¿Qué nos dejan estos 30 años de MERCOSUR?
Por Dra. Susana Durán Saenz, Directora de la Carrera en Ciencia Política de la UAI.
En los años 80', los presidentes Raúl Alfonsín y José Sarney, firmaron una serie de acuerdos que llevaron a la Argentina y a Brasil a derribar la frontera del conflicto e instalarse en un proceso que llevaría a 30 años de una relación que, con sus momentos, convirtió a la región en un espacio de cooperación y amistad.
El Tratado de Asunción de 1991, es el punto de partida de un camino, lento y dificultoso, pero no por eso menos importante en términos de avances y consensos económicos, sociales y, especialmente, políticos.
En esta línea, hay varias cuestiones que aparecen como las constantes instaladas como sustrato de la integración latinoamericana. La primera, es la creencia arraigada en América Latina acerca de que la integración regional está plagada de “experiencias fallidas” casos como ALALC, ALADI, pero estos procesos no fueron tales si se lo mira en perspectiva y en el contexto de tiempos turbulentos en la región altamente complejos, donde los Estados enfrentaban al autoritarismo y a un fuerte endeudamiento que llevó a la crisis de la deuda externa. Aun así, los 80' marcan la vuelta a la democracia en los Estados de América Latina.
En retrospectiva, los resultados de estos acuerdos no tienen solo saldo negativo, la región se aglutinó detrás de un objetivo cooperativo como la integración regional, coordinó políticas y construyó mecanismos adaptados a las necesidades de la región a través de los que se creó el Mercado Común del Sur (MERCOSUR).
El segundo punto es que, este acuerdo surge en el momento de transición democrática, siendo sólo la democracia el único ámbito posible de acuerdo. Este elemento arraigado en la fuerte necesidad de un acuerdo superó las diferencias entre los cuatro socios fundadores, Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay.
El primer logro fue la expansión comercial del momento inicial, sin embargo, con el tiempo, le faltó velocidad a los Estados para incorporar los acuerdos en sus propias legislaciones, e incluso encaminarse hacia la conformación de esquema basado en el modelo de la Unión Europea tal como era la idea en un principio.
Esto llevo a un momento de estancamiento acompañado con las crisis económicas que se fueron dando a los largo de los noventa, la devaluación del Real en Brasil, la salida de la convertibilidad en Argentina, sin contar las repercusiones de las crisis internacionales en la región minaron un proyecto que parecía estar logrando lo que los anteriores no habían podido hacer, su prevalencia en el tiempo.
El giro hacia el progresismo en la región y la refundación, el 2003, crearon el ambiente necesario no sólo para debatir cuestiones de carácter comercial, sino para hacer más visible la importancia de la inclusión de las dimensiones sociales y políticas.
El tercer y último elemento importante, es que los escenarios internacionales fueron variando durante estos 30 años, pero la región busco de manera incansable un modelo de inserción que permitiera a los Estados salir de sus propios problemas y buscaran otros espacios que definivamente no era el MERCOSUR.
En los últimos años, en América Latina el mapa electoral produce cambios profundos en algunos países tales como Argentina, Brasil y un poco más tarde Uruguay, la suspensión de Venezuela, incorporado durante los gobiernos de Dilma Russef y Cristina Fernández de Kirchner dividió aún más las aguas.
¿Dónde quedó el espíritu de Asunción?
La reunión de los Presidentes por el 30° aniversario dejó a la vista los desacuerdos existentes hoy entre los socios. Si en un inicio el bloque se había conformado bajo ciertas premisas de democracia, unidad, dialogo y buen entendimiento, esta Cumbre marco las distancias que los Estados han tomado entre ellos a lo largo de los últimos años.
Cuestiones de carácter macroeconómicas tales como el alto nivel del Arancel Externo Común (AEC) haciendo poco competitiva a la región para las inversiones, otro tema que produjo fricciones tiene que ver con el pedido por parte de los otros países de una mayor flexibilidad del acuerdo para negociar con terceros Estados para lo que habría que modificar el T. de Asunción donde se establece un método de consenso para este tipo de nuevos acuerdos.
Acá, un tema fundacional es puesto en debate, y tiene un sentido bidireccional, el contexto internacional está adoptando mayores grados de apertura de mercados y acuerdos de integración más flexibles, pero países como el nuestro, donde se enfrenta una crisis económica interna no parece que fuera este una buena estrategia al menos de momento.
Por último, pero factor importante si los hay, el mapa electoral ya no es el mismo, la relación entre el presidente de Argentina, Alberto Fernández y el de Brasil, Jair Bolsonaro es no es de las mejores y esto repercute en el centro mismo del MERCOSUR, sumado a esto, las palabras de Lacalle Pou, presidente de Uruguay, en la última Cumbre sembraron en algunos sectores la inquietud acerca de la desarticulación de proceso de integración.