseguró sobre su elección de UAI.

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