
Los celos en tiempos modernos: una emoción que sigue latiendo fuerte
Aunque las estructuras vinculares se diversifican y cada vez hay más apertura en las formas de concebir el amor, los celos siguen estando en el centro de muchas relaciones. Incluso dentro de vínculos que se presentan como abiertos o poliamorosos, esta emoción persiste, demostrando que no se trata solo de normas externas, sino de construcciones internas profundamente arraigadas. La inseguridad, el miedo a la pérdida, la baja autoestima y los aprendizajes tempranos sobre el amor alimentan una vivencia que trasciende etiquetas y acuerdos.
En la era de las redes sociales, donde todo se ve y todo se compara, los celos encuentran terreno fértil. Likes, seguidores, stories y fotos funcionan muchas veces como disparadores de pensamientos distorsionados que activan malestar e impulsos de control. Lo problemático no es solo sentir celos, sino cómo se interpretan y qué se hace con ellos. Cuando esta emoción se convierte en hostilidad, manipulación o restricción, deja de ser parte del diálogo emocional para transformarse en un síntoma de vínculos dañinos.
Acompañar a quienes sufren por sus celos implica desarmar mitos culturales (“si no te cela, no te ama”), fortalecer la autoestima, y trabajar los pensamientos automáticos que disparan malestar. Desde enfoques terapéuticos como la Terapia Cognitivo-Conductual, el objetivo no es suprimir la emoción, sino aprender a gestionarla con consciencia, cuidado y responsabilidad emocional. Porque sentir no es lo mismo que controlar, y amar no debería doler.
Para interiorizarnos en este tema, hablamos con la Lic. Paola Aquino (MN 71566), especialista en TCC, diplomada en psicología positiva, quien además es graduada y docente de UAI.
¿Creés que los celos siguen siendo un tema tan presente en las relaciones de pareja, incluso en contextos modernos o más “abiertos”?
Sí, los celos siguen siendo una temática muy presente, incluso en vínculos que se definen como abiertos, poliamorosos o más modernos. Esto es porque los celos no están necesariamente ligados al tipo de relación, sino a lo que cada persona ha internalizado sobre el amor, el valor personal y el miedo a perder al otro. No desaparecen por cambiar las reglas del vínculo, porque están enraizados en emociones profundas: inseguridad, baja autoestima, experiencias pasadas, patrones vinculares de la infancia, entre otros factores. Incluso muchas veces en relaciones no convencionales se pone más en evidencia la fragilidad emocional o las creencias rígidas que arrastramos. Por ejemplo, alguien puede estar de acuerdo racionalmente con tener una relación abierta, pero sentir angustia o enojo cuando el otro empieza a vincularse con alguien más. Esa contradicción habla del trabajo que aún tenemos que hacer a nivel emocional y cognitivo, más allá de las etiquetas del vínculo.
¿Cuándo los celos dejan de ser normales o esperables y se transforman en un problema clínico o relacional?
Los celos son una emoción esperable en las relaciones humanas. No se trata de "eliminarlos" por completo, sino de entender su función y reconocer cuándo están afectando negativamente. Desde una mirada clínica o terapéutica, empezamos a prestar atención cuando los celos: Son excesivos, recurrentes y generan un nivel de angustia que limita la vida cotidiana. Se convierten en una necesidad constante de control: revisar redes, pedir explicaciones, exigir pruebas de amor. Aparecen sin razones objetivas, pero activan mucho malestar interno. Implican hostilidad, desconfianza o manipulación hacia el otro. Afectan la autoestima, la libertad o la sensación de seguridad dentro del vínculo. Desde la Terapia Cognitivo-Conductual, lo vemos como un circuito donde pensamientos distorsionados activan emociones intensas que luego llevan a conductas que, en lugar de calmar, refuerzan el problema. Por ejemplo: pienso que mi pareja está hablando con alguien que le gusta → siento ansiedad y celos → reviso su celular → me calmo un momento, pero al rato vuelvo a sentirme insegura. Ese ciclo es el que buscamos interrumpir desde el abordaje terapéutico.
¿Qué papel juega la autoestima en la aparición o intensidad de los celos?
La autoestima es uno de los factores centrales en la aparición de los celos. Cuando una persona tiene una autoestima frágil, tiende a percibirse como “menos” en la comparación constante con otros. En este contexto, cualquier gesto —una mirada, un like, una conversación— puede ser interpretado como una amenaza. No porque el otro necesariamente esté haciendo algo dañino, sino porque internamente hay una creencia de no ser suficiente. Muchas veces, lo que se activa con los celos no es el miedo a perder al otro en sí, sino lo que eso “validaría”: que no valgo lo suficiente, que soy reemplazable, que no soy deseable. Por eso, en terapia trabajamos mucho el fortalecimiento de la autoestima: para que el amor propio no dependa exclusivamente de la validación externa ni de tener el control sobre el otro.
Desde la terapia cognitivo-conductual, ¿qué herramientas se trabajan para abordar los celos en una consulta?
