Trabajar, trabajar y seguir trabajando, con la mente siempre abierta
Nota de opinión de An Maeyaert, docente de la Licenciatura en Musicoterapia de la Sede Regional de Rosario.
Desde sus inicios, la Licenciatura en Musicoterapia de la sede Rosario tuvo el privilegio de contar con la presencia del maestro Dante Gerardo Grela en el seno de su equipo docente. Además de haber ejercido la docencia en numerosas universidades, Dante es un compositor reconocido internacionalmente, creador de una obra de más de 100 composiciones, por la cual recibió un Premio Konex al mérito en el año 2019.
Entre todas las asignaturas que tuvo a su cargo en la formación de las y los musicoterapeutas, se destacan dos: Introducción a las etnomúsicas y Etnomúsicas en Argentina. Quienes fuimos sus estudiantes, recordamos cómo se ampliaba nuestro panorama musical al pulso de las bagualas que aprendimos a analizar, y cómo el mapa de América Latina cobraba color al revelarnos su inmensa riqueza de expresiones sonoras diversas. El maestro Grela, nos contó cómo fue su recorrido por este universo fascinante, pero poco conocido de las etnomúsicas.
- ¿Durante su formación, en los años ’60, se hablaba de etnomúsicas en la universidad?
- En esa época, no se hablaba de etnomúsicas en absoluto, inclusive, yo ni siquiera conocía ese término. Te voy a decir más: no se habla hoy en día de etnomúsicas, y han transcurrido varias décadas. Y esto no es algo que ocurre solamente aquí: no hay ningún tipo de formación musical, en ninguna universidad, que les abra la cabeza a los estudiantes para sacarlos un poco de toda la línea de la música europea y estadounidense y hacerlos mirar las músicas de Latinoamérica.
Constato que, a raíz de este tipo de formación, mis estudiantes de composición muestran muy poco interés en el estudio de las etnomúsicas, así como también desconocen la obra de los compositores de su continente, lo cual me genera cierta tristeza. El desarraigo cultural que tenemos es impresionante.
- ¿Cómo fue su primer contacto con el campo de las etnomúsicas?
- Mi primer contacto fue a través de un cassette con música qom, que fue grabado por un grupo interdisciplinario de investigadores. Fue la primera vez que yo había escuchado una música de este tipo. Me atrajo, me interesó, descubrí un mundo que yo desconocía.
Luego, durante varios viajes a Salta y Jujuy, y a través de colegas y amigos, me empecé a adentrar en el universo de la baguala. Tuve la oportunidad de armar un proyecto de investigación en el Instituto de Arte y Folklore la Universidad Nacional de Salta, para el cual armé un grupo de trabajo. Desgraciadamente, con la llegada de la dictadura, se cerró este instituto y nuestro proyecto terminó.
Sin embargo, yo seguía investigando gracias a materiales que me acercaban colegas, hasta que un día, una de ellas me contó que en la Universidad Abierta Americana había una carrera de Musicoterapia, que necesitaba un profesor para las asignaturas de etnomúsicas. Y así fue como entré en la UAI, y que empecé a darle organicidad a todo este material, en función de la enseñanza. Por otro lado, también empecé a integrar estas expresiones sonoras en mis composiciones.
- ¿Qué estrategias empleó para poder estudiar estas expresiones musicales, y quiénes fueron sus maestros?
- Por un lado, en la época que trabajaba en el Instituto de Arte y Folklore de la Universidad de Salta, recuerdo cómo íbamos a los carnavales del noroeste con grabadores escondidos, a lugares donde los “extranjeros” no estábamos tan bienvenidos. Era toda una aventura.
Por otro lado, como yo expresaba mi interés por estas músicas a mis estudiantes y mis colegas, ellos me fueron acercando mucho material. Recuerdo, por ejemplo, una alumna salteña, que me trajo grabaciones que su abuela había recopilado en la Quebrada de Humahuaca. En particular estoy agradecido por la enorme cantidad de material que me acercó la etnomusicóloga Elena Hermo, que fue discípula y amiga de Isabel Aretz. Ella y Carlos Vega, son los grandes iniciadores de la etnomusicología en Argentina.
De hecho, podemos afirmar que hubo todo un avance en el estudio de la etnomusicología en Argentina, sobre todo en base al trabajo que viene desarrollando el Instituto Nacional de Musicología Carlos Vega. Sin embargo, observo que los etnomusicólogos trabajan cada vez más desde una perspectiva puramente antropológica. A mí, que soy músico, me interesa más el análisis musical de las etnomúsicas.
- Quienes fuimos sus alumnos, nos quedamos con innumerables enseñanzas, porque cada clase era un descubrimiento y a la vez una invitación a un estudio riguroso y desprejuiciado de los lenguajes musicales. ¿Cuál es el consejo más importante que usted quisiera dar a las futuras generaciones de estudiantes?
- Trabajar, trabajar, seguir trabajando, cada vez más en profundidad, y con la mente, en lo posible, cada vez más abierta. No encasillarse en ninguna cosa, sino estar abierto absolutamente. Es lo que diría a cualquier estudiante.