• Publicado en: 2025

“Susurros del Vino”: una experiencia sensorial creada por estudiantes de la UAI

Con el objetivo de conectar los sentidos, las emociones y la calidez de los encuentros, un grupo de estudiantes de la Tecnicatura Universitaria en Organización de Eventos de la Universidad Abierta Interamericana presentó “Susurros del Vino”, una propuesta sensorial que invita a descubrir el mundo del vino desde una mirada íntima y relajada.

La idea nació del deseo de crear una experiencia diferente, que conecte los sentidos y las emociones. Nos inspiró el propio vino: su historia, su poder de reunir a las personas y el ambiente especial que se genera alrededor de una copa”, explicaron los organizadores.

Desde su concepción, el proyecto se centró en la búsqueda de un clima de bienestar y disfrute. “Queremos que el público viva el momento, se relaje y descubra nuevas sensaciones a través del vino. Que sea un espacio para descubrir el mundo de los vinos y su diversidad.”

El nombre elegido refleja el espíritu poético y elegante de la propuesta. “El vino susurra historias y emociones, invitando al silencio, al placer y a la relajación. Por eso lo llamamos Susurros del Vino: nos pareció una manera simbólica de representar lo que queríamos compartir.”

El evento se caracterizó por un estilo íntimo, relajado y sensorial, donde cada elemento —desde la música y la iluminación hasta la ambientación— fue pensado para generar una experiencia inmersiva. “Desde el principio tuvimos claro que queríamos algo íntimo y relajado. Buscamos crear un espacio que invite a disfrutar sin apuros, donde el ambiente y la iluminación acompañen la experiencia.”

La planificación fue un proceso lleno de aprendizajes y desafíos. “Empezamos con una idea general y la fuimos desarrollando paso a paso: definiendo el concepto, el nombre, los vinos, la ambientación y la comunicación. Aplicamos todo lo aprendido en la tecnicatura, aunque seguimos aprendiendo mucho sobre el trabajo en equipo.”

Entre los principales retos estuvieron la coordinación de tareas y la gestión de tiempos. “Tuvimos varios desafíos, sobre todo internos, pero lo resolvimos con mucha organización y apoyo entre nosotras. Día a día aprendemos a adaptarnos, a confiar en la tarea de cada una y a creer en la esencia del proyecto.”

Cada integrante asumió un rol específico, aportando desde su especialidad. “Algunas se encargaron de la ambientación, otras del marketing, la técnica, la logística o la administración. Aprendimos que trabajar en equipo es clave para la toma de decisiones, porque cada aporte es esencial para lograr un buen resultado.”

La elección de los vinos y del sommelier fue otro punto central. “Buscamos vinos con buena relación calidad-precio, pero que también tuvieran una historia para contar. En cuanto al sommelier, elegimos a alguien con experiencia, pero sobre todo con una actitud cercana y relajada, que pudiera transmitir el mundo del vino de manera accesible.”

La música y la iluminación tuvieron un rol protagónico en la ambientación. “La música acompaña sin invadir, creando una atmósfera agradable, y la iluminación cálida genera ese clima íntimo que buscamos. Las dos hacen que todo gire en torno a la cata, que es el punto fuerte del evento.”

El objetivo principal fue generar una experiencia de disfrute y conexión. “Queremos que el público viva una noche distinta, donde pueda relajarse y pasarla bien. Que se vayan con ganas de volver a elegirnos en próximos eventos. Si logran sentirse satisfechos, sabremos que todo valió la pena.”

Las estudiantes aplicaron múltiples herramientas adquiridas en su formación. “Usamos un poco de todo: planificación, organización, marketing, ambientación y protocolo. Todo lo que aprendimos en clase lo pusimos en práctica paso a paso, desde cómo comunicar el evento hasta cómo hacerlo realidad.”

La concreción del proyecto generó orgullo y emoción. “Ver cómo todo lo que aprendimos y planificamos en clase se convirtió en un evento real nos dio una sensación de realización enorme. Nos dio la certeza de que estamos haciendo algo que nos apasiona y que estamos en el camino correcto.”

Mirando hacia el futuro, el grupo no descarta continuar desarrollando propuestas similares. “Nos encantaría seguir con esta idea o incluso transformarla en una marca propia. Susurros del Vino es nuestro primer proyecto y nos deja una huella muy linda, además de muchos aprendizajes.”

Para los alumnos, cerrar el cuatrimestre con un evento de este nivel tiene un significado especial. “Ver reflejado nuestro esfuerzo en algo real nos llena de orgullo y emoción. Nos motiva a seguir aprendiendo y creando, llevando la organización de eventos a otro nivel.”

Y, finalmente, dejaron un mensaje para los futuros estudiantes que sueñan con dedicarse a esta profesión: “Que se animen, que confíen en sus ideas y que disfruten el proceso, incluso cuando las cosas no salgan perfectas. Todo suma. Y sobre todo, que valoren el trabajo en equipo, porque ahí está la clave para que todo salga a flote.”