“El psicoanálisis parece haber dado prueba suficiente de su fecunda aplicabilidad en la clínica”
Silvia Zanelli es la autora de la saga “Letra Freudiana” (I, II y III), y del titulado “Investigación y psicoanálisis: trauma actual: la función de la palabra y el lugar del cuerpo en sujetos con desórdenes cardiovasculares, específicamente infartos, una lectura psicoanalítica”, publicados por la Editorial de la UAI. Nos contó su pasión por la escritura y el psicoanálisis, que derivó en la serie de libros.
“Desde muy temprano despertó en mi la inquietud intelectual por las Humanidades y, desde allí, la Psicología devino causa de un recorrido académico en el cual un deseo muy decidido me orientó hacia las teorías psicoanalíticas, en particular, a la construcción freudiana y el retorno de J. Lacan a sus fundamentos a mediados del siglo XX”, aseguró Silvia.
“Interrogada por el sujeto sufriente y por la aplicabilidad de dichas teorías a la clínica, mis estudios se encaminaron en una ruta que transitó de la especialización hasta la postgraduación como Magister en Psicoanálisis”, detalló. Además de ser profesora titular de Psicoanálisis I, II y Escuela Francesa, también del Postgrado de Especialización Clínica Psicoanalítica en la UAI, fue profesora adjunta de Psicoanálisis Freud y Clínica psicoanalítica en la UBA.
“Podría decir, como metáfora, que mi recorrido constituyó un pasaje decisivo que transitó del enamoramiento de las teorías, a la cristalización de los conocimientos, en particular del Psicoanálisis y, a la pasión de un ejercicio profesional integrado a un saber hacer sostenido de una ética que lleva al límite lo singular de la verdad, en nuestro caso subjetiva”, continuó.
- ¿Cómo fue la elaboración de la saga de libros sobre "La Letra Freudiana"?
- El agrado por el Psicoanálisis y por su aplicabilidad en la clínica no borró mi pasión por la docencia y, lo cierto es que, la transmisión de sus premisas devino exigencia ética. Con una mirada retrospectiva, podría decir que si un rasgo marca mi trayectoria, ha sido el esfuerzo en promover y respetar la interrogación del estudiante, apuntando a lo singular dentro de lo colectivo.
Así fue que, la elaboración de la zaga de los libros Letra freudiana I, II, III nació como respuesta al deseo de saber expresado por los estudiantes desde el inicio mismo de mi actividad docente en la UAI. Conciente de la complejidad del pensamiento freudiano y como fruto de la docencia en UBA, me vi llevada a la escritura con el fin de vivificar la letra freudiana, tantas veces expuesta a deformaciones, ante las cuales, el retorno a las raíces freudianas efectuado por Lacan en París, ha constituido para mi, un aporte fundamental.
-¿Cuál ha sido el mayor desafío?
- El de orientar a los estudiantes en la lectura lógica y retroactiva de la construcción freudiana poniendo empeño en seguir los bordes escriturales de su estilo. Sellando así esa marca fundacional cuyo legado no se reduce a la invención del Psicoanálisis como método. El uso del análisis para la terapia de las neurosis es sólo una de sus aplicaciones; (…) Yo lo reconozco, lo admito, sólo quiero prevenir que la terapia mate a la ciencia. (…) (Freud, 1926 pp: 232-238). El maestro continúa aseverando, (…) la palabra misma psicoanálisis se ha vuelto multívoca. (…) parece llamada a prestar importantes contribuciones en los más diversos campos del saber. (…) (Freud, 1925 p: 65).
- Si pudieses resumir: ¿Cuáles son los ejes principales?
- Tomando los postulados generales del Psicoanálisis como el resultado de observaciones de los hechos de la vida psíquica (Freud, 1926), la escritura de la zaga de Letra freudiana recorta distintos tiempos de la construcción de un corpus teórico que, si bien en el inicio, conduce a la invención de un procedimiento para el tratamiento de las neurosis de transferencia; empero, lo inédito de esa invención no se reduce a ello. Freud no cesa de afirmar su valor supremo, Como Psicología de lo profundo, doctrina de lo inconciente anímico, (…) (1926 pp: 232-33). Así, el descubrimiento del dinamismo de procesos psíquicos inconcientes fundados en una estructura imperfecta cuya lógica será la de la castración, luego y, en virtud de la observación en la vida cotidiana, se extiende a la vida psíquica normal.
