
Una mirada global desde el aula: “La educación es un puente entre culturas, disciplinas y desafíos internacionales”
De Esperanza (Provincia de Santa Fe) a Madrid (España), el recorrido de Lucila Serafino refleja el espíritu inquieto y comprometido de una profesional en formación. Alumna avanzada de la Licenciatura en Relaciones Internacionales en la Universidad Abierta Interamericana (UAI), Lucila no solo ha sabido destacarse por su desempeño académico, sino también por su capacidad de integrar experiencias internacionales, investigación y formación práctica en un perfil profesional sólido y versátil.
Actualmente finalizando su tesina, y con una instancia de intercambio en la ibérica Universidad Alfonso X “El Sabio”, Lucila combina su formación con una activa participación en proyectos de investigación sobre el pensamiento político y jurídico de la Escuela de Salamanca. El paso por distintas instituciones educativas, y cómo proyecta su futuro profesional en un mundo cada vez más interconectado, son testimonio del valor de la educación como puente entre culturas, disciplinas y desafíos internacionales.
La elección de estudiar Relaciones Internacionales fue más bien un proceso natural, impulsado por su interés en comprender cómo las dinámicas globales influyen en los eventos cotidianos. “Es una carrera que no solo abarca una enorme diversidad de temáticas, sino que también me ofrece un campo de acción amplio y multidisciplinario. Sumado al interés por comprender cómo los distintos actores internacionales, los estados, las organizaciones y las empresas, interactúan y se influyen entre sí”, explica.
Lucila señala que la pluralidad de terminales que ofrece la carrera le permitió no limitarse a “un solo campo de estudio o a una sola forma de pensar”, teniendo la oportunidad de combinar conocimientos de diferentes disciplinas, como economía, derecho, política, o historia, entre otras. “La capacidad de ser flexible y abordar cuestiones globales desde una visión integradora es lo que más llama mi atención, ya que siento que la carrera me brinda herramientas para poder adaptarme a los distintos escenarios y fomentar mi capacidad resolutiva con la libertad de explorar diferentes enfoques y perspectivas”, afirma.
Aunque en su entorno familiar no había antecedentes de formación en esta área, el acompañamiento fue constante. Su padre abogado, su madre psicopedagoga, y su hermana mayor arquitecta, radicada en Copenhague (Dinamarca), fueron pilares fundamentales. “Siempre me han acompañado y apoyado en cada decisión, brindándome su confianza y creyendo en mí, lo cual es una gran fuente de motivación. Su apoyo incondicional me permitió seguir mis intereses y desarrollar mis propias pasiones, sin sentirme limitada por expectativas externas”, cuenta con gratitud.
Su formación comenzó en la Universidad Nacional de Rosario (UNR), pero fue en la Universidad Abierta Interamericana (UAI) donde encontró un enfoque más dinámico y personalizado, próximo a la realidad profesional. “Desde el inicio noté un cambio importante en la dinámica académica. En la UAI se fomenta el diálogo, la participación y una enseñanza más cercana”, destaca. La posibilidad de involucrarse en proyectos y actividades prácticas fue significativa para su desarrollo: “Me gusta la manera en que se integra la teoría con experiencias reales y la cercanía de los docentes también fue un aspecto clave, ya que promueve un aprendizaje más personalizado y colaborativo”.
Lucila destaca que su trayecto académico le permitió desarrollar una mirada amplia y flexible, con capacidad de análisis crítico y adaptación a entornos diversos. También fortaleció habilidades en comunicación, planificación estratégica y mediación, junto con una buena capacidad de redacción y expresión oral, lo que le permite actuar con claridad y precisión en distintos ámbitos. “Todo este recorrido me dio herramientas para desenvolverme con claridad y aportar valor en los espacios de los que formo parte”, subraya.
En los primeros años de la carrera, su interés se centraba en la seguridad internacional, los conflictos armados y el rol de los organismos multilaterales. Sin embargo, con el correr del tiempo y gracias a nuevas experiencias académicas, su enfoque se desplazó hacia el ámbito empresarial internacional. “Descubrí un interés creciente por la negociación intercultural, la gestión del talento y los recursos humanos”, comenta.
En su consideración, las organizaciones funcionan como microespacios internacionales, con culturas propias, tensiones internas y dinámicas complejas que requieren una lectura atenta del contexto y una intervención precisa. “La negociación intercultural, por ejemplo, me parece una herramienta clave en un entorno globalizado, donde no alcanza con conocer el idioma, sino que es fundamental contar con las herramientas adecuadas para tratar las diferencias culturales, los valores y los códigos de cada parte involucrada”, explica.
