Ayudar a sanar
“Decidí estudiar Medicina cuando empecé a plantearme los objetivos personales de mi vida, alrededor de los 17 años (…) de ahí nació mi idea de poder ayudar a las personas a sanar o, al menos, a disminuir el dolor, ser empático en la vida”. El Dr. Matías Fernández Viñas, graduado de la carrera de Medicina de la Sede Rosario, reconoció tempranamente su verdadera “misión” en la vida, ser médico. Profesional en la clínica Juan Pablo II de Ramallo y en la Clínica San Nicolás, posee su propio consultorio de medicina general, además de ejercer la docencia en la UAI y elaborar trabajos científicos sobre células madre, su otra pasión.
Recientemente culminaste un trabajo científico sobre células madre, ¿en qué consta el mismo?
Se basa en la aplicación y el implante de stem cells (células madre) autólogas de médula ósea en pacientes con Insuficiencia Cardíaca Congestiva Clase Funcional IV. En la Clínica San Nicolás decidimos a través de mi padre, el Dr. Roberto Fernández Viña (jefe de Hemodinamia), comenzar a implantar a estos pacientes mediante protocolos, consentimientos informados y tratamientos alternativos de uso compasivo, tras agotarse previamente las estrategias farmacológicas.
Como resumen, se basa en la extracción de células madre del propio paciente, que son aquellas que se forman en la fecundación del óvulo con el espermatozoide, y dan origen a los distintos tejidos y órganos del cuerpo. Éstas, posteriormente, se almacenan principalmente en tres sitios: la médula ósea, el cordón umbilical y la grasa corporal. Nosotros las obtenemos de la cresta ilíaca mediante una punción, las procesamos en un laboratorio y las implanta el Jefe de Hemodinamia, gracias a una técnica que él mismo desarrolló hace años, denominada Técnica Retrógrada, a través del seno coronario. Lo bueno es que son autoimplantes, por lo cual no existe ningún tipo de rechazo inmunológico.
¿Cuáles fueron los resultados?
Los resultados han sido muy alentadores. Comenzamos a notar esos cambios al poco tiempo, ya que a los 30 días post-implante los pacientes no acudían a la guardia o al consultorio por síntomas como disnea de reposo, ortopnea o reiteradas internaciones hospitalarias. Eso era un indicador indirecto que el implante podría estar funcionando, porque jamás modificamos la medicación, y lo corroboramos mediante ecografía cardíaca y ergometría, para poder mostrar una evidencia 6 meses después del implante.
Hasta el día de la fecha, luego de un año de seguimiento, ningún paciente volvió a sufrir reinternaciones y afirman haber mejorado la clase funcional de disnea, que pasó de ser en reposo, a ser una disnea en esfuerzos moderados, lo cual mejora muchísimo la calidad de vida.
-¿Qué repercusiones tuvo en la comunidad científica?
- Las repercusiones han sido muy favorables. Decidí enviar el trabajo a dos sociedades de gran prestigio en América Latina. Una de ellas es SOLCEMA (Sociedad Latinoamericana de Células Madre), y otra es a la Sociedad Interamericana de Cardiología. La verdad, es gratificante saber que el mismo trabajo fue aceptado para ser presentado como conferencia en SOLCEMA, y además fue nominado al premio “Mejor investigador”, en el congreso de la Sociedad Interamericana de Cardiología.
Por otro lado, en Madrid, me han invitado a formar parte de la mesa de Cardiología, para comentar mi experiencia sobre este trabajo en el Congreso de la FEMEL (Fundación Española de Medicina Estética y Longevidad).
¿Cómo ha sido tu recorrido formativo en la UAI?
Tengo el agrado de decir que he tenido una experiencia muy gratificante. Siempre digo que la Universidad me dio los mejores momentos de mi vida estudiantil, porque a pesar de sentir que fue una carrera difícil para mí, por la presión que me autoimponía sin darme cuenta, conocí personas increíbles, principalmente mis compañeros que se convirtieron en reales amigos para toda la vida los cuales, hasta el día de hoy, conservo, y me he llevado los mejores recuerdos de la mayoría de los docentes. Puedo destacar el alto nivel de enseñanza y formación médica, el respeto por parte de todos los docentes y la comprensión de cualquier cuestión extrauniversitaria como seres humanos. Recuerdo que en el cuarto año de la carrera tuve que someterme a una operación urgente de laringe por presencia de nódulos que me provocaron afonía. Como debía rendir un final para avanzar en la carrera, el profesor supo encontrar la estrategia correcta para que pueda dar el examen, a pesar de mi dificultad para hablar que me llevaba el post operatorio. Estoy seguro que excepciones así no pasan en cualquier lado, y eso me dio a entender que la parte humana siempre está en la Universidad.
¿Qué importancia le atribuís a la práctica final (PFO) y al trabajo final de tesis para la formación profesional del graduado?
Considero que la formación profesional de la PFO es más que importante. Es el detalle final que permite entender la carrera completa como corresponde y que ningún conocimiento quede a la deriva u olvidado, sino que se refuerce muchísimo mejor en la práctica médica. Una cuestión es la teoría, y otra cosa es la aplicación práctica. Yo la disfruté muchísimo, y aprendí en pocos meses muchísimas cosas que hoy, como médico, veo constantemente.
El trabajo final de tesis fue una de las cosas más cansadoras y perturbadoras que sentí en la carrera. El trabajo de campo, la recopilación de datos, el ponerse de acuerdo con el tutor, que realmente es quien sabe y guía, el sentarse horas y horas a redactar, a borrar, enviar propuestas, volver a corregir.., etc. Y a la vez de eso preparar el examen final, la PFO, uno a veces quería tener un día que dure 48 hs. Pero doy fe que todo ese proceso, es fundamental en la carrera, porque cuando uno se recibe de médico y se introduce en la investigación científica, ya no con tutores sino con colegas, todo es muchísimo más ágil y motivante.
¿Cuáles son tus principales objetivos profesionales?
Mi principal objetivo profesional es la tarea que tengo todos los días, combatir y luchar por el dolor de mis pacientes. Que salgan del consultorio con una esperanza renovada, con una tranquilidad que llegue al alma sobre lo que vienen a consultar. Aunque sea lo más absurdo que ese dolor o padecimiento, al cerrar la puerta, sea menor al que entraron. Otro objetivo es la investigación y la actividad científica. Me volví fanático de la medicina regenerativa y la terapia celular.