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"La UAI te da todas las herramientas para que uno despegue"
Ramón Omar Verón (62) estudió kinesiología en la Universidad de Buenos Aires (UBA), es profesor en la Universidad Católica de La Plata (UCALP) y desde hace años se transformó en el director de la Licenciatura en Kinesiología y Fisiatría de esa casa de estudios. Hace muy poco, tras un arduo trabajo y dedicación, logró concluir el Doctorado en Ciencias Médicas en la Universidad Abierta Interamericana (UAI).
Es dueño del centro Ceryk de rehabilitación y kinesiología en su Quilmes natal, lugar que fundó hace más de 20 años y que, a pesar de las dificultades que pasaron durante la pandemia, aún sigue adelante. "Pasamos por todas las vicisitudes habidas y por haber. Gracias a Dios lo sostenemos con un equipo bárbaro. Somos alrededor de nueve personas entre administrativos y terapeutas", destacó Ramón Omar.
Es especialista en rehabilitación neurológica y, dentro de la misma, estudió la espasticidad muscular. Trabajó en diversos medios como en radio, revistas y hasta televisión, siempre con artículos y ciclos relacionados a la salud, que terminaron siendo disparadores de su tema de tesis. "Comencé a trabajar sobre qué es la espasticidad y encontré mucho material. Comenzamos a armar la estrategia para sacar algún tipo de libro. Y de eso derivó la oportunidad de hacer el Doctorado", clarificó.
Ramón Omar Verón el día que rindió la tesis.
"Estuve viendo varias universidades, lo que ofrecían y lo que tenía que ver con lo académico, y a pesar de tener muchos conocidos en otras universidades, opté por la UAI porque era la que me ofrecía la calidad de estudio que yo necesitaba: investigación a pleno, guía, elementos, debates, etc. Desde lo filosófico a lo clínico, creo que vimos todo. Y me partió la cabeza cuando tuvimos la oportunidad de trabajar con las estructuras de moléculas que tienen que ver con la genética, con la profesora Dra. Cecilia Hertig. Todo eso estabilizó más el conocimiento que tenía. A partir de ahí elaboré una estrategia de trabajo para presentar la tesis", destacó.
- ¿Cómo fue que te decidiste a hacer un Doctorado a tu edad y con toda una trayectoria detrás?
- Fue un desafío intelectual lo que me ha ocurrido. Tenía el material. Cuando me dijeron de la universidad que estaba aceptado el bosquejo que había enviado, mi escritorio era un desastre porque saqué todas las cajas con material bibliográfico que tenía. Uno nunca apunta a un tema, sino que varía de acuerdo a las variables que se le presentan. Y anduve desde el estudio de la espasticidad muscular en parálisis cerebral hasta el tratamiento intensivo de la misma, que creía que daba resultado para descender la espasticidad muscular, hasta que desemboqué en las elongaciones o lo que yo llamo el “paradigma del músculo espástico”, título de mi trabajo. Allí encontré el formato para realizar el trabajo de tesis doctoral.
Dentro de eso, siempre el trabajo estuvo con dedicación a full también, por lo que hubo sábados y domingos donde, si llueve uno está contento adentro de casa trabajando sobre la tesis, pero sobre todo si hay sol... dan ganas de salir. Yo hago mucha actividad de montañismo, al aire libre y eso me atrae. Uno se dice: 'Pucha, ¿por qué estoy acá escribiendo esto?', cuando podría estar haciendo otra cosa. Pero el intelecto es el motor que da motivación, lo que lleva a que uno tome las cosas de esa manera.
- Para tus tres hijas, el esfuerzo es una demostración práctica de que siempre se puede apostar a más. ¿No?
- Lo bueno, lo que yo experimenté, es que siempre te deben acompañar en los proyectos, esto hace las cosas más fáciles, la UAI te da las herramientas. Uno las toma de acuerdo a la capacidad que tenga. Hay mucha gente a las cuales hay cosas que les pasan desapercibidas, porque es así la vida y no todos tenemos la misma motivación. Pero la UAI te da las herramientas para que uno tenga un despegue. Eso es lo importante. Quedó demostrado con la defensa de mi tesis, con la preparación que tuve , porque el jurado era totalmente imparcial, yo no los conocía ni tenía algún tipo de contacto previo, lo que demuestra las reglas por dónde se transita.
Ramón Omar Verón.
- Después de tanta dedicación: ¿No te genera un vacío en el día a día?
- Le dije a mi esposa, ella está haciendo ahora su tesis, y es justo una continuación de lo que fue la mía, que '¿ahora qué?'. Llegué hasta acá y ahora qué. Le decía al decano de mi universidad, al vicedecano y otras personas, que cuando iba a efectuar la defensa de la tesis no estaba nervioso porque iba a exponer como doy una clase. Disfruté de ese momento porque sé que nunca más se va a repetir. A uno se le traban las palabras en un primer momento, pero después fue algo totalmente placentero exponer. Ahora sí se crea una especie de vacío, pero que ya está siendo ocupado por otras cuestiones que tienen que ver con la educación, por ejemplo. Hace poco estuve dando un examen sobre mediación de conflictos, un tema que me apasiona: mediar sobre un conflicto entre personas. Rendí el examen, me aprobaron y en teoría soy mediador. Eso me dio para ocupar ese espacio. Ahora le dedico un poco de tiempo también a ver las mellas que hizo la virtualidad en el aprendizaje, en una población de alumnos que yo puedo testear.