Covid-19: La importancia de abordarlo desde una perspectiva psicológica
Por Paula Agustina Caccia. Licenciada en Psicología (UAI).
Como es de habido conocimiento, la pandemia iniciada en Wuhan (China) en diciembre de 2019, trajo muchas consecuencias a nivel mundial, entre ellas económicas y laborales. Pero hay una consecuencia en particular que no es abordada como debería serlo, o lo es, pero tardíamente. Hablo de las consecuencias psicológicas de la pandemia por Covid-19, muchas de ellas prevenibles.
Por lo general, el campo de la salud mental y bienestar no son tenidos en cuenta como prioridad, no se proporcionan suficientes recursos para gestionar o atenuar los efectos de las pandemias en este nivel. Con el Laboratorio de Cognición y Políticas Públicas, llevamos a cabo diversas investigaciones con el objetivo de evaluar el impacto psicológico que tienen las vicisitudes generadas por el Covid-19, abordando a su vez factores económicos, laborales y familiares.
Los datos obtenidos demuestran que, en el contexto de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), cuanto menos un sujeto percibía que contaba con otras personas para satisfacer necesidades emocionales y de afiliación, ser escuchado y ayudado en caso de necesitarlo, mayor fue la tendencia a presentar malestares relacionados con diferentes disfunciones corporales y a tener comportamientos paranoides, suspicacia y temor a la pérdida de autonomía. Diversas investigaciones demuestran que el aislamiento social y la soledad tienen la capacidad de afectar la salud mental y física de un individuo, esto evidencia la importancia de promover estrategias que aumenten la percepción de apoyo social en situaciones de aislamiento.
Asimismo, el estrés que genera la pandemia, traducido en el miedo de que algún familiar se contagie, que nuestro sistema de salud colapse, entre otros, se vincula con un aumento de la depresión. Es importante mencionar que hallamos números alarmantes, el 44,2% de las personas encuestadas presentó un nivel de depresión de moderado a severo y el 80,5% un nivel fuerte a muy fuerte de estrés de pandemia.
A esto se le suman factores de vulnerabilidad como el desempleo y la disminución de ingresos económicos. Respecto a esto, encontramos que las personas que se encontraban desempleadas presentaron mayor nivel de depresión y de estrés, el 54,7% de los encuestados vieron reducidos sus ingresos económicos por las demandas de la cuarentena y el 40,2% de los dueños/as/emprendedores (99,3% de MiPymes) pensaron en algún momento del aislamiento obligatorio en cerrar sus negocios, hecho que impactó negativamente en los niveles de depresión.
Otro dato relevante del factor laboral es que, quienes trabajaron fuera del hogar, presentaron mayor cantidad de pensamientos paranoides o suspicacia y percibieron un menor apoyo social que quienes trabajaron bajo la modalidad Home Office. Pero, dato curioso, quienes trabajaron únicamente desde el hogar presentaron niveles más altos de estrés de pandemia que quienes trabajaron fuera del hogar, y a su vez, fueron quienes más estrategias de afrontamiento utilizaron, es decir, quienes más respetaron el aislamiento social, siguieron las recomendaciones de la autoridad de salud, entre otros.
El hecho de que las personas que trabajaron fuera del hogar, en su mayoría personal esencial, perciban un menor apoyo social afectivo, puede ser explicado por el distanciamiento que muchos de ellos tuvieron que realizar por el temor a contagiar a algún ser querido, resultando en una falta de cercanía y contacto con sus amigos, parejas y familia.
Otro dato relevante y que implica atención inmediata, es que los y las jóvenes fueron quienes mostraron más pensamientos paranoides, malestares corporales y niveles altos de depresión. En Argentina, los niveles de pobreza son más altos en los adultos/as jóvenes quienes, debido a esto, son más vulnerables, presentan mayor inestabilidad laboral, menores recursos en general y, en este contexto de pandemia, la incertidumbre y vulnerabilidad incrementan. A su vez, en nuestros estudios hay un porcentaje importante de universitarios, por lo que afrontan también el estrés generado por las dificultades inherentes a los cambios y a la necesidad de adaptarse al nuevo contexto sin clases presenciales.
Finalmente indagamos la realización de tratamiento psicológico, y hallamos que los sujetos que “No realizan, pero les gustaría” son los que más depresión presentaron, esto habla de un reconocimiento del malestar y de la necesidad de facilitar el acceso al tratamiento. Estos datos ponen de manifiesto la importancia de abordar la situación de pandemia y sus consecuencias desde una perspectiva psicológica, entendiendo a la salud no sólo como el bienestar físico, sino también psicológico y social, promoviendo políticas que faciliten el apoyo y contención de las personas incluyendo factores de vulnerabilidad como el nivel socioeconómico, teniendo en cuenta que la crisis económica argentina preexistente se agrava con las significativas pérdidas económicas que implica la pandemia en toda la población, acrecentando la vulnerabilidad de los sectores más desfavorecidos.