Qué información conocen los vecinos de CABA sobre el VIH
El Doctor en Psicología Lucas Cuenya es docente titular de la Facultad de Psicología de la UAI, en la materia "Bases biológicas y neurológicas del comportamiento", e investigador adjunto del CONICET en el Centro de Altos Estudios en Ciencias Sociales de UAI.
Especialista en el estudio de las implicancias psicosociales del VIH, junto con otros investigadores y alumnos conformó el "Grupo de investigación de salud sexual y reproductiva", que dirige. En este marco, se encuentra investigando distintos proyectos, uno de los cuales tiene que ver con factores psicosociales involucrados en infecciones de transmisión sexual, especialmente el VIH.
"Tenemos distintas líneas de investigación. Algo que acabamos de publicar es un artículo científico en donde hicimos un muestreo representativo de CABA, con 400 sujetos, y evaluamos el acceso a la información que las personas tienen sobre distintos aspectos o tópicos centrales del VIH y sida, por ejemplo, si la gente entiende o no, si conoce o no la diferencia entre VIH y sida", explicó. "Encontramos que casi el 60% de las personas autorreportan no conocer la diferencia entre el virus y el síndrome. Y que solamente un 14% pueden dar cuenta cabal de la diferencia, cuando los evaluamos con cinco ítems diseñados para eso", siguió.
- ¿Qué otros resultados encontraron?
- También evaluamos el nivel de acceso al conocimiento sobre estrategias de prevención alternativas al preservativo. Una es la PEP (profilaxis post exposición), quiere decir que, si una persona tiene una situación de riesgo por cualquier vía, la mayoría de los casos es por vía sexual, y toma antiretrovirales empezando desde las primeras 72 horas desde la exposición de riesgo durante los siguientes 28 días, puede evitar (con altísimas chances) la infección por VIH. Eso está al alcance de las personas, se distribuye gratuitamente en hospitales públicos, al menos en los especializados como el Muñiz. Sin embargo, eso tiene algún efecto si las personas conocen de su existencia. Según nuestra muestra, solamente el 18% de las personas conocían de su existencia. Y solamente el 2% de los que contestaron pudo dar cuenta de cómo funcionaba, para qué se hacía y cómo operaba.
Lo mismo ocurre con la PrEP (Profilaxis preexposición). "Si la PEP es como la pastilla del día después, la PrEP es como el anticonceptivo, para explicarlo fácil", ejemplificó. Es tomar de forma preventiva antirretrovirales que son los mismos que se usan para el tratamiento del VIH, pero en vez de tomar tres, se toman dos drogas. Se encontró que es altísimamente eficaz para prevenir la infección.
- ¿Por qué alguien utilizaría un método de previo sabiendo el riesgo?
- Son métodos alternativos al preservativo. Este sigue siendo el método de prevención de infecciones de transmisión sexual más efectivo. Pero por distintas razones puede ser que la persona o no pueda, o no quiera utilizarlo. Por lo cual existe la PrEP. También existen grupos más expuestos, como trabajadoras y trabajadores sexuales, o personas que simplemente saben que es poco probable que, conforme a su comportamiento, utilicen preservativo, pero es más probable que sí tomen una pastilla por día.
Generalmente se plantean como estrategias de prevención combinadas. Quiere decir que, por un lado, se entrega la medicación y la persona la puede tomar, también se entregan preservativos y, la persona también se tiene que testear de forma regular, tanto de VIH como de otras infecciones de transmisión sexual. Lo que se vio, en experiencias como Nueva Zelanda o en distintos países de Europa, es que en ciertas poblaciones donde hay una mayor transmisibilidad del virus se puede reducir hasta un 70% la transmisión con implementaciones comunitarias de la PrEP. Sin embargo, en CABA, solamente el 10% de las personas saben de su existencia, y entre el 2% y el 3% en función del género puede dar cuenta de sus implicancias. Nuevamente, estamos teniendo muy poca información de métodos alternativos e información actualizada al respecto.
- ¿Qué resultados arrojó la encuesta acerca de las personas con poca carga viral?
- Otro tema que evaluamos es si las personas sabían o no, si habían escuchado de la intransmisibilidad de las personas con VIH que tienen carga viral indetectable. Esto se ha demostrado por numerosos estudios en las últimas décadas. Una persona positiva con carga viral indetectable a partir de tratamientos con antiretrovirales, y si toma regularmente su medicación, llega a tener esa carga tan baja que los estudios de rutina de laboratorio no la pueden detectar. Y una de sus consecuencias es que no puede transmitir el virus, ni por vía sexual ni por vía perinatal. Eso acuñó el concepto Indetectable igual intransmisible (I=I). Es uno de los mejores puentes entre las ciencias biomédicas y conductuales porque saber que una persona que sigue regularmente su tratamiento no puede transmitir el virus de forma sexual, que es la más habitual entre sus vías de transmisión, por un lado, disminuye muchísimo los sentimientos de miedo, temor y vergüenza que las personas positivas podrían tener históricamente. Pero, además, reduce muchísimo uno de los principales pilares de la estigmatización, que es el miedo por parte de personas no infectadas.
