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La UAI marcó un antes y un después en mi vida profesional

El 18 de marzo del 2014, Gabriela Ibarra (41) se graduó de Ingeniera en Sistemas Informáticos en la UAI, lo que definió como "uno de los días más felices de mi vida". Trabajó durante casi 20 años en consultora para grandes multinacionales, fue programadora ABAP (Advanced Business Application Programming) durante 6 años y luego se convirtió en Analista Funcional SAP enfocada en desarrollos a medida.

"Hace un año me ofrecieron una oportunidad de entrar en una empresa que buscaba exactamente un perfil como el mío y decidí dejar la consultoría para trabajar en una empresa global, especializada en la distribución de componentes electrónicos y soluciones tecnológicas. Mi equipo está repartido por varios países de Europa, Oriente Medio y África (EMEA), principalmente en Alemania.

"Con el título bajo el brazo me mudé a España en el 2014, en plena crisis, y pensé que iba a tardar mucho tiempo en encontrar trabajo. Pero a las tres semanas ya estaba trabajando de lo mío: SAP Consultant", destacó desde Madrid.

- ¿Cuál considerás que es tu especialización?
- Firefighter. Soy especialista en apagar incendios en momentos críticos de los proyectos. Infinidad de veces me ofrecieron continuar mi desarrollo profesional en roles de gestión, pero me apasiona el trabajo técnico, involucrarme directamente con los sistemas, investigar en profundidad y encontrar soluciones a problemas complejos.

- ¿Por qué es importante que una Facultad como la de TI tenga un Grupo de Mujeres en TI? (ver más con un CLICK AQUÍ)
- A los 11 años decidí que iba a ser Ingeniera en Informática, gracias a que mi madre me apuntó en un curso de computación y gracias a mi mentora Paola, que me enseñó a hacer mis primeros diagramas de flujo con tan solo 10 años. Mi madre no tuvo oportunidades, pero me las dio a mí. Era una visionaria, ya que en año 1993 y a pesar de vivir en González Catán, tierra de muchas promesas y pocas oportunidades, vio claro hacia dónde se encaminaba el futuro y me anotó.

En Argentina mis inicios fueron bastante complicados. Trabajando y estudiando desde los 19 años, y viviendo sola desde los 21, esos primeros años sobreviví dando cursos de informática a domicilio, reparando computadoras e instalando cableados de redes en oficinas. Me fue muy difícil conseguir mi primer trabajo bajo relación de dependencia relacionado con la informática. Por ejemplo, en una entrevista para un puesto de Técnico en Redes me preguntaron si iba a buscar novio o las incontables veces que me ofrecieron trabajo de secretaria. Yo sabía lo que quería, pero no sabía dónde conseguirlo, hasta que después de golpear tantas puertas di con una multinacional que me formó en una escuelita de programación Java y ahí empezó todo. Las multinacionales me dieron la oportunidad de empezar, crecer y escalar. Gracias a ellas viajé, conocí, lideré y crecí sin limitaciones.

Sé que las cosas están cambiando, pero todavía queda muchísimo por hacer. Mi objetivo dentro del Grupo Mujeres en TI de la UAI es ayudar, incentivar y orientar a las niñas y adolescentes para que se decidan a seguir una carrera en el ámbito STEAM, sin dejar de lado a aquellas mujeres que, habiendo tomado la decisión, luego abandonen por estar solas, brindándoles apoyo y motivación constante para que puedan superar los desafíos que se presentan en la cursada.

- ¿Qué funciones o acciones realizás allí?
- Este es mi primer año en el grupo, así que estoy en etapa de aprendizaje. Para que la ayuda sea efectiva, es necesario organizar, entender el entorno y formar un plan de acción sólido para abordar cada frente abierto y que esto no sea un trabajo de hormiga de bajo impacto. Como parte de mi aprendizaje, actualmente estoy participando como juez en Technovation Girls, una iniciativa global donde niñas y adolescentes crean aplicaciones móviles que resuelven problemas de su comunidad. Cuando termine la competición, volcaré todo lo aprendido en el plan de acción del Grupo de Mujeres en TI de la Facultad de Tecnología Informática.

- ¿Cómo recordás tu paso por la UAI?
- La UAI marcó un antes y un después en mi vida profesional. Tener que trabajar jornada completa y estudiar por las noches fue desafiante, abrumador, difícil y estresante, fue una etapa de mucho aprendizaje, tanto académico como personal. Cada minuto invertido en mi Trabajo Final de Ingeniería fue totalmente recompensado con una profunda satisfacción al ver cómo mis esfuerzos se traducían en logros concretos, tanto en el desarrollo de habilidades técnicas como en el crecimiento de mi capacidad para enfrentar desafíos complejos.

- ¿Recomendarías la Facultad a otras personas?
- Sin dudarlo. Entré a la UAI por recomendación de un graduado y la experiencia superó todas mis expectativas. La universidad no solo me brindó una formación sólida en tecnología y programación, sino que también me permitió desarrollar habilidades clave como la resolución de problemas, perseverancia y el trabajo en equipo.