
Estudiante de Medicina de la UAI obtuvo el tercer puesto en el Gran Fondo Argentina 2025
El Gran Fondo Argentina 2025, la competencia de ciclismo más importante del país, tuvo entre sus protagonistas a un estudiante de tercer año de Medicina de la Universidad Abierta Interamericana llamado Rodrigo López, quien logró el tercer puesto en la categoría de 60 kilómetros, representando a la institución entre más de 4.000 participantes.
La carrera, que recorrió autopistas emblemáticas como la Illia, 25 de Mayo y Perito Moreno, fue una experiencia inolvidable para el joven deportista. “El recorrido es hermoso; recorrer las autopistas a las seis de la mañana, con el amanecer, es una experiencia única, el sueño de todo ciclista. Además, la cantidad de gente que participa en este certamen es impresionante, lo que le da un gusto especial al llegar adelante de tanta gente”, contó emocionado.
Representar a la UAI en una competencia de semejante magnitud tuvo para él un valor muy especial: “Es una forma de devolverle un poco de todo lo que me dio la institución. Desde los 8 hasta los 14 años jugué profesionalmente al fútbol, y el club que me marcó fue la UAI. Lo que me llamó la atención fue que me exigieran tener todas las materias aprobadas del secundario para poder ser citado los domingos. Eso me motivaba a ser no solo el mejor en el fútbol, sino también en lo académico. Así llegué a ser abanderado en el colegio. Por eso sentí orgullo y agradecimiento.”
Su preparación fue tan exigente como metódica. “Entreno todos los días entre 2 y 3 horas, y los fines de semana entre 3 y 5. Incluso hay períodos en los que hago doble turno. Tengo un entrenador que fue ciclista de la selección, Diego Vargas, junto a su hermano Horacio. No solo son ciclistas, sino también profesores de Educación Física, y se nutren de información actualizada para sacar lo mejor de mí. En lo mental, me ayudan ellos y mi papá, quien también fue atleta de alto rendimiento y sabe lo que vive un deportista día a día.”
Sobre el recorrido, recordó el momento más difícil: “Hubo un tramo de 15 km en la autopista 25 de Mayo hasta la bajada de Vélez. Veníamos luchando por la punta. Ellos corrían en equipo y tuve que defenderme de las ‘escapadas’. Fue duro, pero resistí y pude recuperarme para el sprint final.”
El ciclista reconoció que, aunque tenía grandes expectativas, la incertidumbre siempre está presente: “Tenía mucha confianza en mi entrenamiento, pero en el ciclismo uno nunca sabe cuándo puede pinchar o caerse. A veces solo queda tener fe en uno mismo.”
El logro tiene un fuerte componente emocional: “Esta carrera representa todos los días en los que tuve ganas de no salir a entrenar por cansancio o dolor, y aun así salí igual. El esfuerzo y la disciplina demuestran que vale la pena darlo todo.” Actualmente, se prepara para su próximo objetivo: “El Campeonato Argentino de Pista, en Mar del Plata, el mes que viene. Será mi primera experiencia en pista, y espero acercarme al podio argentino.”
Sobre cómo maneja la presión, explicó: “Antes del ciclismo me dediqué al atletismo y formé parte de la selección en los 800 metros. Allí obtuve herramientas para lidiar con los nervios y las decepciones, que hoy me sirven tanto para competir como para rendir exámenes. La concentración la entrené mucho con mi papá, haciendo visualizaciones del día de la carrera.”
Su compromiso con el estudio es igual de riguroso: “Lo más importante es ser disciplinado y saber que existen tiempos para cada actividad. Limitar el uso del celular y la televisión es una gran ayuda. Cuando hago una actividad, la hago al 100%, y no hago otra cosa que no sea esa.”
De su formación médica, también rescata aprendizajes para su vida deportiva: “Adquirí conocimientos básicos de fisiología y bioquímica, lo cual me permitió leer artículos médicos y mantenerme actualizado en técnicas de entrenamiento y alimentación.”
La UAI —dice— fue clave para poder compatibilizar ambos mundos: “Elegí la UAI por su flexibilidad horaria, que me permite acomodar mis entrenamientos. Además, brinda un excelente servicio de atención al alumno. Lo que más destaco es que en la UAI no sos un número. Nunca me sentí un número: siempre tuve la posibilidad de hacerme escuchar frente a las necesidades que se me fueron presentando. También me ofrece beneficios como bonificaciones en servicios de salud y gimnasios a los que asisto. Y los profesores siempre se muestran abiertos y comprometidos.”
El estudiante también reflexionó sobre la importancia de mantener un equilibrio entre la vida académica y personal: “Hay una frase que me gusta mucho: ‘El que de medicina solo sabe, ni de medicina sabe’. Hay que lograr un equilibrio global. Realizar varias actividades en simultáneo te vuelve más eficiente, te obliga a no fallar en ninguna si querés seguir disfrutando de las otras. Somos humanos y necesitamos un cable a tierra frente a la rutina; el deporte lo es para mí.”
Además de entrenar y estudiar, tiene otros intereses: “Tengo tres hobbies: estudiar alemán, tocar el piano y cantar.”
