El silencio que contiene todo decir
“Sus relatos provienen de una de las historias más ricas de la crónica de América Latina, la de Rodolfo Walsh, Tomás Eloy Martínez, Martín Caparrós o Leila Guerriero, pero sobre todo de Roberto Arlt, autor con el que más cercanía tiene, ya que las Aguafuertes Porteñas también poseen ese espíritu mutante y sin cadenas, con la observación acuciosa y una predilección natural por los que no han tenido voz (...) Juanro tiene una prosa potente y ha encontrado una voz propia dentro de un género que ha aportado grandes momentos a la narrativa del continente”, asegura el comunicador colombiano Andrés Puerta Molinas en el texto que prologa el libro “El sutil poder del silencio” del Lic. Juan Mascardi, docente y director de la Licenciatura en Periodismo de la Sede Rosario.
Mascardi presentó su trabajo de crónicas en la ciudad de Ramallo (provincia de Buenos Aires), en la Biblioteca Popular “Fortunato Zampa”, bajo la organización del Movimiento Cultural y Literario Libellula. Juan llegó acompañado por Clara López Verrilli, licenciada en Comunicación Social quien estuvo en la mesa junto al periodista Leonardo Mirenda.
El diario El Norte y la Radio Ramallo estuvieron presentes para recoger las palabras de Mascardi, quien comenzó recordando un texto que lo hizo retornar en el tiempo hacia casualmente un 5 de marzo de 2018 cuando llegó hasta Ramallo por otras de sus pasiones, la natación. Reveló que fue el último texto que escribió de manera manuscrita y que lo había hecho en el club de pescadores de Colon, previo a la competencia de aguas abiertas que se realiza año tras años organizado por el club Náutico. Entonces, comenzó a leer la crónica “El video de Jonás y el suspiro de la vida”, donde en cada uno de los párrafos la atención abrazaba a las personas que escuchaban atentamente como describía una de las patologías más dolorosas, como es el cáncer, con un canto a la vida sobre la historia del futbolista Jonás Gutiérrez.
“El Galgo Gutiérrez, 333 días después, regresa: vuelve a jugar profesionalmente al fútbol. Jonás y Ryan chocan palmas y se besan mutuamente en la mejilla. Jonás toca el césped y se persiga dos veces en el nombre del padre. Rolo me mira buscando mi complicidad, aunque yo no lo mire. Yo solo lo escucho. Me vuelvo a hipnotizar con el video que vi la noche anterior en TV. Me muerdo el labio inferior en absoluto silencio. Rolo relata el video que sólo tiene audio ambiente. La ovación de los 52 mil espectadores que gritan como si fuera el gol del campeonato en el estadio Saint James Park.
Es emocionante. El gesto de Jonás, sus ojos. La gente… ¡Mirá la gente! Como gritan esos ingleses. Ese gordito que se para, está sacado, grita sin parar. Y lo de Coloccini, qué gesto, le cede la cinta de capitán. Pero pará, pará… Hay una última imagen, donde se ve un suspiro de Jonás. ¡Pará, mirá, ahí! ¡Ese suspiro! ¡Cuánto dice ese suspiro de Jonás!”, Rolo, el enfermero de 27 años, relata, entre detalles y exclamaciones, el video que se viralizó en YouTube: “Emoción en la Premier League: Jonás Gutiérrez volvió a jugar en el Newcastle tras ganarle al cáncer” leyó Juan y nadie dejaba de escuchar cada palabra”.
Los medios ramallenses observaron que a medida que continuaba con el relato, la emoción desbordó a los presentes, hasta que llegó el momento del remate donde las lágrimas provocaron eso, que habla de la humanidad de Juan Mascardi, puertas adentro y hacia afuera como se puede leer en cada una de sus crónicas.
“La primera batalla que hay que ganar es la del mito. Desmitificar el mal. Los periodistas - durante mucho tiempo- bautizamos al cáncer con distintos eufemismos: “la larga dolencia”, “el mal mayor” y demás oraciones esquivas. Jonás Gutiérrez, el futbolista que regresó, al principio mantuvo su diagnóstico en silencio, a la gente que lo veía pelado le decía que había hecho una promesa. Pero un día decidió contar su historia. “Yo cuento la historia porque a pesar de que es una situación delicada, no hay nada malo. Y esto puede ayudar a la gente. A que luche, a ser fuerte. Son piedras en el camino, pero son pasables. Y de ahí siempre se sale más fuerte”.