Internet, palanca de transformación digital y resiliencia

Por Rodrigo de Latorre*

El año 2020 ha marcado un antes y un después en la manera en la cual nuestro día a día se lleva adelante, en todos los ámbitos de la vida. Esta pandemia producto del COVID-19 ha movilizado vertiginosamente la transformación digital al punto tal que muchas de nuestras costumbres han cambiado de forma definitiva y sería difícil volverlas a un estadio anterior, como por ejemplo el trabajo remoto.

Conceptualmente hablando, “transformación digital” es la implementación e integración de las nuevas tecnologías en todas las áreas de una empresa para cambiar su forma de funcionar con el objetivo de optimizar procesos, mejorar competitividad y ofrecer un nuevo valor a sus clientes. Ahora bien, este concepto acuñado principalmente para el ámbito laboral en base a la experiencia vivida durante el año pasado ha sucedido en todos los ámbitos de la vida, donde Internet ha sido una de las piedras angulares para la misma.

El 19 de marzo del 2020 el Presidente de la Nación dispuso, a través del decreto DNU 297/2020, el aislamiento social, preventivo y obligatorio. ¿Qué generó esta medida? Aquellos no esenciales, y en virtud de fortalecer el sistema médico hospitalario, debimos quedarnos en nuestros hogares por varios meses, solo pudiendo salir para cubrir necesidades básicas. Si bien todos recordamos esta parte de la historia, no es menor destacar al acceso a Internet como la herramienta que nos ayudó en este contexto.

¿Qué diferencia encontramos en el uso de Internet entre el 2019 y el 2020? Antes del inicio de la pandemia nuestras actividades sociales, deportivas, educativas y laborales se encontraban por fuera de nuestros hogares. Si bien el acceso a Internet siempre estuvo presente, las relaciones sociales afectivas sucedían presencialmente, el deporte se hacía regularmente en clubes, gimnasios o al aire libre, la educación era presencial en todos sus niveles y las oficinas abiertas, para que todos los empleados puedan acudir a ellas. Durante el año 2020 todo esto se vio modificado repentinamente y más allá del uso obligatorio del barbijo, hubo cambios paradigmáticos que no está demás recordar: las relaciones afectivas presenciales tuvieron que suspenderse por muchas semanas; en reemplazo, aparecieron los “Zoom” entre amigos o familiares, los juegos online (con el famoso “Among us”) y los “After hour” virtuales. Las actividades deportivas estuvieron también prohibidas por muchas semanas, en reemplazo, clubes, gimnasios y profesores, tuvieron que dictar sus clases a través de software.

En el ambiente educativo y en el laboral es donde se dieron los cambios más importantes. Las clases presenciales fueron reemplazadas por las virtuales a lo largo de todo el ciclo 2020, con un regreso reciente bajo una modalidad híbrida. ¿Cuál fue el gran desafío de toda institución educativa, sea de índole pública o privada? Garantizar que el alumno aprenda, en todos los niveles. ¿Cuáles fueron los grandes desafíos que todas las instituciones necesitaron resolver en poco tiempo y así garantizar las clases? Muchos, que herramientas de comunicación y gestión de clases utilizar, digitalizar contenido, capacitar al personal docente y al alumno. Afortunadamente para ese entonces, muchas herramientas ya se encontraban a disposición, por lo tanto fue por el gran esfuerzo de coordinación y preparación de toda la comunidad educativa que, efectivamente, las clases virtuales sucedieron.

En el ámbito laboral más que nada en mi rubro, consultoría de software, el gran desafío fue preguntarnos: ¿Podemos trabajar todos remotos, ser eficientes, efectivos y mantener al cliente contento? La respuesta fue si, lo fuimos y lo seguiremos siendo. Internet nos ha brindado de todos los elementos para que esto suceda, y que siga sucediendo.

Transcurrido el aislamiento nos encontramos en el año del distanciamiento social con la obligación de seguir cuidándonos, ya que el peligroso COVID-19 continúa acechando. ¿Qué aprendimos durante este período que podemos aplicar durante el 2021 y la posteridad? Internet, fuente inagotable de posibilidades, nos aportó del canal de comunicación para hacer posible lo imposible. ¿Quién hubiese pensado que, un año después, se plantee el modelo híbrido, presencial-virtual, en niveles universitarios?, ¿quién hubiese pensado que empresas tradicionales como Facebook eximan a sus empleados de concurrir a sus oficinas por siempre o qué fuese tan divertido estar conectados con amigos desde un celular un viernes a la noche? La lista de ejemplos es extensa. Solo resta pensar en que sucederá una vez finalizada la pandemia, ¿qué nos deparará el futuro para ese entonces?, difícil de saber, pero de lo que si estoy seguro, es que estaremos capacitados para afrontar cualquier desafío al que el futuro nos enfrente.

*Consultor de software. Graduado de Ing. en Sistemas Informáticos – UAI Sede Rosario