La UAI es la única institución educativa en brindar la formación de esta profesión en la ciudad

Lic. Guillermo Castelo (MP: 0044) estudió musicoterapia en la Sede Regional de Rosario de la Universidad Abierta Interamericana. Actualmente se destaca en las Residencias Interdisciplinarias en Salud Metal Comunitaria, (RISCM), en la sede de Esquel, en Provincia de Chubut.

Le preguntamos al licenciado sobre la salud mental, cómo es su trabajo en Esquel, el trabajo de los musicoterapeutas durante la pandemia y los principales desafíos que enfrentas en su trabajo diario

¿Por qué elegiste la UAI para estudiar?

Siendo de Villa Constitución, Rosario era la ciudad más cercana y de posibilidades económicas para poder estudiar la carreara de Musicoterapia. La UAI como Universidad era la única institución educativa en brindar la formación de esta profesión en la ciudad y en el alrededor, mi elección quedó determinada por estas condiciones de posibilidad.

¿Qué te llevó a especializarte en Salud Mental, y específicamente en lo comunitario?

La formación en Musicoterapia que tenemos en Rosario está pensada y diseñada desde la Ley Nacional de Salud Mental 26.657. Las clases y la metodología de construcción de pensamiento brindado en mi formación estaba fundamentada desde la Ley, formando profesionales para el pleno ejercicio de este marco normativo. Lo comunitario, como adjetivo del enunciado, deviene de la propia ley. Sin la perspectiva comunitaria no puede haber funcionamiento pleno del marco normativo, además, Rosario tiene una construcción identitaria en la práctica acción participativa en la comunidad y en muchas planificaciones y gestiones institucionales de salud. Un ejemplo son los dispositivos sustitutivos a la lógica manicomial, como el “Centro Cultural Gomecito”, donde desde segundo año tuvimos la posibilidad de habitarlo y construir nuestro pensamiento y perspectiva de trabajo en Musicoterapia.

¿Cuál es tu visión sobre el papel de la comunidad en el cuidado de la salud mental?

Para que haya comunidad tiene que haber una práctica, un “verbo” que permita la enunciación. Sin una práctica que la configure no existiría una comunidad, y para ello, la acción y participación tiene que darse a través de las necesidades y preocupaciones sentidas en el diseño de las políticas públicas en Salud Mental, algo que la Ley también promueve. La comunidad como sujeto histórico y político es fundacional, es la que permite el amparo a los lugares donde la crisis institucional y coyuntural del país no está pudiendo garantizar en materia de derechos. Sin esta posición de la Comunidad como sujeto histórico y político no hay salud mental, sino, todo lo contrario, una maquinaria social que opera sus relaciones en serie, ligado a la atención a un servicio y no al cuidado de un otrx.

¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentas en tu trabajo diario? ¿Qué cosas trajo la pandemia que se quedaron hoy? ¿Cómo fue el trabajo de los profesionales de la salud de tu rubro?

La pandemia como tal es un fenómeno complejo, de muchas dimensiones que en el devenir histórico iremos viendo sus huellas. Hay algo notorio que caracteriza esta época y creo que responde a los efectos del sintagma que caracterizó las políticas de cuidado del sistema sanitario argentino, aquella que responden al “distanciamiento social”. Es necesario aclarar que con este comentario no estoy poniendo en discusión las medidas de cuidado tomadas por la gestión anterior, sino el señalamiento en su enunciado. Creo que el distanciamiento social produjo una subjetividad en donde se profundizó la fragmentación de la red socio afectiva y comunitaria que teníamos, ubicando el cuidado desde un abordaje que centralizó la atención desde el modelo biomédico, dejando en segundo plano todas aquellas prácticas y herramientas que promueven el lazo con el otrx ante un escenario de crisis y emergencia sanitaria a nivel mundial. Ese distanciamiento caracteriza un poco la política actual, donde el sujeto histórico de esta época es el mercado como un ente que regulará todas las necesidades de la población, arrasando con la historia y los proyectos históricos del cuerpo social existentes. El desafío desde mi trabajo es la promoción y cuidado de aquel resto que queda del cuerpo social, la perspectiva comunitaria y la forma colectiva de construir salud. Escuchar y acompañar las necesidades sentidas del área de responsabilidad del CAPS donde actualmente estoy haciendo mi rotación como residente de primer año, en conjunto al equipo interdisciplinario de salud mental comunitaria y con los diferentes recursos profesionales que el CAPS brinda a la comunidad, es uno de los principales desafíos a los que respondo y respondemos como equipo de RISMC.

¿Cómo es la situación actual de Esquel en lo que respecta a la salud mental? ¿Cómo crees que la Residencia en Salud Mental Comunitaria puede impactar positivamente en la atención de la salud mental en Esquel?

