“PIENSO, LUEGO EXISTO"... O “SIENTO, LUEGO SOY INCUESTIONABLE”
Por Cecilia Zugazaga, licenciada en Psicología y docente de la Universidad Abierta Interamericana (UAI).
Estamos viviendo una época en la que el slogan es “el lenguaje no es ingenuo, el lenguaje crea realidades y por ende excluye otras, el lenguaje es una herramienta de poder…”.
Y qué decir, de esta nueva modalidad que se ha extendido como un reguero de pólvora en la que los jóvenes utilizan la palabra “siento” en lugar de la palabra “pienso” … “<Siento> que no me prestas atención” “profesora <siento> que es injusto”, “<siento> que es demasiada exigencia”. (Y el lector sabe perfectamente a que me refiero). Frente a esto: “no hay nada que hacer”.
Las emociones básicas son puestas por la naturaleza, son incuestionables, inimputables, inapelables. Se siente el miedo y punto. Nadie puede opinar sobre el perro que muestra los dientes porque “se siente amenazado” y a veces eso también le da derecho a tirar un tarascón. Y todos estamos de acuerdo con eso.
La Lic. Cecilia Zugazaga.
Gracias a “esta emoción”, la naturaleza ha seleccionado circuitos de supervivencia que sirven para detectar información relevante a los desafíos y oportunidades pertinentes para la sobrevivencia y la reproducción y para integrar esa información. Por eso es inimputable el tarascón del perro
Sin embargo, los humanos, hemos agregado (o deberíamos) a “esa emoción” la humanidad que nos permite agregar elementos evaluativos, atencionales, cognitivos, que nos permiten salir de la época de Cromañón. Cuando alguien choca mi auto de atrás, lo que yo “siento” puede ser un impulso de tarascón, pero lo regulo, porque pienso.
Moraleja: Cuidado con las afirmaciones y/o demandas de los que solo “sienten”, son tarascones disfrazados de legitimidad, que te dejan en confusión y perplejidad “pensando” que lo que dicen es incuestionable.