Dengue: historia, causas, síntomas y prevención. Segunda Parte
Por Fernanda Ferrer*
Manifestaciones clínicas
El dengue es una sola enfermedad con presentaciones clínicas variadas, siendo de carácter sistémica, dinámica y de evolución impredecible. Presenta un período de incubación de 4 a 7 días, durante el cual no hay manifestaciones, para luego aparecer fiebre (de 2 a 7 días de duración) asociado a intenso malestar general, dolor de cabeza, dolor muscular, manchas en la piel, náuseas, vómitos y dolores articulares.
Algunos casos de dengue pueden evolucionar a formas graves, con manifestaciones hemorrágicas (sangrados), y pérdida de plasma debido al aumento de la permeabilidad vascular, lo que puede llevar a un cuadro de shock. Otros casos se manifiestan con pocos síntomas o de manera asintomática. La evolución a un caso grave depende de la virulencia del serotipo, de las características del huésped (edades extremas de la vida, embarazo e inmunodeprimidos aumentan el riesgo), y si hubo infección previa por otro serotipo. No obstante, también la infección primaria puede manifestarse como dengue grave y requerir internación.
No existe tratamiento específico, pero sí es muy importante aplicar medidas de sostén oportunas, como el mantenimiento de la hidratación, el manejo de la fiebre, y el control médico de los signos de alarma. Se recomienda no automedicarse y consultar al médico ante síntomas como fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular y decaimiento, ya que el cuadro puede ser similar a otras patologías.
Prevención: Descacharrado y ordenamiento ambiental
Las medidas más importantes son aquellas que tienden a controlar el mosquito vector, porque sin este la enfermedad no puede ocurrir. Para ello, es importante la eliminación de reservorios evitando su reproducción y, las medidas, deben implementarse en invierno, tales como: desechar el uso de inservibles o recipientes pequeños que ya no se usen, tapar contenedores de agua almacenada, reemplazar el agua de macetas o floreros por arena, mantener limpios el domicilio y el patio, los baldíos, evitar que baldes o botellas puedan acumular agua, cambiar el agua de bebederos de animales diariamente, limpiando sus bordes con cepillo. Limpiar canaletas y desagües de lluvia de los techos, tanques y recipientes que recolectan agua.
Control biológico y químico del aedes
La aplicación de insecticidas es una medida de control químico para eliminar los mosquitos adultos, pero no es útil para eliminar los huevos ni las larvas. Para las larvas se pueden utilizar métodos de control biológico, a través de organismos vivos que parasitan larvas del Aedes aegypti en los depósitos de agua limpia. El más utilizado en nuestro país es un biopesticida a base de Bacillus thuringiensis var. Israeliensis que produce toxinas que matan las larvas con efecto residual, sin contaminar el ambiente. De esta manera se reducen las poblaciones en el medio acuático. La implementación de estos procedimientos debe ser evaluada por las autoridades sanitarias para hacer un uso controlado de estos productos y evitar la resistencia.
Otra medida que se estudió en el mundo es la utilización de técnicas del mosquito estéril. Estos son mosquitos modificados utilizando radiación o infección por la bacteria Wolbachia en mosquitos macho, que se aparean con hembras silvestres y producen huevos alterados. Esto sirve para controlar las poblaciones de aedes.
En los brotes se realiza una intervención conjunta de actores gubernamentales y comunitarios para realizar actividades de fumigación, control de casos febriles, diagnóstico serológico y ordenamiento de las viviendas y manzanas. El repelente es muy importante, y se recomienda usar aquellos a base de N,N-diethyl-meta-toluamide (DEET) en concentraciones mayores o iguales al 20% sobre piel expuesta, especialmente durante la época de mosquitos, cada 4 a 6 hs. Si la concentración es menor, debe repetirse la aplicación más frecuentemente. También es de utilidad el uso de ropa clara, tul y tela mosquitera. Todas estas medidas también disminuyen la posibilidad de otras infecciones transmitidas por Aedes aegypti, como el virus zika y el virus chikungunya.
Vacunas
En 2017 se aprobó en Argentina una vacuna quimérica para los 4 serotipos, que está indicada solo en personas de 9 a 45 años que ya tuvieron dengue, con infección confirmada por laboratorio. La mayor eficacia se registró en niños y adolescentes en donde se observó una tasa de éxito del 80% para evitar la enfermedad y las hospitalizaciones derivadas, aunque actualmente no está disponible en nuestro país. Recientemente se espera aprobación de otra vacuna tetravalente a virus vivos atenuados, para pacientes entre 4 y 16 años, y hasta el momento fue eficaz en la prevención del dengue para los 4 serotipos.
El dengue es una enfermedad ampliamente extendida cuyo control depende de factores ecológicos, y socio culturales, siendo imprescindible el compromiso de la sociedad para lograr prevenirla.
* Docente de la carrera de Medicina de la Sede Rosario. Médica especialista en Infectología. Magister en Prevención y Control de las Zoonosis