Una historia de futbol  

“Inicié mi camino en el fútbol desde muy chiquita. Una de mis primeras fotos fue con una pelota al lado, que me puso mí tío”, revela Camilla Bellavia, alumna de la Licenciatura en Kinesiología y Fisiatría en la Sede Rosario, y futbolista profesional. A los 7 años ya jugaba con su primo y además hacía sus primeras armas entrenando con una categoría superior. Sin embargo, por su condición de mujer se le impidió competir, lo que motivó que dejara la práctica activa de este deporte durante algún tiempo.

En 2010 ingresó a una escuela de fútbol 5 que estaba comenzando, y a los 14 años probó con el futsal, disciplina que confiesa “la enamoró” y que dejó por la profesionalización del fútbol femenino tras su llegada a Rosario Central en 2017.

Camila escribió parte de unas de las páginas más destacadas en la historia de este deporte en Argentina, cuando integró el 11 inicial del “Canalla” que, en el primer partido de la liga profesional de futbol femenino, venció a Villa San Carlos por 5 a 1, con la particularidad que el gol iniciático de esta competencia lo marcó Selena Chamorra, también alumna de la Licenciatura en Kinesiología y Fisiatría.

 

- ¿Sentiste en algún momento ciertos prejuicios por jugar al futbol?

- De parte de mí familia nunca, siempre jugué con mis tíos y primos. Mi madre me acompaño desde el primer entrenamiento hasta que ya fui independiente, al igual que mi padre que juntos me llevaban y me traían a todos lados. De parte de clubes y demás, hasta que el fútbol femenino de hizo visible, si sentí una discriminación al punto de no dejarme jugar la liga por ser mujer. Después en típicos comentarios como: “Andá a lavar los platos”.

 

- ¿Qué recordás de tu arribo a Rosario Central?

- Tuve un primer intento en 2010, pero era muy chica y me recomendaron que no vaya. En las ligas no había protección, las chicas eran todas más grandes y corría riesgos innecesarios.  

En 2017 leí una nota, la cual decía que Rosario Central iba a profesionalizar su fútbol femenino, por lo que averigüé para ingresar, fui a la prueba y quedé. Así fui ascendiendo a reserva, y luego a primera. Mis primeros entrenamientos con la categoría superior fueron de orden posicional, algún partido y ejercicios de dominio de balón para tomar dimensión de la nueva pelota y del tamaño de la cancha.

 

- ¿Cómo viviste la participación en la primera liga femenina profesional en Argentina?

- Fue todo un orgullo y un sueño cumplido para mí. No podía creer que estemos dando este paso tan grande, que es el sueño que toda persona que le guste jugar al futbol. Fue una locura pensar que se hizo realidad lo que yo me había propuesto desde que leí esa nota en 2017.

 

- ¿Cómo fue el retorno a la práctica activa luego de la suspensión del torneo producto de la pandemia?

- El retorno fue duro y complejo de llevar. En nuestro caso, las jugadoras que habían tenido COVID tuvieron que seguir todo un proceso lento y muy controlado para volver a la rutina normal a la par del grupo que no se contagió. Asimismo, este grupo que no tuvo COVID debió realizar una readaptación, principalmente aeróbica y de fuerza, de menos a más para evitar lesiones ya que, de entrenar sola en casa sin todos los elementos adecuados a pasar al campo con las herramientas necesarias, fue un cambio grande al que tuvimos que adaptarnos.

 

 

- Si tuvieras que hacer un balance del rendimiento del equipo ¿cuál sería?

- Al equipo lo veo bien, creciendo en lo grupal y en lo táctico. No fue lo esperado, queríamos dejar a Central dentro de los primeros cuatro equipos, como el torneo anterior, pero como en todo proceso hay altos y bajos, pero aun así seguimos trabajando y aprendiendo día a día para mejorar, estar entre los primeros equipos del torneo, y en la copa Federal que se va a realizar este 2021.

 

- ¿Cuáles son tus características más salientes como futbolista?

- Soy una jugadora fuerte, de marca, con un buen orden posicional y capaza de meter los pases filtrados o cambios de frente, más que nada distribución de balón. Otra característica que me ayudó mucho es el manejo de ambas piernas lo cual me facilita cumplir en cualquier sector de la cancha, tanto izquierdo como derecho. Soy competitiva y exigente en cuanto a lo personal para la mejora de mí juego y para mí aprendizaje.

 

- ¿Cómo es un día habitual en tu vida? ¿cómo armonizás las responsabilidades entre el estudio y el entrenamiento?

- Normalmente la cursada arranca por la mañana temprano de manera virtual, aunque en reiteradas oportunidades pudimos asistir presencialmente para algunas asignaturas. Luego de terminar la cursada, almuerzo lo recomendado por nuestra nutricionista y me preparo para el entrenamiento. Al final del día llego de entrenar, mi madre ya tiene la comida lista así que ceno y me ducho para finalmente descansar, estudiar lo dado en el día, o preparar parciales.

 

- ¿Por qué decidiste comenzar la carrera de kinesiología?

- En mí vida deportiva tuve varias lesiones, por suerte ninguna grave, que requirieron de un proceso de rehabilitación el cual llamo mí atención desde el comienzo. Además, siempre me interesó lo mucho que está ligada la Kinesióloga con el deporte, y tengo mucha gente cercana a la profesión, “kines” que me comentarios, orientaron y ayudaron a tomar la decisión de seguir este camino. Pude acceder gracias a una beca que la Universidad me dio, así que estoy muy agradecida por esta oportunidad.