
"Las emociones no se piensan, se sienten… y el cuerpo las expresa"
Con una mirada profundamente humana y una sensibilidad que atraviesa cada palabra, Carolina Ceola (graduada de la Licenciatura en Kinesiología y Fisiatría en la Universidad Abierta Interamericana) presentó recientemente su libro "Emociones y su relación con el cuerpo – Caminando hacia una nueva humanidad", en el Aula Magna de la Sede Única Regional Rosario. En esta obra, fruto de años de trabajo introspectivo, práctica clínica y escritura cotidiana, Ceola propone una nueva forma de entender la salud física: desde la integración de las emociones, el cuerpo y la historia personal de cada paciente.
Con una formación complementaria en coaching ontológico, Carolina ha desarrollado un enfoque terapéutico que denomina kinesiología emocional, una disciplina que va más allá de lo físico para adentrarse en los territorios más íntimos del ser humano. Su visión profesional contempla el rol de las emociones en los síntomas físicos y la importancia del autoconocimiento en los trabajadores de la salud, proceso que la llevó a escribir un libro que busca, ante todo, inspirar a otros a sanar desde adentro.
- ¿Cómo definirías la Kinesiología Emocional y qué la diferencia de la kinesiología tradicional?
- La kinesiología emocional, es una kinesiología integral que mira y acompaña al paciente como un todo, basándose especialmente en sus emociones, sabiendo que muchas veces ni siquiera el propio paciente es consciente de lo que está sintiendo, y que la emoción se manifiesta en el cuerpo, ya que no hay emoción sin cuerpo.
Se necesita de las bases del conocimiento de la kinesiología tradicional para aplicar la kinesiología emocional, pero ésta se aplica solo a través de las manos, de la atención de un paciente por hora, con mucho autoconocimiento por parte del profesional para poder acompañar al paciente.
- ¿Qué rol juegan estas emociones en los síntomas físicos que presentan tus pacientes?
- Las emociones desde mi mirada son el pilar fundamental para trabajar, ya que estas se manifiestan a través de los dolores y síntomas de los pacientes, están determinadas por su historia personal, por el entorno, por lo que aprendió desde pequeño y, más que nada, por sus vivencias y su alimentación. Cuando podemos acompañar al paciente a entender porque le duele lo que le duele, y que información le trae, el dolor por lo general disminuye y desparece.
- ¿Cómo influyen las emociones en las intervenciones kinésicas, tanto del profesional como de los pacientes que inician el proceso de rehabilitación?
- Los pacientes que toman sesiones conmigo ya saben que yo involucro las emociones en el proceso del tratamiento, muchas veces se disponen a trabajar y ver cómo se relaciona todo en sus vidas, y muchas veces abandonan el tratamiento quizás por miedo a salir del lugar de donde están. También tengo pacientes que entienden que hay algo adentro de ellos para modificar, pero solo vienen para hacer la parte de respiración y estiramiento global para relajarse.
Con respecto a mis emociones, el paciente siempre me trae la oportunidad de mirarme, muchas veces gracias al coaching ontológico, entiendo su historia y no me involucro en las sensaciones que me pueden producir a mí, y otras veces si me mueve algo de mi propia historia. Por eso, siempre insisto en el autoconocimiento de nosotros, los profesionales, para la atención de personas. Personalmente antes me creía la historia del paciente, y con el tiempo empecé a identificar que emoción había detrás de su historia y no me la llevo a mi vida. Siempre es su vida y su historia, yo solo acompaño a que se anime a mirarse y trabajarse.
- ¿Podrías compartir un caso que te haya impactado profundamente en tu práctica?
- Todos los casos me impactan, todos traen mucho para ver en la profundidad que es donde me gusta ir. Siempre intento contagiar la idea de que todos podemos estar cada día mejor, solo hay que quererlo y trabajar para eso, con mucha voluntad.
