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El Círculo Universitario de Ajedrez cerró su segundo año con un torneo interno
El Círculo Universitario de Ajedrez de la Universidad Abierta interamericana, a cargo del Lic. Maximiliano Preuss, cerró su segundo año en 2024 con un torneo conformado por 22 participantes. Como en su primer año, las clases fueron para toda la comunidad UAI, totalmente gratuitas y presenciales en CABA, para estudiantes de nivel principiante e intermedio.
Se dictaron por dos meses (marzo y abril) en la Av. de Mayo 776 4°, entre Piedras y Chacabuco, y luego de un breve receso por mudanza obligatoria, en julio fue en una sala de Suipacha 280, a pocos metros del Obelisco. Fueron los días sábados de 14 a 16 horas para principiantes, y de 16.30 a 19 horas en intermedios. Los jugadores de ambos niveles se pudieron cruzar muchas veces y comenzaron a conocerse e intercambiar experiencias.
Los miércoles, el grupo realizó juego libre, donde además de jugar se analizaban las partidas al concluir. "La mejor forma de aprender ajedrez, para mí es, por un lado estudiando las bases estratégicas y tácticas del juego (lo cual hacíamos los sábados, adaptado al nivel de cada grupo), y repasando las propias partidas. De esta forma se puede ver qué da resultado (para poder repetirlo en futuras partidas), y cuáles son los errores cometidos (para subsanarlos a futuro y aprender de ellos). El juego libre claramente se abocaba a este último fin", destacó el Lic. Preuss.
"De chiquito siempre me inculcaron en mi familia el lema 'hacer de la necesidad una virtud' y con el tiempo también fui aprendiendo que en las transiciones, en las crisis, en los cambios, se siembra la semilla de las nuevas oportunidades y, bajo esta óptica, es que encaré la situación durante el cierre temporal suscitado por el cambio de edificio. Lo que podría haber sido una amenaza que produjera la desintegración del taller y la merma de la concurrencia tras la reapertura (por cierto de fecha incierta en ese entonces), fue en realidad una oportunidad que me permitió introducir una nueva variable: la posibilidad de aprovechar los sábados para empezar a ir a jugar torneos con los alumnos interesados, y también realizar encuentros sociales de charlas y ajedrez que fortalezcan al grupo y el sentimiento de pertenencia. Y así fue: en ese mes y medio de receso aprovechamos para jugar y competir contra jugadores de otras instituciones, organizar encuentros privados para juntarnos a estudiar, disputar partidas amistosas, etc. Es decir, lejos de quebrantarse el grupo, se fortaleció ante la adversidad", destacó.
Según dijo, al regreso, cuando se restituyó la actividad, "pudimos culminar las clases pendientes y, en el mismo afán integrador que motivó las actividades de los meses previos, se organizó un torneo en el que participaron tanto principiantes como intermedios quienes disputaron partidas con sistema Round Robin (todos contra todos) a un ritmo de 45 minutos más 10 segundos de incremento por jugada, lo cual les permitía pensar el tiempo suficiente y poder registrar las partidas en planillas para poder analizarlas luego entre ronda y ronda".
"Asimismo, me encargué de pasar cada partida a Lichess, una plataforma virtual de ajedrez mundialmente conocida, con lo cual cada jugador podía ver, estudiar y analizar las partidas propias y de los demás participantes con solo usar su celular y entrar al enlace de Lichess", siguió. El torneo se jugó a sala llena con un récord de 22 participantes inscriptos, en el cual se integraron jugadores de diferentes niveles del vigente año y otros que habían estado el año anterior, con lo cual el grupo se agrandó y terminó de consolidar.
"Al finalizar el torneo, se repartieron premios para todos los participantes y el campeón disputó un match a 4 partidas con el campeón del año anterior para coronar al campeón absoluto de ajedrez Uai. Este torneo (también disputado el año anterior) ya comienza a tener el sello de la casa y se está convirtiendo en un clásico que motiva y consolida la formación ajedrecística de los participantes y, sobre todo, estrecha lazos y consolida la identidad de un grupo de ajedrecistas, muchos de los cuales ya se convirtieron en amigos", detalló Maximiliano.
Este año se amplió el número de participantes, con las nuevas incorporaciones que se integraron a un grupo ya consolidado del año anterior. "Se produjeron nuevos y ricos intercambios sociales, que trajeron la posibilidad de dar a conocer otras instituciones de ajedrez, donde compiten jugadores profesionales, y comenzar a ser partícipe de ese mundo. De hecho ya hay alumnos que se inscribieron a torneos para este verano; lo cual era impensado en tan corto tiempo para un proyecto que aún no llega a los dos años de gestación", explicó.
Y siguió. "Si bien se avanzó muchísimo y pudimos salir fortalecidos de la adversidad, aún queda mucho por crecer. La idea para el año próximo sería formar un tercer grupo (además del de principiantes e intermedios) para jugadores avanzados o de alto rendimiento (jugadores por ejemplo que ya estuvieron en la categoría de intermedios en los años anteriores). Este grupo podría representar a UAI en certámenes universitarios contra otras instituciones, portando la identidad de la casa. A tal fin, tener remeras propias con el logotipo del Círculo de Ajedrez, creo que contribuiría muchísimo a fortalecer el sentimiento de unidad y pertenencia. Asimismo, la idea es incorporar más principiantes, un semillero que refuerce las bases y siga permitiendo el crecimiento sostenido del grupo".
