Nutrición consciente: Una apuesta por la alimentación saludable

La historia de Antonela Di Gregorio y su tienda de alimentos Santé, es un relato de dedicación y búsqueda personal por una alimentación más auténtica, libre de conservantes y aditivos. Alumna de la Licenciatura en Nutrición de la Universidad Abierta Interamericana, Antonela ha logrado combinar su formación académica en nutrición con su pasión por ofrecer productos saludables y nutritivos.

El nacimiento de su negocio está íntimamente ligado al crecimiento de su hija, cuando en 2016 comenzó a cocinar para ella y crear budines caseros. Lo que empezó como una necesidad personal se transformó rápidamente en un emprendimiento exitoso, con una producción que creció exponencialmente.

Con el apoyo de redes sociales y el boca a boca, Antonela formalizó su proyecto en “Santé”, una tienda donde comercializa tanto sus productos como los ingredientes que utiliza. Hoy, cuenta con dos locales físicos en Rosario y un equipo comprometido con la atención del público, destacándose por su filosofía de alimentación consciente y su enfoque en las necesidades individuales de cada cliente.

 

 - ¿Cómo nace “Santé”? ¿de dónde surge ese nombre?

- Santé nace de la necesidad de ofrecer una alimentación real, sin ultra procesados, sin por eso dejar de ser rica y visualmente atractiva para las primeras comidas de mi hija.

Fui experimentando y, un poco por necesidad y otro poco por el desafío, me lancé a vender panes y budines. Luego, comencé a comercializar la materia prima con la que elaboraba y, poco a poco, fui sumando a otros emprendimientos locales que estén en sintonía con la filosofía de lo hoy es la marca

Con el tiempo cree una tienda virtual y finalmente nos lanzamos al primer negocio. Un local muy chiquito en mi barrio, que lo reestructure varias veces porque cada semana sumaba productos nuevos. Después vino la carrera y el segundo local. Finalmente, se consiguió un espacio más grande para el primero, y lo mudamos al corazón del barrio Abasto. 

El nombre "Santé" significa "salud" en francés, y refleja perfectamente nuestra filosofía: comida consciente que cuida el cuerpo y el alma.

 

- ¿Quiénes colaboraron inicialmente con tu proyecto?

- Al principio fue un emprendimiento personal, pero conté con el apoyo invaluable de mi familia. Tanto mi hija que me miraba horas cocinar, como mi marido que siempre me apoyó. Poco a poco fui sumando colaboradores, entendiendo que constituir un equipo y delegar las cuestiones operativas me permitía escalar mi negocio

 

- ¿Cómo se conforma actualmente el equipo de trabajo?

- Hoy cuento con 7 colaboradores, pero además trabajo con asesores externos en neuro ventas, coach ontológico, apoyo para las franquicias, asesores contables y financieros. También, cuento con un repartidor, una diseñadora gráfica y estamos construyendo un equipo de marketing.

- ¿Qué productos ofrecés?

- En Santé nos especializamos en opciones de alimentación real, sin ultraprocesados, incluyendo comidas listas para consumir, snacks saludables, postres sin azúcar refinada y opciones aptas para distintas necesidades alimentaria: productos sin gluten, keto, vegano y sin lactosa. Buscamos que cada producto combine nutrición y sabor.

Con el tiempo, los clientes nos han ido demando alimentos que no eran del todo saludable y contamos con algunas opciones menos estrictas, nutricionalmente hablando, pero las ofrecemos de esa manera. Nos caracterizamos por la honestidad con nuestros clientes.

 

- ¿Con cuántos locales cuenta la marca?

- Actualmente tengo dos sucursales, Abasto (Corrientes 2149) y Tribunales (Dorrego 1668), ambas a mi cargo. Además, tenemos próximas aperturas en Pichincha, Funes y Baigorria de la mano de franquiciados. Proyectamos terminar el año con 8 sucursales en esta primera fase de expansión de la marca.

 

- ¿Por qué decidiste que el modelo de franquicias era el adecuado para Santé?

- Empecé a recibir muchas consultas de otros comerciantes por redes sociales sobre gestión, por eso comencé asesorando otras dietéticas tanto en aperturas, como capacitación de equipos o procesos. Con el tiempo me di cuenta de que era muy difícil continuar ese trabajo sin convertirlos en un apéndice de mi marca.

Luego, fui invitada a un evento para pequeños y medianos empresarios donde escuché una charla sobre franquicias y la idea resonó muy fuerte en mí. Hice un par de llamadas y rápidamente estaba en contacto con un asesor comenzado el camino. Me entusiasma la idea de poder llevar alimentos conscientes a otros lugares, que se multiplique la cultura de trabajo y la filosofía Santé.

- ¿Cuáles fueron los mayores desafíos que enfrentaste al comienzo?

- Creo que el mayor desafío, y hoy lo sigue siendo, está vinculado con la oferta de ciertos alimentos que no van en sintonía con la marca y son muy frecuentes de encontrar en dietéticas. Sostener los principios y la ética sin descuidar la cuestión comercial es un compromiso que asumo, pero sin dudas es el mayor desafío.

 

- ¿Qué estrategias utilizaste para crear una identidad de marca y comercializar tus productos?

- Desde el inicio trabajamos en una identidad visual clara y alineada con nuestros valores. Priorizamos la comunicación en redes sociales, el boca a boca y la experiencia del cliente en cada local. Además, realizamos degustaciones y alianzas estratégicas con proveedores para posicionar Santé como un referente en alimentación saludable. Pero siempre muy orgánico, el contenido es creado, editado y redactado por mí. Hasta el momento la identidad gira un poco en torno a mi marca personal.

 

- ¿Por qué te decidiste a estudiar Nutrición en la UAI?

- Como todo en la vida, es multifactorial. En primer lugar, mi historia. Un pasado de obesidad y el recorrido por múltiples enfoques. Lo viví en carne propia, y quiero ayudar a otros a estar sanos y cómodos con su cuerpo. 

En primera instancia la decisión de UAI fue por el plan de estudio y la posibilidad de cursar a la noche. Debo confesar que ingresé con un amplio recorrido por varios cursos, incluso ya siendo antropometrista ISAK, y otras tantas lecturas en mi haber. Creí que la carrera no me iba a deslumbrar, pero me encontré con docentes muy comprometidos y generosos con sus conocimientos. Mis saberes previos se potenciaron y tuvieron el encuadre científico que necesitaba, sin contar que me encontré con un plan de estudio muy actualizado.  

- ¿Qué herramientas adquiridas en tu formación hoy podés aplicar en tu actividad laboral?

- Mi formación me permitió comprender en profundidad la composición de los alimentos, la importancia de una nutrición balanceada y el impacto de los ultraprocesados en la salud. Todo esto lo aplico diariamente en el diseño de productos, la selección de ingredientes y la educación al cliente sobre opciones más saludables.

Por otro lado, trabajamos con un 80% de clientes que transitan alguna patología, y gracias a las herramientas en dietoterapia y fisiopatología, logramos recomendar los alimentos que la persona necesita, o podemos comprender las recomendaciones que les da el profesional de la salud para traducirla en un alimento.

 

- ¿Qué proyectás para tu futuro como profesional y emprendedora?

- A nivel profesional planeo el pronto ejercicio de la profesión. Me atrevo a soñar con una clínica donde pueda atender junto a otros profesionales que estén alineados a mis valores y, porque no, regresar a mi casa de estudios como docente. Como emprendedora busco expandir la marca y ser referente de la alimentación consciente.