Un caso por ejemplo de una paciente que venia con mucho dolor de columna, pero sobre todo de estómago. Cuando ingresa a la sesión comienza hablando de que no se sentía tan bien, que no podía digerir lo que había comido el fin de semana y mucho más, dijo muchas cosas rápido, tenía los ojos llorosos y luego se sentó para comenzar la sesión y ahí me dijo, bueno, pero me duele la espalda.
Yo ahí le pregunte que si siempre tenia dolor de panza, a lo cual contesto que sí, que sentía que todo quedaba trabado ahí, y luego solo le pregunte que si había pasado algo muy feo en su infancia y se puso a llorar; solo le pregunte a que edad le había sucedido eso feo. No hizo falta que dijera que era lo que había sucedido.
No tengo miedo de entrar en estos espacios, porque creo que creo que puedo acompañar desde la paciencia, empatía y desde la respiración con estiramiento global y movilizando los órganos para destrabar a través de la osteopatía. Me siento confiada para sostener estos espacios de tristeza, dolor y los pacientes se van con mucha liviandad.
Cuando el cuerpo habla
- ¿Qué te inspiró a escribir este libro y cuál fue el proceso creativo detrás de él?
- Lo que me inspiro fue haber podido superar mis miedos a hablar en público, a animarme a mostrarme y decir mi nombre, sobre todo. Siempre digo que, si yo pude lograr eso y estar mejor, cualquier persona puede lograrlo. Pasé muchos años de mi vida sin poder hablar con una fuerte creencia que eso era imposible de cambiar, y con mucho trabajo personal lo pude revertir.
La gran inspiración comenzó luego de leer el libro “El camino del artista” de Susan Cameron, donde ella propone una lectura repartida en 12 semanas, con muchos ejercicios para reencontrarte con tu esencia, con quien eras de pequeña y sobre todo con la propuesta de escribir todos los días y de cumplirte citas con vos misma.
Este libro lo fui armando en varios años, hasta que en 2024 una persona me animo a que ya era hora de poder mostrar lo que hacia y compartir mi camino.
- En el libro mencionás que “todo está íntimamente conectado”. ¿Cómo se traduce esto en tu enfoque terapéutico?
- En mi enfoque terapéutico se traduce a poder tener en cuenta muchos factores como la edad, su historia, más que nada, su alimentación (es primordial ya que puede tener una intoxicación de intestino e hígado y esto se refiere a alteraciones en todo el sistema nervioso, produciendo una inflamación general en el cuerpo, que no la tenemos en cuenta), su contexto social, sus creencias, sus experiencias, sus vivencias personales y familiares, sus emociones. La rigidez en su cuerpo, la mirada, como se sienta, como se mueve. Teniendo mucha escucha activa para detectar que me cuenta detrás de lo que me cuenta.
- ¿Qué mensaje esperás que se lleve el lector después de leer tu trabajo?
- Creo que el mensaje principal es saber que si se lo propone puede estar cada día mejor, que hay que seguir buscando alternativas y ayuda para poder lograrlo, y sobre todo tener voluntad. También brindarse la posibilidad de abrir nuevas miradas, de revisar sus creencias, saber que todo se puede modificar de acuerdo con lo que necesite.
- En tu escrito hablás de la conexión con Dios. ¿Cómo integrás la espiritualidad en tu práctica profesional?
- Lo integro a Dios en todo, muchas veces no hace falta que lo diga verbalmente, sí me conecto con la esencia divina que somos, con esa chispa que nos creó desde que comienzo mi día. De acuerdo a cada paciente muchas veces hablo de Dios y le hago observar que muchas de las creencias que traemos son erróneas, como por ejemplo que Dios castiga o que hay que sentirse culpable por decir no a determinadas situaciones. Yo siempre hablo que, en realidad, Dios nos brinda todo para estar bien, para ser felices, pero nuestras elecciones sean conscientes o no, nos van llevando por otro camino, y aquí decimos que Dios no es tan bueno. Siempre buscando responsables afuera y en realidad, nosotros somos los responsables de nuestra vida.