Hoy, se proyecta profesionalmente en espacios vinculados a la gestión de personas, donde pueda combinar una mirada estratégica con un enfoque humano. Particularmente, se inclina por aquellos entornos que trabajen con desarrollo del talento, diversidad cultural e integración en contextos internacionales, ya sea desde áreas de recursos humanos, consultorías o programas orientados a la inclusión y la movilidad. “Creo que la formación en Relaciones Internacionales te prepara también para entender que los vínculos no son solo entre estados: también lo son entre personas, equipos, visiones y formas de hacer”, sentencia.
Una forma de entender el mundo
Una experiencia clave en su formación fue el intercambio académico que realizó en la Universidad Alfonso X “El Sabio”, en Villanueva de la Cañada, Madrid. Durante cinco meses, cursó materias como “International Security”, “Derecho Internacional Público”, “Foreign Policy enfocada en Asia y América”, y “Negociación Intercultural”. “Fue una experiencia profundamente enriquecedora, tanto en lo personal como en lo académico”, asegura y añade: “Me ayudó a explorar nuevas áreas de interés profesional, especialmente en lo vinculado al mundo organizacional e intercultural. Además, vivir y estudiar en otro país me permitió fortalecer habilidades como la adaptabilidad, independencia, comunicación y toma de decisiones en diferentes situaciones”.
El intercambio comenzó como una idea compartida entre amigas, pero finalmente Lucila viajó sin compañía. “Aunque terminé viajando sola por diversas circunstancias, gran parte de la experiencia fue posible gracias a ellas y a la organización conjunta”, recuerda. Lo que más valora de esa etapa fue haber descubierto y fortalecido capacidades personales como la adaptación constante y la resolución autónoma de situaciones nuevas. “Estar en un entorno desconocido me obligó a salir de mi zona de confort y tomar decisiones con mayor seguridad”, reflexiona.
En su periplo europeo participó diferentes workshops con temáticas vinculadas al funcionamiento del sistema internacional, la resolución de conflictos, los marcos normativos que regulan las relaciones entre estados, y las estrategias de política exterior en distintos contextos regionales. A su vez, la formación incluyó espacios más prácticos, centrados en la gestión de la diversidad cultural y la toma de decisiones en entornos multiculturales. “Fue una instancia clave para fortalecer mi capacidad de análisis crítico y ampliar mis intereses dentro del campo profesional”, valora.
Además de su educación académica, Lucila participa como coinvestigadora en un proyecto dirigido por el doctor Fabián Lavallén Ranea (director de las carreras de Relaciones Internacionales y Ciencia Política), centrado en el pensamiento de la Escuela de Salamanca. El objetivo es explorar cómo, en el siglo XVI, esta corriente contribuyó al diseño de un marco de convivencia global, especialmente a través del Derecho de Gentes y el concepto de soberanía. “La cuestión central es cómo estas ideas cimentaron el primer orden internacional moderno y otorgaron a la Monarquía Hispánica un 'poder blando' basado en principios de justicia universal, más allá de la pura fuerza militar”, aclara.
El rol de Lucila consiste en analizar las obras del fraile y catedrático español Francisco de Vitoria para comprender cómo formuló un marco jurídico universal que no solo legitimó la expansión imperial, sino que también abrió el camino a la concepción moderna de los derechos humanos y la soberanía nacional. “Durante el desarrollo del proyecto, viajamos con una compañera a Salamanca para buscar material relevante que enriqueciera nuestro análisis”, confiesa.
Actualmente, Lucila está finalizando su tesina y cursa un seminario virtual sobre democracia y opinión pública en la Universitat Autónoma de Barcelona. Su objetivo inmediato es concluir la carrera, pero ya piensa en seguir profundizando en áreas vinculadas a la gestión de equipos y dinámicas organizacionales. “Este campo ha llamado mi atención recientemente, y creo que expandir mis conocimientos en esta dirección será clave para afrontar los retos actuales del ámbito profesional”, concluye.
Para Lucila, las relaciones internacionales no son solo una carrera, sino una forma de entender el mundo: “La formación que he recibido me ha dado una base sólida y amplia que te prepara para entender que los vínculos no son solo entre estados, también lo son entre personas, equipos, visiones y formas de hacer”.