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Enamorarse del oficio y de los colores
Por Iván Puga, Graduado de Periodismo de la Universidad Abierta Interamericana.
Mi primera cobertura periodística fue hace ya tres años y el evento en cuestión fue un partido de fútbol femenino. Aquella mañana, en Ezeiza, comenzó mi cariño por el Club Deportivo UAI Urquiza.
Corría abril de 2017 y la Universidad Abierta Interamericana daba inicio a un nuevo calendario académico. Quien escribe, encaraba su segundo año de estudios de la Licenciatura en Periodismo con energías renovadas y muchas ganas de seguir adquiriendo conocimientos.
Durante esos primeros días de cursada, llegó una propuesta de pasantía desde el Departamento de Prensa y Comunicación del Club Deportivo UAI Urquiza, institución que nació tras una fusión entre el Club Deportivo UAI y el viejo Club Deportivo Social y Cultural Ferrocarril Urquiza.
¿Cómo ocurrió esa fusión? En 2009, Ferrocarril Urquiza vivía una situación difícil tanto deportiva como económicamente: estaba último en la tabla de posiciones de la Primera D, a punto de ser desafiliado de AFA y olvidado en su barrio, Villa Lynch. Las perspectivas a futuro no eran buenas pero, en agosto de ese mismo año, el Club Deportivo UAI -que buscaba expandirse- propuso la fusión para así formar el Club Deportivo UAI Urquiza. A partir de ese momento, la institución no paró de crecer.
La pasantía consistía en aprender a realizar las tareas de Prensa y Comunicación de una institución deportiva. Muy entusiasmado por la oportunidad, acepté la propuesta de inmediato y el jueves -santo- 13 de abril llegó el primer evento deportivo a cubrir: un partido de fútbol femenino entre UAI Urquiza y El Porvenir, por la fecha 13 del Torneo de Primera División.
UAI Urquiza es desde hace años uno de los tres equipos dominantes del fútbol femenino argentino, junto a Boca Juniors y River Plate. Aquella mañana fui consciente de ello enseguida: en el predio “Rancho Taxco” ubicado en Ezeiza, las mujeres del Furgón jugaban un fútbol espectacular y convertían un gol atrás de otro. El partido terminó 22 a 0.
La jornada de cobertura empezó desde muy temprano. A las 7:00 AM, el micro de las jugadoras y cuerpo técnico partió desde San Telmo y junto a ellos viajamos nosotros, el equipo de prensa. Dicho equipo estaba constituido por dos personas al mando (Romina Sacher y Nicolás Valado), un camarógrafo (Nicolás Pelfini), un periodista encargado de las entrevistas (Adrián Komerovsky)
y dos nuevos pasantes (Agustina Furnó y quien escribe), que por el momento nos encargaríamos de las redes sociales.
Cerca de las 8:00 el micro estacionó en Rancho Taxco, uno de los predios deportivos que posee UAI Urquiza, y entonces conocí el primero de los tantos lugares de trabajo que me esperarían en los siguientes dos años.
Rancho Taxco es un predio enorme, muy bien cuidado y con canchas para varios deportes. En invierno, pareciera que allí la temperatura desciende unos 5 grados extra. Aquel día se sentía así. El pasto tenía escarcha y no había abrigo, café o mate suficiente para aliviar ese frío matutino. De todas formas, yo estaba más motivado que nunca.
Las jugadoras se cambiaron y al instante comenzaron a hacer su entrada en calor, mientras yo empezaba a familiarizarme con las primeras tareas de prensa. Lo primero que hice fue sacar fotos, llenar planillas, presentarme ante el cuerpo técnico del equipo rival y solicitar su alineación, hacer lo propio con nuestro equipo, entre otras cosas.
Se hicieron las nueve de la mañana y la pelota comenzó a rodar en la última cancha del predio. Nos acomodamos a un costado, al igual que los -muy pocos- familiares que se encontraban acompañando a las jugadoras, y empezamos la cobertura del partido.
Mi tarea, durante este primer encuentro, fue informar el “minuto a minuto” a través de Twitter. Enseguida llegó el primer gol. Luego el segundo. Tres goles, cuatro, cinco… hasta llegar a 22. Era el primer partido de fútbol femenino que veía de forma presencial en mi vida, y de pronto se había transformado en un resultado histórico.
A su vez, ese mismo fin de semana, también me tocó cubrir por primera vez un partido del equipo masculino de UAI Urquiza, que compite en la Primera “B” Metropolitana. Allí conocí el lugar que luego se convertiría prácticamente en mi segunda oficina: el estadio “Monumental de Villa Lynch”. Me fascinó el clima de ascenso que había. Era llegar, ver siempre las mismas caras, que empiecen a conocer tu nombre… al ser la cancha en la que UAI Urquiza jugaba de local, la visité cada fin de semana durante los siguientes dos años.
Día a día sumaba más funciones y cada vez las disfrutaba más. Al poco tiempo, esas tareas se convirtieron en rutina de absolutamente todos los fines de semana. Como equipo de prensa nos encargábamos de cubrir de forma presencial todos los partidos del fútbol de UAI Urquiza, tanto del equipo masculino como femenino.
No tardé en enamorarme del oficio, del estar en el lugar de los hechos, de la adrenalina del minuto a minuto, de la libertad de innovar y probar cosas nuevas constantemente, aprender. De divertirme en las redes y ver cómo se reflejaba eso en las interacciones recibidas.
Tampoco tardé en tomarle cariño a los colores bordó y celeste del Furgón de Villa Lynch. Sí, yo ya tenía a mi equipo de toda la vida, como la mayoría de los argentinos. Pero el estar en contacto día a día con la realidad de UAI Urquiza, su gente, su estadio, sus banderas y seguir sin pausa las campañas, me hizo querer a la institución.
Una vez, alguien mencionó que este era un trabajo de cierta forma “repetitivo”, porque solo es cubrir partidos y hacer las mismas acciones cada semana. Sin embargo, nunca se repite el mismo partido y eso es lo más lindo. En segundo lugar, siempre, en cada entrenamiento, partido o evento cubierto, se aprende algo nuevo. Siempre.
Quise hablar sobre mi primera experiencia cubriendo un evento, y quizás haya habido algunos otros antes, pero aquella mañana de 2017 en Ezeiza empecé un lindo camino de aprendizaje. Hoy, tres años después y ya recibido, veo aquel UAI Urquiza - El Porvenir como el puntapié inicial de una gran cantidad de experiencia adquirida, de esa que no se aprende en las aulas.
Por: Iván Puga.
Foto de portada: Gentileza de Juan Manuel Iglesias.