Si uno se pregunta por qué la pandemia de VIH ha convivido de una manera tan cercana con fenómenos de estigmatización, encuentra que esto tuvo que ver con el miedo de las personas a una transmisión casual. El hecho de acceder a este tipo de información, hemos visto que se asocia a menores niveles de estigmatización. En CABA, solamente el 26% de las personas autorreportó tener información o haber leído al respecto.
- Contame sobre la herramienta que están forjando en este sentido.
- Estamos construyendo y validando una escala breve de nueve reactivos para medir de forma psicométrica, fiable y de forma válida, la estigmatización a las personas con VIH. Esto dialoga con la nueva ley de respuesta integral al VIH, hepatitis virales y otras infecciones de transmisión sexual, la Ley 27.675 que se acaba de aprobar y promulgar. En su artículo 23 establece la creación del observatorio nacional sobre estigma y discriminación por VIH y otras ITS. Para poder determinar un diagnóstico y monitoreo de la situación en la materia, uno necesita contar con instrumentos que te permitan dar cuenta de ese fenómeno. Nosotros construimos una escala, la estamos por publicar en el estudio donde la validamos, y empezamos a ver cómo se relacionaban los puntajes que las personas obtenían en esta escala con otras variables como el nivel de conocimiento sobre el tema VIH-sida. Lo que observamos es que cuanto peor es el nivel de conocimiento que las personas tienen, mayor nivel de estigmatización presentan.
- Me da la sensación de que antes había una campaña del miedo contra el sida, pero que ahora los adolescentes lo viven distinto. ¿Es así?
- Depende qué variables veamos. Si vemos las relativas al nivel de conocimiento, nosotros comparamos en función de distintas variables, por ejemplo, las franjas etarias. No encontramos diferencias entra la franja que va de los 18 años a los 29, con respecto a las otras. Por un lado, no tenemos datos congruentes con la idea de que la gente joven tenga mayor acceso a la información que la gente adulta (nuestra muestra llega a los 60 años inclusive). Por ese lado, el nivel de conocimiento no habría cambiado y eso llama la atención, considerando que a partir del 2006 tenemos vigente una ley de educación sexual integral, que dentro de sus artículos establece el acceso a información relevante para la prevención de infecciones de transmisión sexual. Sin embargo, en donde sí pareciera haber un cambio es que cuando comparamos los puntajes en la escala de estigmatización, sí vemos que las personas de franja etaria más joven tienen puntajes significativamente más bajos que las personas de franja etaria más alta. Es decir, los que van de 45 a 60 años. Puede ser que las campañas de los 80 y 90 estaban muy centradas en la evitación del daño potencial que podía representar la infección, asimilando y asociando muy fuertemente el VHI con el sida y sida con la muerte. Y que a partir de ahí se haya fortalecido una respuesta de miedo. Hoy por hoy se está tratando de redireccionar las campañas para que incorporen otro tipo de información, como que indetectable es igual a intransmisible. Es una de las campañas vigentes del Ministerio de Salud. Hay que ver qué tipo de impacto tiene, porque es cierto que no tiene un alcance mediático muy importante. Pero sí hubo un cambio de discurso en la comunicación.
- También había más desconocimiento en la ciencia médica respecto de la enfermedad y ha evolucionado. ¿No?
- En cuanto al tratamiento ha habido una revolución que tuvo uno de sus principales hitos en 1996 cuando aparece el TARGA (tratamiento antirretroviral de gran alcance), que consiste en combinar tres antirretrovirales diferentes que han logrado controlar la infección, mantener el estado de la carga viral indetectable, y después se fue viendo en distintos estudios que además tenía otras consecuencias. No solamente para la salud de la persona, que recupera su nivel inmunológico normal, sino que también no podía transmitir el virus por vía sexual. Eso configura el tratamiento como un método de prevención, porque cuantas más personas positivas tengan diagnóstico y tratamiento, que hayan alcanzado el estado de indetectabilidad y mantengan de forma rigurosa su adherencia al tratamiento, menos transmisiones vas a tener, porque esas personas ya no son vectores de transmisión. Entonces, el tratamiento es al mismo tiempo prevención.