Letra I, Catarsis versus Interpretación recorre las vicisitudes que marcan el pasaje de la catarsis al campo del descubrimiento analítico propiamente dicho: la interpretación de los sueños. Tiempo de rupturas, tiempo de invención, en el cual se anticipa el lugar de algo que, en tanto le es negado de entrada a la conciencia, marca el surco de lo que constituirá el objeto propio del psicoanálisis. Núcleo real que al devenir, retroactivamente trauma, opera como causa y escapa a la función de la palabra. Empero, el asecho de obstáculos de diversa índole no inhibió la pasión investigadora de Freud. En la época victoriana con la herencia cartesiana de la subjetividad, se estimó inconcebible que la novedad de un conflicto situara su esencia en lo psíquico inconciente. De ahí en más, apartado también de la psicofísica, las continuidades entre lo psíquico y lo somático constituyeron el gran desafío de su exploración.
Tal desafío que otorga al cuerpo un estatuto inédito, impulsó la escritura de Letra freudiana II, cuyo eje marca la serie lógica del autoerostismo – narcisismo – elección de objeto, la cual resalta un nuevo estatuto de objeto, que, en tanto parcial, es clave del deseo. Pulsión, deseo y amor inscriben así un trípode constitutivo del sujeto del deseo inconciente, diferenciado del yo y los fenómenos del amor. Con tal distinción, le fue necesario a Freud construir el concepto de inconciente dinámico para sostener al sujeto primordialmente reprimido en tanto condición de las formaciones del inconciente. Campo de lo observable, sueños, síntomas, fallidos y otros como retoños sustitutivos de lo reprimido advenidos a la conciencia permiten abordar el trabajo de elaboración psíquica. Así las cosas, Freud resuelve el modo bajo el cual opera la curación por el análisis. Empero, la simple correlación, psiconeurosis, libre asociación e interpretación, resulta cuestionada por casos que resisten el dispositivo clásico. El maestro, motorizado por desafíos, causado por los obstáculos se confronta con la necesidad de construir los soportes conceptuales que den cuenta de tales fenómenos. A partir de ahí, la problemática del deseo exige ser revisada.
Letra freudiana III, La angustia de Castración lleva el nombre que alude al valor estructurante de la angustia causa del deseo. Su interrogación junto al yo-cuerpo recupera ese resto avizorado como algo otro inconciente no reprimido (Freud, 1915). El núcleo de lo inconciente conjugado al soporte estructural se designa como das Es, el ello. La segunda tópica con el fantasma masoquista conforman el entramado teórico de este texto.
En breve, nuevas evidencias alumbran con la edición de Tormentas que agitan el mar. Vinculada a una investigación que he dirigido, su escritura integra la letra, tanto de docentes como de estudiantes, que se nutre del material proveniente de los discursos relatados por quienes habiendo experimentado ataques de pánico, daban cuenta, retroactivamente, de diversos sentidos relativos al suceso.
- ¿Por qué la teoría freudiana no pierde vigencia?
- A través de varios siglos consecutivos, el Psicoanálisis extiende su existencia. El retorno de Lacan fundado en las raíces freudianas, arrojan luz suficiente. El esfuerzo puesto en interrogar al sujeto y su estructura reaviva la segunda tópica. Para Freud, el contenido de verdad del psicoanálisis, más allá de su comprobado valor terapéutico, se afirma en las informaciones que nos brinda sobre lo que toca más de cerca al hombre: su propio ser (1933). Con la lógica de la castración y, al recuperar la acción póstuma del trauma precoz, se aparta de las coordenadas kantianas de tiempo y espacio. Que un sujeto, pueda organizar su vida, a partir del encuentro contingente con ese imposible lógico, es para un psicoanálisis su verdadero desafío. A su vez, la enmienda estructural del inconciente, brinda el suelo para reflexionar sobre casos actuales en los cuales un particular obstáculo se discierne para impedir la entrada en discurso que para el psicoanálisis es lazo social. En ellos no se trata del deseo reprimido sino de perturbaciones mayores.