Antes de centralizar a Esquel como el territorio situado donde despliego mi trabajo actual, es importante mencionar en un nivel macro las características de la provincia de Chubut. Esta provincia patagónica cuenta con ley provincial de salud mental previa a la nacional, la ley 384 promulgada el 6/01/2009. Como ley provincial tiene algunas diferencias en la elección de conceptos a la ley Nacional, pero el espíritu y el marco de derechos humanos que transversaliza la perspectiva es el mismo. En esta Ley se propone una red asistencial sociosanitaria para los procesos de salud-enfermedad-cuidado y propone a la salud mental como una quinta clínica básica hospitalaria, sumándose a la de pediatría, clínica médica, tonogonecología y cirugía. A nivel micro, Esquel ocupa un lugar central en el sistema sanitario provincial, ya que cuanta con el hospital zonal del área programática cordillerana, abordando las complejidades de la ruralidad dentro de su área de responsabilidad. En relación al servicio de Salud Mental, se proponen diferentes dispositivos externos al hospital general, descentralizando el abordaje dentro de la institucional hospitalaria. La Residencia interdisciplinaria de Salud Mental Comunitaria, como formación de posgrado, por un lado, realiza un impacto en el centro de atención primaria de la salud donde está anclado, brindando una clínica ampliada, (Trabajo social, Terapia Ocupacional, Psicología y Musicoterapia), en términos de recursos disciplinares al CAPS sobre la demanda en salud mental. También, brinda un diagnóstico de investigación acción participativa sobre las necesidades sentidas de la población que pertenece al área de responsabilidad del CAPS en post profundizar los abordajes y propuestas de intervención en acompañamiento aquellas necesidades. Actualmente estamos realizando desde el primer año un trabajo interinstitucional con el Museo Histórico de Esquel, (Institución municipal), la biblioteca popular Tolkeyen, (asociación civil), voluntaries de la ciudad, trabajadores del CAPS y vecines de uno de los barrios del área de responsabilidad del CAPS Ceferino Namuncurá, desplazando la idea de que la salud mental solo es competencia del sistema sanitario, ubicando la perspectiva comunitaria de promover y prevenir la salud desde los diferentes actores sociales que conforman la comunidad.

¿Qué estrategias o enfoques utilizas para involucrar a la comunidad en la promoción de la salud mental?

Las estrategias podrían ser aquellos materiales de mi caja de herramientas para poder configurar una práctica, la cual, como mencionaba anteriormente, sin ella no podría haber comunidad. No se si el objetivo es involucrar a la comunidad, no la doy por realizada. Sería como dar por obvio la existencia de algo. En primera instancia trabajo sobre la sospecha, y en paralelo, con la posibilidad de hacer comunidad. Agregaría que uno como trabajador de la salud es parte de ella, no es ajeno. Esos materiales de mi caja de herramienta son la escucha y la observación, la apertura ante la necesidad situada, característica del propio territorio donde desarrollo mi trabajo, sin intención de homogeneizas y universalizar las necesidades. Desde la musicoterapia, cuento con la posibilidad de indagar sobre otros lenguajes más allá del verbal que narren la historia y la época de la comunidad percibida, aquí encuentro otra estrategia y aporte para la comunidad en los procesos de salud-enfermedad-cuidado.

¿Cuál es tu opinión sobre la integración de la atención de la salud mental en el sistema de salud general?

Vengo respondiendo a esta pregunta en los interrogantes anteriores, pero la LNSM 26.657 y la ley provincial de Chubut son claras en el abordaje de la salud mental como una dimensión más en los procesos salud-enfermedad-cuidado, priorizando la garantización hacia el sujeto de derechos, sin la estigmatización y asilamiento que históricamente este campo de abordaje sostuvo y sostiene, para ello, es necesario no diferenciar su abordaje en el hospital general creando centros especializados. Este interrogante me recuerda a la pregunta que nos acompañó en el proceso de formación de Musicoterapia ¿Qué abrir para cerrar los manicomios? Siguiendo algunes referentes de la salud mental de nuestro país y la región, el objetivo es dejar de hablar de salud mental como una fragmentación y subcampo del campo de la salud, para poder así, pensarla como una perspectiva que todas las especificidades del campo de la salud tengan presente. Y, yendo más allá del sistema sanitario, una perspectiva hacia todos los actores sociales que construyen los acuerdos y códigos de la vida en común. El manicomio no es la institución edilicia solamente, sino su lógica. Y eso puede estar también dentro del hospital general, la policía, cualquier educador, quién atiende el almacén de tu barrio o un kioskerx.

¿Crees que hay cierto estigma en lo que tiene que ver con la salud mental? ¿Cómo los abordas?

Hay desconocimiento, Des y manipulación de la información sobre el marco normativo actual, haciendo el juego a los poderes concentrados y aquellos sectores que construyen una ética de la conformidad, jerárquica y expulsiva. La colonialidad, el patriarcado y el capitalismo hacen uso y abuso de la estigmatización como segregación y centralización de enemigos públicos para no hablar de la maquinaria estructural que arrasa con la subjetividad y sensibilidad que no responden a los mandatos impuestos de la modernidad y las históricas lógicas del Estado Nación. Uno de los abordajes centrales es pensar en la pluralidad de sujetos, formas y territorios en donde se da la vida en común. Ahí la jerarquización de modos de estar en el mundo es interpelada hacia la pluralidad de proyectos históricos existentes en nuestro país. La accesibilidad, gratuidad y condiciones dignas de acceso y construcción de la información son centrales para poder construir una democratización de saberes.