Desde la TCC abordamos los celos como un fenómeno multicausal, que incluye pensamientos distorsionados, emociones intensas y conductas que refuerzan el problema. Las herramientas que solemos trabajar incluyen: 1. Registro de pensamientos automáticos: Anotar qué pensamientos aparecen en los momentos de celos, cómo se siente la persona, qué hace en consecuencia. Esto permite visualizar el circuito de pensamiento-emoción-conducta. 2. Reestructuración cognitiva: Cuestionar esas ideas que se presentan como certezas pero que muchas veces no tienen sustento. Por ejemplo: “Si no me contesta rápido es porque está hablando con otra persona”. ¿Eso es un hecho o una suposición? 3. Identificación de creencias nucleares: Muchas veces hay ideas instaladas como “el amor verdadero es exclusivo”, “si me quiere, no debería mirar a nadie más” o “soy menos que las otras personas”. Trabajarlas es clave para cambiar el patrón de fondo. 4. Técnicas de exposición y prevención de respuesta: Ir enfrentando gradualmente las situaciones temidas sin actuar desde la compulsión (revisar, controlar, interrogar). Así se reduce la ansiedad y se gana seguridad interna. 5. Entrenamiento en habilidades emocionales y mindfulness: Para tolerar la incomodidad sin actuar impulsivamente, y aprender a regularse sin depender de la respuesta del otro. El objetivo no es suprimir los celos, sino aprender a comprenderlos, gestionarlos y transformarlos.
¿Qué lugar tienen las redes sociales en la dinámica de los celos actuales?
Las redes sociales son una fuente constante de estímulos que pueden activar celos. En un clic se puede ver con quién interactúa la pareja, a quién le dio like, qué historia subió, con quién sale. Todo eso, cuando hay inseguridad previa, se convierte en terreno fértil para pensamientos distorsionados. Además, las redes promueven una lógica de “comparación social” permanente: cuerpos ideales, vidas perfectas, parejas siempre felices. Eso puede hacer que alguien se sienta menos atractiva, menos importante, menos “elegible”, alimentando aún más la inseguridad. Desde la TCC ayudamos a trabajar la interpretación que se hace de lo que se ve. Porque el problema no es el like en sí, sino lo que se piensa: “¿Por qué le dio like a esa persona? ¿Le gusta más que yo?”. También ayudamos a identificar conductas como el “chequeo compulsivo” (revisar perfiles, seguir movimientos) y cómo eso refuerza el malestar. A veces también se trabaja el uso consciente de las redes y la necesidad de poner límites personales.
¿Qué mitos culturales o frases populares considerás que alimentan una visión tóxica del amor y los celos?
Hay muchas frases instaladas que siguen funcionando como verdades absolutas y alimentan relaciones tóxicas. Algunas de las más comunes son: “Si no te cela, no te quiere.”, “Los celos son muestra de amor verdadero.”, “El amor todo lo puede.”, “Mi pareja es mi media naranja.”. Estas ideas no solo normalizan comportamientos de control o dependencia, sino que también colocan al amor como algo que tiene que doler o poner a prueba. El amor saludable no necesita vigilancia, ni pruebas, ni sacrificio constante. En terapia trabajamos en desmontar esos mitos, porque muchas veces son la raíz de vínculos insanos que se sostienen en base a creencias que romantizan el sufrimiento, la posesión y la renuncia a uno mismo.
¿Cómo diferenciar celos de control o manipulación emocional en una pareja? ¿Hay celos "buenos" o "malos"?
Es importante hacer esta distinción. Los celos como emoción pueden ser naturales. El problema surge cuando se expresan de formas que limitan la libertad del otro, generan culpa o se usan como excusa para manipular. Cuando alguien dice: “No quiero que te pongas esa ropa”, “No podés salir con esa persona”, “Si me quisieras, me harías caso”... ya estamos hablando de control y manipulación emocional. El otro empieza a modificar su conducta por miedo, no por deseo. ¿Hay celos “buenos”? Podríamos decir que hay manifestaciones emocionales que pueden ser una señal para conversar. Por ejemplo, si algo genera inseguridad, se puede hablar, expresar desde la vulnerabilidad: “Me sentí incómoda con tal situación”. El problema no es sentir celos, sino lo que se hace con eso. La diferencia está en si esa emoción se comparte desde el diálogo o se impone desde el poder.
¿Qué mensaje le darías a quienes sienten celos pero no saben cómo gestionarlos o les da vergüenza hablar del tema en terapia?
Primero que nada: no estás solo/a. Sentir celos no te convierte en una persona tóxica, ni controladora, ni indeseable. Es una emoción humana que puede tener muchas causas detrás, y que merece ser comprendida con cuidado y sin juicio. Muchas veces los celos vienen acompañados de culpa o vergüenza. Pero hablar de eso en terapia no es exponer una falla, es abrir una puerta para entenderse mejor. Lo que no se nombra, se actúa. Y lo que se comprende, se puede transformar. La terapia es un espacio seguro donde no se juzga lo que sentís, sino que se busca entender de dónde viene, qué lo alimenta y cómo podés gestionarlo de una manera que no dañe ni tu bienestar ni tus vínculos