Francisco en el Paraguay
A seis años de una visita única (julio de 2015) que dio muestras del profundo lazo que une a Bergoglio, con el singular y admirable pueblo paraguayo.
Se cumplen seis años de la visita del papa Francisco a Paraguay, en el marco de su gira latinoamericana, visitando también en esa oportunidad a Ecuador y Bolivia. Fue sin dudas un acontecimiento de altísimo valor no sólo religioso, también fue un evento de gran trascendencia social, cultural, artística e incluso política.
Para esta visita y toda la logística para los lugares donde recalaría el Papa, y más aún en los espacios donde tomaría contacto con el pueblo, colaboraron en el operativo más de 80.000 voluntarios civiles, como así también más de 50.000 efectivos de la Policía Nacional, la Patrulla Caminera y hasta el Ejército Paraguayo. Asimismo, colaboraron en la creación de canciones, retablos, recuerdos, elementos litúrgicos, coros, pinturas, etc., numerosos artistas, y cientos de músicos, cantantes y artesanos. Fue un evento donde confluyeron miles y miles de personas, de todos los sectores y clases sociales, instituciones y organizaciones, donde el arte, la música, la historia y el corazón del Paraguay, mostraron al mundo la pasión y el calor humano que los caracteriza.
Se desarrolló entre los días 10 y 12 de julio del año 2015. Antes de esta visita, un solo pontífice había visitado el país sudamericano, nada menos que Juan Pablo II a fines de los años ochenta, aún en tiempos de la dictadura de Alfredo Stroessner.
Aunque fue la primera visita al Paraguay de Francisco como Papa, antes de su consagración como líder de la Iglesia Católica Bergoglio ya había conocido al país hermano. Es más, los lazos que lo unen a este hermoso lugar del mundo son profundos y sólidos. Debemos recordar que cuando el jesuita se desempeñaba como superior provincial de la Compañía de Jesús, se relacionaba de manera cotidiana con miles de inmigrantes paraguayos que residen en la Argentina, y que por lo general viven en localidades populares y de bajos recursos. Allí Bergoglio conoció al laborioso pueblo paraguayo muy de cerca, a esos miles de hombres y mujeres que, llegados de un país tan rico y hermoso, pero goleado y trágico, buscaron su destino en la Argentina.
En esos contactos pudo interiorizarse de muchas particularidades que lo hacen tan singular al querido pueblo paraguayo, como el respeto por la familia y la amistad, la disposición al trabajo, el sacrificio y, sobre todo, la humildad y la dignidad con que viven aún en los barrios más carenciados de Buenos Aires.
Así también, Bergoglio conoció de cerca el tesón y la entrega con que las mujeres paraguayas llevan adelante sus familias, y hacen frente a todos los problemas que se le presentan a nuestras sociedades, con la energía propia de un ser “heroico”. Es más, Bergoglio propuso en su momento, una de las tantas veces en que se refirió a la mujer paraguaya, que le sea otorgado simbólicamente el Premio Nobel a esa gloriosa mujer, que se puso la patria al hombro y la sacó adelante. El Pontífice remarcó: “Ustedes saben que en toda América la mujer paraguaya es la mujer más gloriosa. Porque esa mujer, la mujer del Paraguay, supo asumir un país derrotado por la injusticia y los intereses internacionales. Y ante esa derrota, llevó adelante la patria, la lengua y la fe. Por eso es doblemente gloriosa esta imagen, por ser la madre de Dios y por ser paraguaya”.
Volviendo a la vista de Francisco, la misma se compuso de tres Jornadas. En la primera, luego de ser recibido por el ex presidente Horacio Cartes junto al nuncio apostólico Eliseo Ariotti, fue saludado por un coro de 200 niños de Luque, junto con otro coro compuesto por niños de las comunidades aché y mbyá. Asimismo, desde allí visitó una cárcel de mujeres, donde fue saludado emotivamente por un coro de detenidas.
Sin dudas el gran evento de la primera jornada fue el discurso dado por el pontífice en el Palacio López, donde no eludió los temas más espinosos y polémicos, como la lucha contra la corrupción y el narcotráfico, y la necesidad de alcanzar un verdadero desarrollo económico que lleve un mejor nivel de vida a los más necesitados.
En el segundo día, hubo dos momentos excluyentes. Por un lado, la visita al Santuario Nacional de la Virgen de Caacupé, espacio absolutamente sagrado de la tierra hermana, Santa Patrona del país, y lugar de peregrinación de numerosos creyentes. En segundo lugar, la otra instancia muy reproducida por la prensa y de gran impacto, fue el discurso que diera en la reunión con representantes de la sociedad civil, en el colegio San José, donde tuvo palabras muy directas nuevamente, sobre los grandes problemas que atraviesa el pueblo.
Como cierre de esa nutrida jornada, visitó la Catedral Metropolitana "Nuestra Señora de la Asunción", y el colegio jesuita Cristo Rey, donde se conserva el corazón de san Roque González de Santacruz, el primer santo (mártir) paraguayo.
Finalmente, la última jornada tuvo la visita a uno de los lugares más desprotegidos socialmente en todo Asunción, la capilla San Juan Bautista del barrio Bañado Norte. De allí, se dirigió al predio de la Fuerza Aérea Paraguaya, frente al parque Ñu Guasu, donde se celebró una misa para más de un millón de personas, en medio de la humedad y el barro, donde asistieron no sólo paraguayos, sino que también creyentes de varios países limítrofes que viajaron especialmente para el evento.
Un capítulo aparte de toda la visita lo merece la genial muestra de creatividad, sensibilidad y destreza de los paraguayos, que quedó plasmada -por dar un ejemplo- en el célebre y ya famoso retablo diseñado por el artista plástico Koki Ruiz, para ser usado en la misa central de Francisco. Dicho retablo, hecho con frutos del campo, recibió el elogio y la admiración de todo el mundo, literalmente. Para representar la admiración mundial por ese arte, fueron bien claras y expresivas las palabras del periodista de la CNN José Levi, quien acompañando la visita papal, dijo sobre todo lo que vio en esas tres jornadas: “Paraguay, el país católico por excelencia. Me quito el sombrero ante Paraguay. Del coco y del maíz hacen un altar, en el barro hacen oración y de la basura hacen música, Paraguay, es increíble este país. Conózcanlo”.
Quienes conocemos algo de la historia y el arte de este país envidiable, no nos hemos sorprendido tanto, porque con los años ya nos hemos acostumbrado a la destreza, la belleza y la pasión de este pueblo privilegiado en humanidad. Pero sí debo decir, que la visita de Francisco, sabiendo todo lo que el Pontífice moviliza, fue una clara oportunidad, como bien sabíamos, para seguir descubriendo los inagotables talentos de una sociedad única, al encontrarse con un hombre que los conoce, los ama, pero sobre todo los admira.
Dr. Fabián Lavallén Ranea
Doctor en Ciencia Política (USAL). Lic. en Historia y Lic. En Relaciones Internacionales
Especialista en Sociología de la Cultura
Director de Ciencia Política y Relaciones Internacionales (UAI – Rosario)