Participación de los pueblos a partir de la educación
En la cátedra Francisco se debatió nuevamente la necesidad de comprender que lo económico siempre es consecuencia de la dimensión educativa. Como lo sostiene el Dr. De Vincenzi en su libro “El hombre como promedio”: “El desarrollo de una personalidad, individual o social, es concomitante y directamente proporcional a su nivel de educación; esto se enfrenta con la idea de quienes suponen que el desarrollo social e individual de referencia pasa por el aspecto económico, cuando la realidad indica lo inverso. Ninguna persona o grupo es subdesarrollado por ser pobre económicamente, sino por su educación”.
Esto nos permite “leer” las palabras del Papa Francisco con otros ojos: “Las heridas que provoca el sistema económico que tiene al centro al Dios dinero han sido criminalmente desatendidas. En la sociedad globalizada, existe un estilo elegante de mirar para otro lado que se practica recurrentemente: bajo el ropaje de lo políticamente correcto o las modas ideológicas, se mira al que sufre sin tocarlo, se lo televisa en directo, incluso se adopta un discurso en apariencia tolerante y repleto de eufemismos, pero no se hace nada sistemático para sanar las heridas sociales ni enfrentar las estructuras que dejan tantos hermanos tirados en el camino”.
Es hora de pensar en la educación como primera y única alternativa de participación genuinamente activa de la sociedad.