- ¿Qué importancia le das al autoconocimiento en los procesos de sanación?
- La importancia que le doy al autoconocimiento es lo primero, ya que, si no me animo a conocerme, seguiré viviendo de forma automática y no podré ser parte de mi sanación. Es primordial que nosotros como terapeutas nos animemos a transitar nuestros propios dolores, nuestras historias, entenderlas, reconocer en nuestro cuerpo que sentimos, que emociones nos mueven, como vemos nuestra vida. De esta manera podremos acompañar de verdad a nuestros pacientes, sino solo damos indicaciones sin saber bien de que se tratan.
El autoconocimiento hace que yo empiece a entender mi vida, mi forma de actuar y desde ahí pueda modificar, hacerme cargo de mi vida; cuando esto sucede todo cambia a mi alrededor, porque mi prioridad comienzo a ser yo, me siento mejor, me hago cargo de mi bienestar y eso cambia automáticamente la energía electromagnética de mi cuerpo, por ende, todo mejora para adentro y hacia afuera.
- ¿Qué te motivó a estudiar Kinesiología y Fisiatría en la Universidad Abierta Interamericana?
- La combinación de ayudar a otras personas y como me gustaban mucho los deportes, creí que era el combo ideal para seguir estudiando. Y la elección de la UAI fue por sugerencia, ya que esta Universidad era la más seria en Rosario.
- ¿Cómo fue tu experiencia académica?
- Mi experiencia fue muy buena tanto en lo académico como en lo profesional. Yo comencé cursando primer año en Rosario, luego me mude a Buenos Aires y continue haciendo segundo y tercero, y finalmente termine mis estudios de nuevo en Rosario, por un tema de cercanía con mi ciudad natal, ya que en ese momento se había abierto el puente Rosario-Victoria.
- ¿Qué te llevó a especializarte en Reeducación Postural, Osteopatía y Posturología?
- Siempre tuve presente que quería tener una especialidad en algo, para diferenciarme, y elegí estas carreras porque me gusta poner en práctica la parte manual, el contacto con los pacientes es más amplio, y también son sesiones donde uno puede profundizar en los dolores, sabiendo que el dolor final no es el origen del mismo, por todo lo que hablamos anteriormente.
Todos los posgrados me han llevado a que pueda conectar las emociones con el cuerpo, no me gusta aplicar ninguna maniobra rápida o brusca, me gusta escuchar el cuerpo del paciente, la respiración, y como el cuerpo va cediendo de a poco a maniobras tan suaves y amorosas.
- ¿Cómo llegaste a la formación en coaching ontológico? ¿cómo vinculás esta arista con tu profesión de kinesióloga?
- A la formación de coaching ontológico llego primero, porque fue una de las tantas terapias que me ayudó en mi crecimiento personal, en mi búsqueda de querer estar mejor y entender porque me pasaba lo que me pasaba. Al principio realicé un curso de 3 meses de programación neurolingüística, donde se hablaba de coaching, y ahí conocí la escuela Protagonista de Cambio, de Buenos Aires, y comencé a estudiar Coaching Ontológico que me llevo 1 año y medio.
En mi abordaje con los pacientes me ayuda, más que nada, a no dar mi opinión de lo que el paciente tendría que hacer, a poder acompañar mas desde la escucha activa y a poder separar la historia del paciente con lo que realmente le sucede. Es decir, detrás de la historia que me cuenta, que emoción escucho en realidad.
- ¿Qué consejo le darías a quienes están comenzando en el camino de la kinesiología o el desarrollo personal?
- Les diría que se animen a conocerse, que se tomen sus espacios para respirar, cuidarse, comer sano, generar una relación sana con ellos mismos. Que se puedan conectar con su corazón y con su esencia y se animen a ir por aquello que desean, y a cambiar y combinar todo aquello que necesiten para mejorar sus vidas y la de los demás. Creo firmemente que un mundo mejor puede ser posible, y yo aporto mi granito de arena cambiando mi mundo, y desde ahí acompaño a otros.