Más de la mitad de los egresados del secundario no “tienen idea” de qué carrera elegir
Terminar la escuela secundaria se convierte para los jóvenes en un momento muy especial. No solo termina una etapa que deja atrás a compañeros, amigos y la rutina conocida de la vida escolar, sino que este cambio implica también comenzar un nuevo camino para el cual es necesario tomar una decisión que tendrá consecuencias importantes en el futuro: elegir una carrera con perspectivas favorables.
Una encuesta realizada el semestre pasado por Viaedu, la primera plataforma online de Orientación Vocacional en el país, sobre un total de 121.796 jóvenes de entre 17 y 25 años reveló que más de la mitad de los estudiantes argentinos que egresan del secundario “no tienen idea” de qué carrera quieren estudiar, por lo que recurren a la orientación vocacional.
Mario Favier Dubois, docente titular de la materia “Orientación Vocacional y Profesional” de la Carrera de Psicología de la Universidad Abierta Interamericana (UAI), explicó que este informe refleja el alto grado de duda e indecisión que existe actualmente entre los estudiantes al momento de tener que definir sus futuros profesionales.
“Suelen ser situaciones muy comunes. De acuerdo a distintas investigaciones de nuestro país podemos decir que las dificultades para elegir están presentes en alrededor del 80% de los jóvenes que terminan la escuela y a veces persisten o reaparecen ya iniciado algún estudio superior. El 45% de los estudiantes abandona o cambia de carrera durante el primer año de estudios”, señaló el especialista.
El estudio de Viaedu reveló que el 75,5% de los entrevistados buscan carreras universitarias mientras que el 24,5% prefiere estudios terciaros. No obstante, hay mucho desconocimiento entre los jóvenes sobre la duración de las carreras y las diferencias entre los títulos. Como ejemplo, la plataforma resaltó que muchos de los encuestados dijeron querer estudiar solo tres años, pero solicitaron información sobre carreras de Ingeniería.
Respecto a eso, Favier Dubois argumentó: “Esto no debe sorprendernos ya que tiene que ver con que pese a que la Orientación Vocacional está contemplada en la Ley de Educación Nacional vigente (incluida en forma similar en las distintas legislaciones provinciales), no ha entrado aún en las escuelas. Salvo por iniciativa de algunos actores o instituciones privadas que la incorporan extracurricularmente, no hay espacios institucionalizados para su instrumentación. Es una tarea pendiente de la escuela aportar tiempo y estrategias de orientación para que los alumnos puedan durante su escolaridad plantearse y trabajar ese tema”.
Siguiendo el informe, el 75,5% de los jóvenes manifestó su deseo de seguir una carrera universitaria, pero sin saber cuál. “Es por ello que ante las dudas e indecisiones de los jóvenes al terminar la escuela muchos padres, amigos o profesores les indican la conveniencia de hacer orientación vocacional que no consiste ya en un test que posibilita descubrir la vocación adecuada para cada perfil sino que se trata de una serie de prácticas que tienen como objetivo colaborar con las personas que deben hacer una elección, generalmente relacionada con el estudio o el trabajo”, argumentó el docente de la UAI.
Otro dato revelador es que si bien se podría pensar que las nuevas generaciones o nativos digitales estarían más abiertos a la posibilidad de hacer carreras a distancia o estudiar online, el 50% de los entrevistados descartó esa posibilidad e indicó que prefiere las cursadas presenciales. A su vez, el 50,1% señaló la necesidad de estudiar y trabajar al mismo tiempo.
De acuerdo a la encuesta, los perfiles para carreras que más salen son Administración de empresas, Psicopedagogía, Trabajo Social, Terapia Ocupacional, Abogacía y Escribanía, Psicología, Sistemas e Informática, Danza, Enfermería, Nutrición, Hotelería y Turismo, Medicina, Marketing, Relaciones Internacionales, Ciencias de la Educación, Bancos y Finanzas, Kinesiología y Fisiatría, Ingeniería en Sistemas, Arte, Radio / Cine y TV. Algo que preocupa, por la alta demanda que existe el mercado, es que si bien hay perfiles adecuados para las carreras de Tecnología como Informática y Sistemas, menos del 50% de los jóvenes encuestados demostró interés en las mismas.