¨El psicoanálisis se apoya en la observación de los hechos (…) no debe maravillar (…) que en su origen sólo pretendía explicar fenómenos patológicos, terminase por desarrollar una psicología de la vida anímica normal. Se obtuvo la justificación para ello cuando se halló que los sueños y (…) fallidos de las personas normales poseen idéntico mecanismo que los síntomas neuróticos¨ (Freud, 1926, p: 254). Frente a tales aseveraciones, ¿Cómo perdería vigencia la posibilidad de soñar, de equivocarse, de producir formaciones extrañas que intentan solucionar conflictos desconocidos por el yo?
El compromiso con la subjetividad de la época, es el reto lacaniano cuyo nudo invita a reflexionar sobre la vigencia del Psicoanálisis. El Otro simbólico del discurso de la época, cambia. El Otro social no se reduce a lo familiar. La evolución de las sociedades incluyen la variación de los diversos semblantes de autoridad. ¿Cómo concierne ésto en nuestra práctica? ¿Cómo se acomoda el Psicoanálisis a los permanentes cambios del Otro? Los cambios del Otro social exigen mantener latente la interrogación por la subjetivación del síntoma. ¿Cómo son percibidos los síntomas singulares que inscriben la diferencia de cada hablante? El síntoma se aísla entonces por su distancia respecto del discurso común, generalmente vivido como conflicto interior, sin el cual el sujeto no puede querer resolverlo. Hay quienes a toda prisa buscan curar un síntoma, compulsiones abrumadoras; pero esto no es igual a que un síntoma pueda fallar y un sujeto angustiado se pregunte por la causa de ese malestar, abriendo así lugar para la historización de lo singular.
El psicoanálisis parece haber dado prueba suficiente de su fecunda aplicabilidad en la clínica. De lo contrario ¿Cómo justificar las pruebas de acceso a las residencias en salud mental, en las cuales se incluye tan grande porcentaje de textos psicoanalíticos, tanto freudianos como lacanianos y otros? Subjetividad inédita ¿Por qué debería de extinguirse? ¿Por qué debería curarse a los hablantes del inconciente de donde proviene la productividad poietica que libera al deseo vivificante?
- ¿El análisis personal a través del psicoanálisis freudiano se sigue utilizando en todo el mundo?
- Freud nunca fue partidario de fabricar cosmovisones, el viaje de la vida con guías que den razón de todo, eliden el enigma degradando así el valor de lo subjetivo. Su apuesta fue a la paciente prosecución del trabajo psíquico ¨cuando el caminante canta en la oscuridad, desmiente su estado de angustia, más no por ello ve más claro¨ (1926, p: 92). ¿Por qué debería extinguirse la posibilidad subjetivante que sólo el trabajo del inconciente saca a luz?
- ¿Hay algún tipo de alternativa a este tipo de psicoanálisis de "diván", como se lo conoce, que esté en alza?
- La expresión popular psicoanálisis de diván constituye un prejuicio que cercena el verdadero alcance del legado freudiano. La alternativa al diván está contenida en el corpus mismo de la teoría psicoanalítica. Dicha alternativa no esperó a la pandemia para dar prueba de una ética de resultados que recusa las controversias teóricas poco fecundas que, al distanciarse del material del que deben nutrirse, corren el riesgo de la embriaguez en sus propias argumentaciones. En la actualidad, la posición de escucha a través de una pantalla virtual constituye la prueba más extrema de la alternativa al diván. El diván es la metáfora de la posición inédita de un sujeto sufriente que, partiendo de una suposición de saber al Otro, soporta ¨decir más de lo que sabe¨ (Freud, 1926 p: 177). El decir más de lo que sabe, no tiene por condición el diván. La utilización del mismo no es algo que va de suyo. Entrevistas preliminares pueden conducir a una rectificación subjetiva por la cual un sujeto soporte dirigirse a un Otro sin rostro mediante una suposición de saber en tanto enunciación del inconciente. Empero, esto no ocurre todos los días y no todos están para ello.
