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“El mayor desafío de la postpandemia es reconstruir el sistema educativo”

La crisis sanitaria desencadenada por la pandemia del COVID-19 ha golpeado a la totalidad de la sociedad contemporánea interpelando seriamente al conjunto de la dirigencia mundial.

En nuestro país, en particular, sus connotaciones han cruzado en forma trasversal al conjunto de la comunidad con emergentes de alarmantes connotaciones en todos los aspectos: a la propia crisis sanitaria y sus dolorosas consecuencias en términos de la vida y la salud de los argentinos, se suman problemas estructurales tan o más preocupantes como la escalada de pobreza, el creciente desempleo, el debilitamiento del sistema productivo y numerosos emergentes sociales que preocupan de sobremanera a distintos referentes del quehacer nacional, pensando ya en el “anhelado día después”.

No es menor en este contexto el desafío que representa la necesidad de reconstruir el sistema educativo, singularmente afectado durante todo este periodo.

El Dr. Edgardo Néstor De Vincenzi, Rector Emérito y fundador de la Universidad Abierta Interamericana, uno de los especialistas en educación más reconocidos en nuestro país y a nivel internacional tiene una postura clara al respecto: “El mayor desafío de la postpandemia es reconstruir el sistema educativo, por el impacto que el mismo tiene sobre el conjunto del desarrollo de la sociedad. La escuela ha perdido su protagonismo como mecanismo de socialización, contención y mecanismo prioritario para el progreso y la promoción del individuo”.

En el marco del profundo debate sobre esta problemática que involucra a numerosos actores sociales en estos momentos, la mirada del especialista es especialmente significativa y contundente al respecto: “Siempre hemos sostenido la idea de que la educación es el medio natural para que el ser humano alcance su plenitud y esto no es solamente una postura doctrinaria: la ciencia y la evidencia nos avala. A partir de la educación se produce el ascenso social de las personas y a partir de ellas se genera el desarrollo social, cultural y productivo de una Nación”, sostiene el Dr. De Vincenzi, quien por su incansable labor como educador ha sido varias veces distinguido por la UNESCO y otros organismos multilaterales.

Poder edificar un sistema educativo de calidad e inclusivo en todos los niveles, convertir a la escuela en un actor protagónico en la transformación de la sociedad y apostar a partir de ella a un proceso de desarrollo científico y tecnológico acorde a las necesidades del mundo contemporáneo, máxime a partir de la coyuntura que nos agobia y exige dar respuestas eficaces a las principales problemáticas que mantienen inhibidas las inmensas potencialidades de nuestro país.

Con un tono reflexivo y caracterizado por una mirada que no escatima profundidad en el análisis, De Vincenzi hace extensivo su planteo no solamente a los miembros de la comunidad educativa y sus actores, sino que invoca a un mayor compromiso del conjunto de la clase dirigente para asumir el desafío: “necesitamos que el conjunto de la clase dirigente, desde cada ámbito específico de su actuación, se involucre profundamente en un cambio de actitud y proceder: confiar en la ciencia como motor del desarrollo nacional implica que todos debemos recorrer un camino de calificación para el ejercicio pertinente de nuestros roles, desarrollando políticas estructurales que se reflejen en la acción de aquellos verdaderamente preparados para honrar el rol que ocupan”.

Sin dudas, una postura incuestionable que debe movilizarnos en lo más profundo de nuestras conciencias y devenir en una práctica virtuosa que permita superar los desafíos del presente y avanzar en el sueño de una Nación pujante que concibieron nuestros próceres.