Recomendaciones para prevenir la deshidratación en adultos mayores
La Lic. Sabrina Caporaso (Matrícula N° 7839), graduada de la Lic. en Nutrición de la Universidad Abierta Interamericana, compartió información orientada a proteger a los adultos mayores.
La tercera edad es una etapa de la vida en que los cuidados preventivos se deben extremar para que los mayores tengan una buena calidad de vida. Uno de los temas a considerar en estos tiempos de pandemia y sabiendo que son uno de los grupos más vulnerables, es poder controlar su hidratación.
La deshidratación en adultos mayores se produce por una pérdida del contenido total del agua corporal. Los cambios fisiológicos propios de su edad son uno de los factores que influyen en la pérdida de agua corporal; de ahí la importancia de prevenir la deshidratación.
Una hidratación deficiente tiene consecuencias perjudiciales para la salud de las personas mayores, llegando a ser fatal si no se detecta a tiempo.
Las consecuencias más comunes son constipación, modificaciones en la concentración, disminución de presión arterial, mal control en la glucemia, golpes de calor, calambres, entre otros.
Además de los factores de riesgo, una de las causas de la deshidratación de este grupo etario, es que a esta edad disminuye la sensación de sed, por lo que muchas personas mayores beben menos de lo necesario. De hecho, cuando sienten sed es un síntoma de que la deshidratación ha comenzado.
Consejos Prácticos
- Beber de 6 a 8 vasos de líquidos al día. Buscar alternativas: en vaso, botella, lo que le genere más practicidad. Sin embargo, cuando los ancianos son reacios a tomar agua se les pueden ofrecer otras bebidas como zumos, lácteos, infusiones, refrescos y sopas sin agregado de sal.
- Tomar alimentos con alto contenido de agua. Además de ingerir líquidos, los alimentos ricos en agua ayudan a mantener un buen nivel de hidratación en ancianos. Las frutas y verduras contribuyen a prevenir la deshidratación. Inducir al consumo de al menos 2 frutas al día, pueden optar por implementarlas en sus desayunos.
- Evitar bebidas no recomendables. No todos los líquidos son igualmente eficaces para mantener un buen equilibrio hídrico. Algunos, como el café o el té, pueden tener efecto diurético, por lo que se deben consumir con moderación. De lo contrario, podríamos conseguir el efecto opuesto al que buscamos. Las bebidas alcohólicas no son recomendables, puesto que pueden aumentar el riesgo.
- Animar a los ancianos a beber. Como hemos comentado, en las personas mayores disminuye la sensación de sed y, cuando ésta aparece, ya ha comenzado la deshidratación. Por tanto, hay que animarlos a beber sin esperar a tener sed. Una buena estrategia es colocar su bebida preferida a su disposición a lo largo de todo el día. Las horas de la medicación son un buen momento para incentivarlos a beber una mayor cantidad de líquido.
- Introducir los líquidos de forma gradual. Si la persona es reacia a ingerir líquidos, no se la debe presionar en exceso. La mejor estrategia es comenzar poco a poco, ofreciéndole la bebida que prefiera para, posteriormente, ir introduciendo el agua, que es la más aconsejable para prevenir la deshidratación. Es preferible ofrecer la mayor cantidad de líquidos por la mañana y reducir su consumo a partir de media tarde. De esta forma, se previenen la incontinencia nocturna o la necesidad de levantarse por la noche a orinar. Beber uno o dos vasos de agua al levantarse ayuda a la movilidad intestinal.
- Controlar los efectos secundarios de la medicación. Algunos medicamentos, como diuréticos o laxantes, pueden provocar una mayor pérdida de líquido en los ancianos. Por tanto, es recomendable consultar con el médico la necesidad de ajustar las cantidades de líquido con determinados medicamentos o si existe incontinencia urinaria, por ejemplo. Incluso, en algunos casos, el facultativo podría recomendar la reducción de ingesta de determinados líquidos.
- Organizar un cronograma de alertas si utilizan celular: Estos los organizara para que cada hora puedan beber un vaso de agua y no se olviden.
Sabiendo que uno de los síntomas principales del coronavirus es la fiebre, la misma se puede combatir desde dos frentes, y en ambos se utiliza el agua. Por un lado, beber compensará la pérdida de agua corporal y enfriará al organismo, reduciendo los efectos negativos de la subida de temperatura. Por otro lado, mantener niveles hídricos óptimos ayuda al cuerpo a ser más eficaz en su lucha contra la dolencia. Y si la dolencia desaparece, desaparecerá la fiebre.
ATENCIÓN! No significa que el agua sea un medicamento ni que cure por sí misma. El agua es la herramienta que necesitamos para sobrevivir y mantener las condiciones más saludables en nuestro organismo.