En tanto, perfiles para la carrera de Nutrición aparecen mucho más en poblaciones jóvenes y eso tiene relación con las campañas de salud y bienestar promovidas durante los últimos años, focalizadas en la consciencia sobre el cuidado de la salud. De la misma forma, las carreras relacionadas con la Música y el Canto aparecen más entre los jóvenes, así como también la Gastronomía. A la inversa sucede con Periodismo, que resulta más atractiva para los adultos. Un caso desafortunado, considerando hacia donde se mueve el mundo laboral, es la poca cantidad de perfiles aptos para Ingeniería en Sistemas.
Favier Dubois precisó cómo fueron mutando los fines de la Orientación Vocacional a lo largo de la historia y de acuerdo a las necesidades del mercado laboral. “En el mundo actual, en el que lo único permanente es el cambio, la orientación intenta favorecer a las personas no solo en su capacidad de realizar una adecuada elección, sino también de desarrollar habilidades para seguir orientándose a sí mismas ante los futuros cambios que deberán enfrentar a lo largo de la vida como ser otros estudios, cambios de trabajo, etc”, dijo.
El especialista explicó que la Orientación Vocacional surgió a principios del siglo XX con el inicio de la sociedad industrial y la necesidad de ubicar a las personas en la variedad de los nuevos puestos de trabajo y profesiones que se estaban creando. En esa etapa se utilizaban exclusivamente los test para evaluar las aptitudes e intereses de las personas, los que se comparaban con los requisitos de los puestos y carreras, y como resultado de ese emparejamiento, se indicaba entonces la mejor opción a elegir.
Posteriormente, a mediados del siglo pasado, con el desarrollo industrial y los cambios tanto sociales como de la organización del trabajo, las prácticas de la orientación “dejaron de ser directivas”: es decir, en lugar de indicarle al solicitante la carrera a seguir, se preocuparon más por indagar quién y cómo es esa persona, con la premisa de que conocerse mejor a sí mismo favorecería una mejor elección.
“Fue entonces que se remplazaron los test por una serie de entrevistas, un proceso en el que las técnicas psicológicas tendrían ya un lugar muy secundario. Quienes consultan por su orientación vocacional, no dirán más ´me salió esto´ (asociado a la tecnología anterior de los test) sino ´yo elegí esta carrera´. Este cambio fue fundamental ya que la elección pasó de ser algo que se indicaba desde afuera a ser el resultado de un tiempo de reflexión y autoconocimiento de los intereses, motivaciones, expectativas y deseos personales del solicitante”, subrayó el especialista.
En esa línea, aclaró que en las últimas décadas y sobre todo en lo que va de este nuevo siglo, la orientación tuvo que responder a nuevos desafíos. “Los profundos cambios económicos y sociales, el impacto de la globalización y el desarrollo de las tecnologías de la información, la amenaza de la exclusión y el desempleo modificaron las lógicas de las carreras laborales de las personas, que actualmente son mucho menos previsibles. Los nuevos paradigmas en las prácticas de la orientación tienen mucho más en cuenta el contexto y la necesidad de que las personas no solo tomen decisiones sobre sus carreras sino que elaboren un proyecto de vida más amplio que incluya esas elecciones”, argumentó.
El docente de la UAI contó que la mayoría de las consultas de orientación vocacional provienen de jóvenes que están a punto de terminar la escuela. Sin embargo, señaló que paulatinamente fueron aumentando las consultas de quienes desean cambiar de carrera o quienes –por la edad de sus hijos- tienen más tiempo libre para encarar nuevos proyectos o quienes, ya cerca del retiro laboral, desean comenzar nuevos proyectos de vida.
“Actualmente no se considera a la vocación como algo que haya que descubrir o que esté oculto, sino más bien como una construcción que las personas van configurando a lo largo de su vida en relación con aspectos de su identidad vinculados con el hacer. A veces estas construcciones ocurren tempranamente y entonces se dice que la persona ´nació con esa vocación´, pero eso no es tan así”, concluyó el especialista.