Psicopedagogía e inteligencia artificial
Por María Victoria Lasquera*
El inicio de la cuarentena me encontró buceando en algunas lecturas que versan sobre las innovaciones y las problemáticas que acarrea la utilización de las nuevas tecnologías en el área de la ciencia de datos. Hallé un mundo nuevo, poco explorado desde la mirada psicopedagógica.
El periodista Andres Oppenheimer (2018) en su libro “Sálvese quien pueda” menciona un estudio de la Universidad de Oxford el cual pronostica que el 47% de los empleos en Estados Unidos corre riesgo de ser reemplazados por robots y computadoras con inteligencia artificial (IA), durante los próximos 12 y 17 años. En Francia, por ejemplo, algunas empresas ya utilizan IA para seleccionar a su personal. Esta nueva realidad me planteó la necesidad de reflexionar sobre como mi futuro profesional puede verse afectado por este avasallante avance de la ciencia. En el mismo sentido, la emergencia sanitaria de orden mundial nos interpela sobre la educación del mañana, de la clínica, la incorporación de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TICS), los “alumnos WIFI” (Baeza, 2015), las exigencias del sistema que deseaba sostenerse indemne, alumnos y docentes, ansiosos y angustiados, poniendo lo mejor de ellos para sostener el proceso educativo, y profesionales que no querían dejar sin contención a sus pacientes.
Es en este contexto que se abre otra puerta para los psicopedagogos que tengan afinidad con el uso de las tecnologías y la investigación, para quienes no se resisten a su avance y no quieran quedarse atrás. IA, cursos virtuales, planificación inteligente, sujetos que prefieren ser atendidos por dispositivos tecnológicos y no por personas, aprendizaje automático (Machine learning), robots que ya están dictando clases. Si existe la posibilidad de que un robot reemplace a un médico en una cirugía, o que a través de IA se detecte, prediga y elabore resúmenes sobre miles de sentencias judiciales en pocos segundos como es el caso del sistema PretorIA que utiliza la Corte Suprema colombiana, las preguntas que surgen para la psicopedagogía, y que en cada click genera nuevas interacciones y cuestionamientos, serían: ¿cuál será el impacto de estas tecnología?, ¿cómo debemos prepararnos?
Microsoft ha desarrollado un nuevo programa de investigación para el uso de la IA aplicada a mejorar la calidad de vida para las personas que padecen alguna discapacidad, donde la orientación vocacional deberá estar dirigida a que los jóvenes realicen trabajos que implican una demanda de formación intelectual, ya que los trabajos rutinarios y mecánicos tenderán a ser reemplazados por entidades virtuales o mecánicas artificiales. En educación el uso de las TICS en el aula y el acceso a la información también requiere que quienes se dediquen a educar tengan que innovar y potenciar su rol de grandes motivadores.
Sabemos que la psicopedagogía es la integración entre salud y educación, dos ámbitos que ya son interpelados por el uso de la inteligencia artificial, siendo imperativo su incorporación en la formación profesional de los futuros psicopedagogos. La prosperidad de los países depende cada vez menos de sus recursos naturales, y cada vez más de sus sistemas educativos, sus científicos y sus innovaciones
Regresando al planteo inicial sobre el aporte de la inteligencia artificial a la psicopedagogía ya existen múltiples desarrollos con IA que pueden aplicarse a la clínica psicopedagógica. Luego de numerosas lecturas y francos diálogos con profesionales y especialistas, puedo concluir que el rol del psicopedagogo está íntimamente relacionado con la didáctica de la inteligencia artificial. Teniendo en cuenta los movimientos sociales, las masas demográficas y los cambios económicos que estos programas pueden desencadenar se alerta una problemática existente: “analfabetismo digital”, donde la psicopedagogía podría interactuar e intermediar como disciplina en este campo.
En el orden ético la IA exige, no solo fiabilidad, sino también algún grado de confianza y hasta de “fe” para ser utilizadas. Esto no deviene gravoso cuando una aplicación del celular recomienda un nuevo restaurante, pero es algo completamente diferente cuando hay algoritmos involucrados en la toma de decisiones importantes en los campos militares, económicos o sanitarios, sin ser capaz de explicarse completamente. Cómo en la clínica, estos avances requieren para validarse de la intervención humana. Es esperable que si las nuevas tecnologías han contribuido a democratizar el acceso a datos e información mediante mecanismos de transparencia, permitieron una mayor disponibilidad de contenidos educativos y culturales, el acceso a servicios de salud, o el control ciudadano sobre sistemas públicos y políticos, la IA pueda ser apropiada por la clínica psicopedagógica para la detección y el tratamiento de las dificultades de aprendizaje abordadas desde la clínica. Tal vez uno de los casos más emblemáticos en este sentido es el uso de robots para el tratamiento de personas con autismo.
Considerando que el uso de inteligencia artificial puede ayudar a las personas con discapacidad a romper las barreras les impiden desenvolverse adecuadamente con su medio, esta tecnología permitirá modificar el entorno para incluir a las personas con dificultades, posicionando al psicopedagogo con una perspectiva del paradigma inclusivo.
Este análisis me lleva a un nuevo desafío y es pensar como la psicopedagogía puede aportar al desarrollo de la inteligencia artificial, quizás corriendo algunos límites pero siempre con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas.
*Graduada de la Licenciatura en Psicopedagogía – Sede Rosario