La felicidad como camino de vida
Este mes la reflexión es sobre la felicidad, para que aprendamos a entenderla como un camino antes que como un punto de llegada.
Hace ya algún tiempo el Papa Francisco en una homilía que brindó a los jóvenes, sostuvo: “Si de verdad dejáis emerger las aspiraciones más profundas de vuestro corazón, os daréis cuenta de que en vosotros hay un deseo inextinguible de felicidad, y esto os permitirá desenmascarar y rechazar tantas ofertas “a bajo precio” que encontráis a vuestro alrededor. Cuando buscamos el éxito, el placer, el poseer en modo egoísta y los convertimos en ídolos, podemos experimentar también momentos de embriaguez, un falso sentimiento de satisfacción, pero al final nos hacemos esclavos, nunca estamos satisfechos, y sentimos la necesidad de buscar cada vez más”.
Y esto lo sostiene también el Dr. De Vincenzi, en su libro “Educar para la felicidad” cuando dice: “La felicidad con la que nos tienta la “modernidad líquida”, resulta insatisfactoria por efímera y endeble”, más adelante recalcará que: “La felicidad es una construcción individual y colectiva, un proceso que conlleva la vida entera y que se concreta en la misma medida en que se resuelven satisfactoriamente los desafíos que elegimos asumir en lo privado y en lo público”.
No debemos perder nunca de vista que la felicidad no está en la “llegada” sino en el camino que la vida nos presenta, y depende únicamente de nosotros alcanzarla. No debemos dejarnos “encandilar” por cosas superfluas.