Su pasión por el ciclismo nació de una lesión: “El ciclismo fue un hogar que encontré cuando me fracturé la columna. No había otro deporte que me permitiera seguir entrenando como lo hizo el ciclismo. De ahí el amor fue creciendo hasta que, en 2023, me animé a competir formalmente y logré un podio que me motivó a seguir.”
Y su motivación se mantiene clara: “Apuntar a un objetivo, ya sea el Gran Fondo, el Campeonato Argentino o rendir las materias en tiempo y forma. Eso me impulsa a dar lo mejor en cada área.”
Aunque no tiene ídolos específicos del ciclismo, sí admira profundamente a Paula “Peque” Pareto: “La admiro muchísimo. Médica, medallista olímpica y, por sobre todo, humilde.”
En cuanto al futuro, no duda: “Mis metas a corto y mediano plazo en el ciclismo son integrar la Selección Argentina en un Panamericano o Mundial, algo que veo posible el año que viene. En medicina, quiero recibirme con un buen promedio y especializarme, probablemente en cirugía.”
Entrevista completa.
¿Cómo fue la experiencia de participar en el Gran Fondo Argentina, la carrera más importante del país?
En principio, fue una carrera muy esperada durante todo el año, ya que el año pasado logré estar en el podio y deseaba con todas mis ganas repetirlo. El recorrido es hermoso: recorrer las autopistas (Illia, 25 de Mayo y Perito Moreno) totalmente vacías a las seis de la mañana, con el amanecer, es una experiencia única; el sueño de todo ciclista. Por otro lado, la cantidad de gente que participa en este certamen es impresionante: este año fueron más de 4.000 personas, lo que le da un gusto especial al llegar adelante de tanta gente.
¿Qué sentiste al representar a la Universidad Abierta Interamericana en un evento de esta magnitud?
Para mí es una forma de devolverle un poco de todo lo que me dio la institución. Desde los 8 hasta los 14 años jugué profesionalmente al fútbol, pasando por clubes como Ferro y Vélez, pero el que me marcó fue la UAI. Lo que me llamó la atención en ese momento —algo que ningún club hacía— fue que me exigieran tener todas las materias aprobadas del secundario para poder ser citado los domingos. Eso me motivaba a ser no solo el mejor en el fútbol, sino también en lo académico. Así fue que llegué a ser abanderado en el colegio, gracias al fútbol y a la UAI. Por eso, respondiendo sin vueltas, sentí orgullo y agradecimiento.
¿Cómo te preparaste física y mentalmente para enfrentar una carrera de 60 kilómetros?
Actualmente entreno todos los días entre 2 y 3 horas, y los fines de semana entre 3 y 5 horas; incluso hay períodos en los que hago doble turno. Tengo un entrenador que fue ciclista de la selección, Diego Vargas, junto a su hermano Horacio Vargas. No solo son ciclistas, sino también profesores de Educación Física, y se nutren de información actualizada para sacar lo mejor de mí. En lo mental, me ayudan ellos y mi papá, quien también fue atleta de alto rendimiento y sabe lo que vive un deportista día a día.
¿Qué parte del recorrido te resultó más desafiante?
Hubo un tramo de 15 km en la autopista 25 de Mayo hasta la bajada de Vélez. Allí veníamos con los otros ciclistas con quienes compartí podio, luchando por la punta. Ellos corrían en equipo, y tuve que defenderme de lo que en ciclismo llamamos “escapadas” o “ataques”. Fue duro, ya que eran dos y debía estar atento para que no se me escapara ninguno. Por suerte, resistí, y en la vuelta —con viento a favor, donde las velocidades no bajaban de 55 km/h— dejaron de atacar y pude recuperarme para el sprint final.
¿Esperabas obtener el tercer puesto o fue una sorpresa?
La realidad es que tenía mucha confianza en mi entrenamiento y sabía que quien me ganara debía estar en su mejor forma. Por eso, las expectativas eran altas. Cabe resaltar que en el ciclismo uno nunca sabe cuándo puede pinchar o caerse por un choque, por lo que el margen de error siempre está presente. Sin mencionar que, al ser una carrera con tanta gente, tampoco se sabe con quién puede uno encontrarse. A veces solo queda tener fe en uno mismo, jaja.
¿Qué significa para vos este logro dentro de tu carrera deportiva? ¿Te preparás para otra competencia?
Esta carrera representa todos y cada uno de los días en los que tuve ganas de no salir a entrenar por cansancio o dolor, y aun así salí igual. El esfuerzo y la disciplina demuestran —aunque no siempre— que vale la pena darlo todo. Actualmente me estoy preparando para el gran objetivo del año: el Campeonato Argentino de Pista, en Mar del Plata, el mes que viene. Allí me rozaré con los mejores del país. Será mi primera experiencia en un campeonato de pista, por lo que solo espero mejorar mis tiempos de entrenamiento y acercarme lo más posible al podio argentino, el cual el año próximo iré a buscar mucho más preparado.
¿Cómo manejás la presión y la concentración durante una competencia de alto rendimiento?