¿Qué aspectos de tu formación en la residencia encontras más beneficiosos para tu trabajo actual?

La construcción de la metodología de investigación acción participativa. Esta herramienta le puso nombre a formas similares que venía viendo en mi proceso de formación de Musicoterapia en Rosario. La instancia de validación y construcción de enunciados de categorías nativas y teóricas, devueltas por la población a trabajar para así, poder llevar adelante las estrategias de intervención. Ya no es “para” la población, tampoco solo “con” ellos, sino “desde”. Topológicamente hablando, es en el desde donde está el arraigo y el lugar por el cual reclamar. Por otro lado, el aprendizaje del funcionamiento institucional de del sistema sanitario en plena práctica concreta desde adentro, específicamente el subsector público, con las tensiones y determinaciones que tiene. Este es un aprendizaje que me habilita a poder visualizar con mayor claridad los mecanismos, conceptos, modelos y perspectivas que fui estudiando en mi formación de grado.

¿Qué recursos consideras esenciales para mejorar la atención de la salud mental en la comunidad? ¿Y a nivel país?

El fortalecimiento de recursos materiales, profesionales y condiciones dignas de trabajo en el subsector público del sistema sanitario. La creación de casas de medio camino y la promoción de empresas sociales y dispositivos socio laborales para usuarixs de salud mental. La participación y responsabilidad de los diferentes actores sociales de la sociedad y las esferas institucionales del Estado en su competencia sobre el plan federal de salud mental comunitaria. En términos de la comunidad, la participación y relación simétrica con el diseño de políticas públicas con las diferentes esferas del Estado. La acción-participación es un eje transversal en la construcción de una práctica y la vida en común. En esta vía, el colectivismo como forma de enunciación para llevar y poner en la mesa las necesidades sentidas, la organización y politización de los saberes populares y ancestrales de la pluralidad de pueblos que habitan en la gestión institucional del Estado Nación argentino. Creo que estos, son ejes fundamentales para la construcción de una praxis en salud mental comunitaria, situando a nivel micro y macro sus particularidades.

¿Cuáles son tus esperanzas para el futuro de la salud mental en Esquel y en Argentina en general?

No tengo la menor idea. Estamos en un momento histórico en donde hay una guerra civilizatoria y una disputa de éticas, Siguiendo a Segato, R (2018), una responde a la ética de la conformidad, devenida del “proyecto histórico de las cosas” , la cual, “como meta de satisfacción es funcional al capital y produce individuos, que a su vez se transformarán en cosas”, y la otra a una “ética de la desobediencia”, propia de “El proyecto histórico de los vínculos” que “insta a la reciprocidad, que produce comunidad” (pág. 16).La construcción subjetiva, la noción y registro del otrx como semejante cada día está mas alejado de una práctica comunitaria en salud mental. Hoy desde el gobierno nacional y muchos gobiernos provinciales y municipales operan desde la desregulación y falsa información producida por la maquinaria de medios de comunicación que promueven un signo claro de la época: la crueldad. Cuando este aspecto prima en la construcción de acuerdos y códigos sociales no hay mucho que esperar. La historia es clara, En Argentina cuando la crueldad primó como aspecto fundacional en la construcción de una sociedad se desaparecieron personas, secuestraron bebes, arrasaron con pueblos originarios y vendieron la soberanía e identidad de los pueblos. Aquí no hablo desde una sospecha, hablo desde lo concreto de las políticas públicas que se están gestionando o intentan poner en discusión desde el Estado y la figura civil. La modificación de la Ley nacional de salud mental 26.657 era muy explicita, se apuntaba a volver al viejo modelo asilar manicomial, promoviendo la noción de peligrosidad ante la de riesgo cierto e inminente, tutelada por jueces y abogades por encima de les propies usuaries y equipos interdisciplinarios en los momentos de internación voluntaria e involuntaria. Por último, además de la crueldad como signo característico de la época, quiero sumar una reflexión desde la perspectiva decolonial respondiendo a esta última pregunta. Algo que también es relevante de este momento histórico-político es la ausencia de cómo nombrarnos. Los pueblos originarios y las comunidades afrodescendientes saben como nombrarse, no solo como pueblos, sino también, sus territorios, (Abya Yala, Diásporas, Loff, etc). Quienes venimos de un linaje migratorio de Europa y occidente, aún no sabemos como nombrarnos ni cómo nombrar nuestro territorio, siendo para quienes el Estado Nación de la colonial/modernidad construyó sus políticas e instituciones. Esta época se caracteriza por haber tomado esa ausencia y seguir proponiendo la ficción del orden y progreso, desterritorializando el poco arraigo cultural e identitario que tal vez existía. Creo que para pensar un futuro hay que restituir cuestiones identitarias y en ese sentido vuelvo a reposar sobre el arraigo y el pensamiento situado. Sin arraigo no hay tierra que reclamar.