Por último, concluyó que "ya está apalabrado con el presidente de Torre Blanca (uno de los clubes de ajedrez más prestigiosos de Argentina, de donde surgieron figuras como Faustino Oro, Alan Pichot e Ilan Schnaider, entre otros), la posibilidad de realizar un match amistoso entre UAI y dicha institución, emparejado entre sí a jugadores de fuerza similar".
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La experiencia en la voz de los alumnos
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Alejandro Toscano
Juego al ajedrez desde los ocho años aproximadamente, y poder jugar en la casa de estudios donde me egresé (es graduado UAI en Relaciones Públicas), fue una experiencia muy linda. Yo comencé en el primer ciclo y ese primer año tuve la gracia de haber salido campeón del torneo, por lo que fue una doble gratificación para mí. Este último año se sumó mucha más gente al torneo, nuevos alumnos y se formó un grupo muy humano y muy cálido.
El profe Maximiliano estuvo siempre guiándonos en las partidas, dándonos ideas de cómo mejorar nuestro estilo de juego. Yo he tomado muchas ideas nuevas y conceptos. Juego desde toda mi vida y aprendí cosas nuevas. Este año no se me dio, quedé segundo en el torneo pero así y todo fue muy gratificante. Hemos formado un gran vínculo con los demás compañeros. Lo lindo es que había personas que hace pocos meses habían comenzado a jugar al ajedrez, otros que ya tenían un poquito más de tiempo y otros veteranos como yo. Poder unirnos y encontrarnos en un mismo espacio, un mismo lugar y competir, es muy bueno. Siempre comentamos la partida y eso es muy lindo también.
Analía Kirkiasarian
Yo empecé en abril las clases. No sabía absolutamente nada, de hecho, en el primer día Maxi (Preuss) me preguntó si sabía mover las piezas y no: no sabía nada. Arranqué de cero y fue increíble todo lo que aprendí. Incluso terminé en diciembre jugando un torneo con mis compañeros, que muchos ya sabían jugar hace años. Me encantó. No solo me gustó muchísimo aprender a jugar, sino que me apasioné.
Lo lindo que te genera, en ese grupo, es que hay un cariño por el ajedrez que se transmite. No solamente es ir y aprender movimientos nuevos, sino que que se generó muy buena energía en el grupo. Voy a contar una experiencia que me pareció maravillosa, más allá de aprender el ajedrez. En el torneo, que yo no me sentía capacitada para jugar, Maxi me alentó y me dijo que me iba a servir muchísimo jugar partidas con gente que sabe mucho. Confié plenamente y resulta que en cada partida, cada uno de mis compañeros con los que jugué se dedicó a reproducir la partida de nuevo y explicarme qué había hecho bien y qué mal, y cómo podría haber mejorado. Ahí es donde empecé a conocer mucho más a mis compañeros y donde más aprendí a jugar.
Una cosa es verlo en la teoría, en pizarrón o tablero, pero otra es estar frente a frente con un adversario que, encima, después te explica qué pasó en la partida. Eso me emocionó. La experiencia me dejó muy contenta y quiero seguir el año que viene. Del profesor se nota que tiene muchísimo conocimiento y es lindo de su parte que quiere que todos mejoremos. Comparte todo lo que sabe y es una guía que vale la pena.
Alexander Ciro Arzeno
Comencé ajedrez en la facultad en el año 2023, cuando solo sabía como se movían las piezas y las "reglas básicas", como el enroque o peón al paso. No jugaba bien, pero me gustaba la idea de aprender, así que me sume a las clases y comencé. A lo largo del primer ciclo revisábamos las partidas, con lo que fui aprendiendo de mis errores. En el 2024 pude ir, por suerte, a todas las clases de los sábados, tanto en principiantes como en intermedios.
Empecé a jugar cada vez mejor, a ver tácticas, estrategias, aperturas y muchos finales. La verdad es que no solo era ir un sábado a una clase, sino que era compartir un tiempo en el cual el grupo se divertía, reía, aprendía y compartía. Encontré una familia en Ajedrez UAI, y estoy muy contento de poder compartirla dentro y fuera de la facultad. En lo personal, me ayudo muchísimo en mi nivel ajedrecista y emocional. Hoy en día, en Navidad me compre un libro de ajedrez para no perder ritmo y continuar mejorando en el verano, y con algunos compañeros intentamos ir a torneos y divertirnos un rato.
Estoy muy feliz de haber encontrado este espacio e ir creciendo en muchos aspectos, y espero poder seguir mejorando mi nivel para este año, o el que sigue poder representar a la facultad junto a los amigos que hice a lo largo del camino, para poder enorgullecer al mejor profesor que tuve en mi vida y que nos podría haber tocado. Voy a estar eternamente agradecido con Maximiliano por todo lo que hizo y hace por el Círculo de ajedrez y todos sus integrantes.