Antes del ciclismo me dediqué al atletismo, y tuve la oportunidad de formar parte de la selección en la prueba de 800 metros. Allí obtuve herramientas para lidiar con los nervios y las decepciones, las cuales me sirven incluso hasta el día de hoy para competir en ciclismo e incluso rendir exámenes, donde rara vez me pongo nervioso. La concentración la entrené mucho con mi papá, haciendo visualizaciones del día de la carrera, imaginándola y viviéndola mentalmente. Eso me ayudó mucho a no perder el foco.
¿Cómo combinás tus estudios de Medicina con los entrenamientos de alto rendimiento?
Podría mencionar muchas herramientas, pero creo que lo más importante es ser disciplinado y saber que existen tiempos para cada actividad. Limitar el uso del celular y la televisión es una gran ayuda. Cuando hago una actividad, la hago al 100%, y no hago otra cosa que no sea esa.
¿Qué aprendizajes del deporte aplicás en tu vida académica y viceversa?
Del deporte aprendí a lidiar con la frustración. En mi mejor momento del atletismo me fracturé una vértebra entrenando, lo que me dejó un año sin poder trotar siquiera. Busqué alternativas, y una de ellas —que me permitió seguir entrenando al máximo sin sufrir las secuelas de la fractura— fue el ciclismo. Así fue como empecé. Por otro lado, la universidad me enseñó a ser mucho más disciplinado con mis horarios y me volvió más eficiente.
¿Tu carrera universitaria te ayudó de alguna manera en tu desarrollo como deportista (por ejemplo, en el conocimiento del cuerpo o la salud)?
Totalmente. Adquirí conocimientos básicos de fisiología y bioquímica, lo cual me permitió aprender a leer artículos médicos y mantenerme actualizado en técnicas de entrenamiento, alimentación y optimización del rendimiento.
¿Cómo te acompaña la UAI en tu recorrido deportivo y académico?
Entre las muchas razones por las que elegí la UAI, una fue su flexibilidad horaria, que me permitió acomodar mis entrenamientos. Además, la universidad brinda un excelente servicio de atención al alumno, con recursos como bedelía y contacto directo con el director de carrera, Facundo Correa, a quien le estoy muy agradecido por su acompañamiento en mi carrera como ciclista y futuro médico. Siempre comparto experiencias con amigos de otras universidades, y lo que más destaco de la UAI es que no sos un número. Nunca me sentí un número: siempre tuve la posibilidad de hacerme escuchar frente a las necesidades que se me fueron presentando. También me ofrece beneficios como bonificaciones en servicios de salud y gimnasios a los que asisto. Por último, destaco la calidad educativa y el compromiso de los profesores, quienes siempre se muestran abiertos a las inquietudes de los alumnos.
¿Qué consejos les darías a otros estudiantes que también practican deportes de manera competitiva?
Hay una frase que me gusta mucho: “El que de medicina solo sabe, ni de medicina sabe”. Me refiero a que la carrera no lo es todo; hay que lograr un equilibrio global. Desde el primer año comparto la carrera con mi mejor amigo Leandro —futuro excelente médico y ya recibido como nutricionista en la UAI—, y siempre vuelve el mismo tema en nuestras charlas: ambos coincidimos en que realizar varias actividades en simultáneo te vuelve más eficiente en todas, ya que te obliga a no fallar en ninguna si querés seguir disfrutando de las otras. Por lo tanto, no soy quién para dar consejos, pero a mí me sirvió no tener miedo a buscar mis límites realizando varias actividades. Somos humanos y necesitamos un cable a tierra frente a la rutina; el deporte lo es para mí. Además, tengo tres hobbies: estudiar alemán, tocar el piano y cantar.
¿Cuándo y cómo empezó tu pasión por el ciclismo?
El ciclismo fue un hogar que encontré cuando me lesioné la columna. No había otro deporte que me permitiera seguir entrenando como lo hizo el ciclismo. De ahí el amor por este deporte fue creciendo hasta que, en 2023, me animé a competir formalmente, logrando un podio que me motivó a seguir.
¿Qué te motiva a seguir entrenando y superándote día a día?
Mis motivaciones son simples: apuntar a un objetivo, ya sea el Gran Fondo, el Campeonato Argentino de Pista o terminar el año rindiendo las materias en tiempo y forma. Eso me impulsa a dar lo mejor de mí en cada área.
¿Tenés algún referente o figura del ciclismo que te inspire?
Nunca tuve una figura famosa del ciclismo que me inspirara, pero en los últimos años fui admirando a la “Peque” Pareto, a quien tuve el placer de conocer en el Gran Fondo. Médica, medallista olímpica y, por sobre todo, humilde.
¿Qué metas te proponés para el futuro, tanto en el deporte como en tu carrera médica?
Mis metas a corto y mediano plazo en el ciclismo son integrar la Selección Argentina en un Panamericano o Mundial, algo que veo posible el año que viene. En cuanto a mi carrera médica, mi objetivo es recibirme con un buen promedio y realizar una especialización, que si bien aún no tengo decidida, todo apunta a cirugía.