¨(…) Los analistas, nos proponemos como meta un análisis del paciente lo más profundo posible; no queremos aliviarlo moviéndolo a ingresar en la comunidad católica o socialista, sino enriquecerlo a partir de su propia interioridad devolviéndole a su yo las energías que por obra de la represión están ligadas en su inconciente, inaccesibles para él, (…) ¿Qué la mayoría de nuestros pacientes no vale el trabajo que gastamos con ellos? ¿Qué es más económico reparar las fallas desde afuera, y no reformarlas desde adentro? Yo no puedo decirlo, pero sé otra cosa. En el psicoanálisis existió desde el comienzo mismo una unión entre curar e investigar; el conocimiento aportaba el éxito, y no era posible tratar sin enterarse de algo nuevo, ni se ganaba un esclarecimiento sin vivenciar su benéfico efecto. Nuestro procedimiento analítico es el único en que se conserva esta preciosa conjunción. (…) Esta perspectiva de ganancia científica fue el rasgo más preclaro y promisorio del trabajo analítico; ¿deberíamos sacrificarlo a unas consideraciones prácticas? (Freud, 1926, p: 240)
Hoy, existen aquellos que se preguntan por la actualidad del análisis personal. Lo cierto es que pedir consulta no es igual a la demanda analítica. La sabiduría popular muestra que el lego es selectivo, sabe que el psicoanalista no da consejos ni guías de vida, no imparte un saber preestablecido al cual el sujeto debería acomodarse. Que el psicoanálisis se apoye en la observación de los hechos conlleva la ética de un proceder en su campo. Discernir entre el pedido de curación de la demanda propiamente analítica es una cuestión ética a los efectos de la conducción de una praxis. Con el legado freudiano, el peso del lenguaje bajo sus distintos modos discursivos, ratifica que nuestro campo lo constituye el sujeto que habla. Los aportes de Lacan focalizan la mirada en casos graves y confusos a través de los fenómenos del lenguaje y plantea la advertencia de no retroceder, aún frente a la psicosis (1955-56). La formación teórico-práctica en la cátedra de Psicología Médica de UBA así lo atestiguan en mi haber profesional.
Por cierto, mientras existan aquellos que demanden a partir de una suposición de saber por la verdad de sus deseos, y resistan al Otro como modelo, como consejero, habrá análisis personal. El deseo del analista se conjuga con el deseo decidido de quien confrontado con su límite, acude por el enigma, a decir sus penas. Solo así el análisis personal y la apuesta por lo singular dentro de lo colectivo, pervivirá; claro está, sin renegar de circunstancias y contingencias adversas a ello. Tolerar el destino como enigma conlleva la dimensión saludable que da lugar al asombro, a la contingencia, al encuentro con lo benéfico de una mayor amigabilidad con la vida. ¿Quién pudiera predecir el desenlace? ¿Cómo el Psicoanálisis perdería su vigencia?
Inspirada por la lectura del intercambio epistolar entre Einstein y Freud en ¿Porqué la guerra? (1933) acerca de la factibilidad de una profilaxis contra la destrucción en la Humanidad, me atrevo a aseverar que las verdaderas amenazas para la extinción del Psicoanálisis provienen de aspiraciones totalitarias, segregacionistas, de tiranías que cosifican y repudian la libertad de pensar, luchas depredadoras, amenazantes en tanto cultivo puro de la pulsión de muerte.
¿Por qué camino han llegado tantos seres humanos a este punto de asombrosa hostilidad a la cultura? (Freud, 1930). La cultura encuentra en ella su obstáculo más poderoso. Asevera el Maestro, la condición de oponente no coincide con la de enemigo. La critica constructiva es un rasgo loable del quehacer humano. Empero, hay quienes llegan muy lejos en su hostilidad. ¿De qué medios se vale la cultura para volver inofensiva la agresión contrariante? El reto freudiano frente a tales amenazas exhorta a no olvidar los verdaderos valores de la vida en los cuales el centro de gravedad parece haberse trasladado de lo material a lo anímico. El fortalecimiento del superyó es el patrimonio psicológico de la cultura, de supremo valor. Las personas en quienes se consuma se trasforman, de enemigos de la cultura, en portadores de ella. Ahora bien, la medida de esa interiorización es muy diversa (Freud, 1927)
Discernir la dicha posible con límite ético depende de la economía libidinal del sujeto. No existe consejo válido para todos. El factor psicológico sitúa la satisfacción en procesos anímicos internos; pero no se extraña del mundo exterior, se atiene a la aspiración apasionada; orientación de la vida que sitúa al amor en el punto central.
Así las cosas, sólo ante peligrosas desmezclas pulsionales donde el odio primitivo triunfe, el Psicoanálisis perdería vigencia, reduciendo la vida humana a masas carentes de lazo social y sus efectos subjetivantes, abrumadas por un goce feroz contrario al deseo vivificante y al bello destello de lo singular que da brillo a la Humano.