Proyecto de arquitectura solidaria

El Banco de Alimentos de Rosario (BAR) es una ONG benéfica encargada de la recuperación de alimentos que se encuentran fuera del circuito comercial pero que son aptos para consumo, los cuales almacena y clasifica para su distribución de forma rápida y eficaz entre 1634 entidades, que representa una ayuda directa miles de familias.

El voluntariado es un eslabón fundamental para el BAR, ya que permite poner en práctica la asistencia solidaria. Por ello la carrera de Arquitectura conformó un equipo de trabajo coordinado por su director, Arq. Juan Germán Guardati, e integrado por los alumnos Magalí Gomensoro, Francisco Castro, Lola Díaz y Tamara Lanser, con el fin de colaborar en la elaboración de un proyecto de renovación de sus instalaciones. El grupo fue recibido por Nilba Artuz (ingeniera en alimentos y responsable de voluntariado en el BAR) y María Travaglino (directora de Relaciones Institucionales), para recorrer el depósito y tener una primera aproximación a la problemática a abordar. Los voluntarios entregarán un primer borrador de la propuesta de reforma el próximo 20 de julio, con motivo del décimo aniversario de esta institución benéfica

 

Voluntarios a la obra

“Durante una clase conjunta de Proyecto Arquitectónico 3 y 4 el director de la carrera (Juan German Guardati) nos contó que existía la posibilidad de formar un equipo de voluntarios para renovar las instalaciones del Banco de Alimentos de Rosario”, explica Tamara Lanser, alumna voluntaria de la carrera de Arquitectura. Con esta idea en marcha se abrió la convocatoria para todos los estudiantes y profesionales que forman parte de la Universidad y una vez conformado el grupo fueron a visitar el lugar a intervenir “para reconocer sobre que trabajar y lograr un cambio que ayude en el desarrollo diario de las actividades que el BAR lleva adelante”.

Si bien las tareas que allí desarrollan nunca se detuvieron, incluso con la pandemia, el edificio presenta falencias para esta nueva realidad. “Desde el voluntariado proponemos una readaptación de los espacios para las áreas que así lo requieren. El 25 de julio el Banco está cumpliendo su décimo aniversario y vamos a entregar la propuesta inicial planteada”, asegura Tamara y agrega: “Creemos que es un ida y vuelta de beneficios. A nosotros como estudiantes poder intervenir este lugar, proyectar para que se siga ayudando desde ahí, más y mejor, y poner en práctica nuestra futura profesión”.

El BAR requiere del esfuerzo de mucha gente, estructura, y logística para la recolección, recuperación y distribución. En su depósito se controla y ordena todo lo recabado, teniendo en cuenta la diversidad de la mercancía, a través de la ayuda de empresas y personas que donan sus servicios, productos y tiempo, para intentar reducir el hambre, mejorar la nutrición y evitar el desperdicio de alimentos.

Quienes ahí se desempeñan merecen un espacio que les devuelva todo lo bueno que hacen y logran, por eso la Universidad Interamericana está comprometida con la tarea del BAR y aporta sus recursos más valiosos para colaborar con esta noble causa.