La miseria, pobreza estructural y los consumos de drogas y alcohol

Por el Lic. Eduardo Lavorato. Presidente CIMACUP y docente de la UAI. (Artículo publicado en el medio Ámbito Financiero).

Thomas Reid, filósofo escocés del siglo XVIII, escribió que una "cadena es tan fuerte como lo sea el más débil de los eslabones que la componen”. Esta crisis, -la de los consumos problemáticos de drogas-, ha puesto a prueba la fortaleza de cada eslabón, de cada persona, - cada familia, cada barrio-, que forma parte de la gran cadena, -nuestra sociedad-.

La pobreza estructural o pobreza crónica hace referencia a un tipo de pobreza en el que se produce una deficiencia en la sociedad de infraestructura e ingresos. La miseria, por otro lado, se refiere a una carencia absoluta de bienes esenciales y es incompatible con la dignidad humana, circunstancias atravesadas en muchos casos por el consumo de drogas y alcohol.

En este sentido, la pobreza estructural puede ser vista como una causa subyacente de la miseria, ya que las deficiencias en la infraestructura y los ingresos pueden llevar a una carencia absoluta de bienes esenciales.

Según un informe privado titulado "Caracterización de la población inactiva en edad de trabajar" (2021), elaborado por Fundación Éforo, en Argentina, revela que 8 millones de personas, pese a encontrarse en edad de trabajar no lo hacen. Este último conjunto de personas se compone en un 65% por mujeres y un 35% por hombres.

En materia de edades, aparecen 4,3 millones de personas inactivas mayores de 24 años. En tanto que los restantes 3,7 millones son jóvenes de entre 15 y 24 años, De estos últimos, 2,9 millones se encuentran estudiando y 800.000 no trabajan ni estudian.

Podría inferirse tras este estudio, que hay una pobreza que genera pobreza: La pobreza estructural.

La pobreza es un problema social que afecta a millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, es importante distinguir entre la pobreza y la pobreza estructural. Mientras que la pobreza se refiere a la falta de recursos económicos para satisfacer las necesidades básicas, la pobreza estructural es caracterizada por una realidad en la que las personas no tienen acceso a oportunidades para mejorar su situación debido a factores estructurales como la falta de educación, empleo o vivienda adecuada. Y es aquí, donde es importante poner la lupa, acerca de las implicancias de los hábitos toxícanos.

En Argentina, el Observatorio Argentino de Drogas, que depende de Sedronar, tiene estudios e investigaciones vinculados al consumo de drogas y alcohol en la población general. Los factores psicosociales asociados al consumo de alcohol y drogas pueden incluir distrés psicológico severo, pensamiento problemático severo y abuso físico. Los factores sociales que pueden influir en el consumo de drogas y alcohol incluyendo la disponibilidad y fácil acceso a las drogas, la tolerancia social hacia el consumo de determinadas sustancias como el alcohol y la falta de recursos o facilidades para el empleo saludable del ocio.

Las drogas interfieren en la forma en que las neuronas envían, reciben y procesan las señales que transmiten los neurotransmisores. Algunas drogas pueden hacer que las neuronas liberen cantidades anormalmente altas de neurotransmisores naturales o que eviten el reciclamiento normal de estas sustancias químicas del cerebro. Esto puede afectar negativamente el desempeño de las habilidades laborales y estudiantiles.

Según la entidad Alcohólicos Anónimos (AA) local, el cinco por ciento de la población argentina (poco menos de tres millones de personas) transita entre los niveles de abuso y dependencia, y la franja etaria con mayor vulnerabilidad está entre los 25 y 35 años. Luego, le sigue la adolescencia y juventud (entre los 14 y 25 años),

Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los patrones de consumo de alcohol más altos en Argentina se dan en los adolescentes de entre 15 y 19 años.

Por lo que podría observarse cierta concordancia entre la tasa de inactividad de las poblaciones potencialmente aptas para trabajar, con el consumo de drogas y alcohol. Según el INDEC, en el tercer trimestre de 2022, refiere que los "ni-ni" son jóvenes que ni estudian ni trabajan. En Argentina, argentina alcanzó el 24,1% entre la población de 18 y 24 años.

En este contexto, el abuso de drogas y alcohol puede tener un impacto negativo en las relaciones sociales, laborales y estudiantiles en un futuro inmediato en nuestro país. Generando condiciones de empobrecimiento de la salud biopsicosocial que podría afectar a la sociedad en general.

No obstante, este panorama sombrío, La situación podría agravarse según un informe del Ministerio de Salud de Argentina, dado que la edad de inicio de consumo de alcohol es a los 13 años y la tendencia es que cada vez sea a menor edad. Lo que podría implicar un deterioro precoz y aún mayor de las redes institucionales de contención y socialización.

En conclusión, es importante abordar tanto la pobreza estructural como el consumo de drogas y alcohol para mejorar las condiciones sociales de las poblaciones de mayor vulnerabilidad. Hay varias maneras de combatir la pobreza estructural. Algunas soluciones incluyen acabar con el hambre y la malnutrición, proporcionar cobertura universal de salud, proporcionar acceso universal a la educación de calidad y aumentar la inversión en el desarrollo de regiones y las condiciones de habitacionalidad de las comunidades empobrecidas. También es importante abordar la desigualdad de género y la corrupción, ya que estas son algunas de las causas subyacentes de la pobreza estructural.

Así mismo, abordar de manera integral y preventivo del consumo de drogas y alcohol, en el ámbito escolar, enfocado en la reducción de la demanda, es decir que los chicos aprendan a alejarse de la oferta de drogas y desalentar su consumo, con mensajes inequívocos acerca del daño que ocasiona la ingesta de drogas y alcohol, la forma en que afecta y empobrece el desarrollo y su calidad de vida a futuro.

Es importante que todos hagamos nuestra parte para ayudar a prevenir el consumo excesivo de drogas y alcohol en nuestras comunidades. Esto incluye educarnos sobre los peligros del consumo excesivo de drogas y alcohol, apoyar a las organizaciones que trabajan para ayudar a las personas afectadas y hablar con nuestros amigos y familiares sobre cómo mantenernos seguros y saludables, El Padre Múgica fue un sacerdote argentino que dedicó su vida a la lucha contra la pobreza y la exclusión social. Una de sus frases más conocidas es “No se trata de eliminar la pobreza, sino de eliminar la miseria” … El circulo vicioso que genera el consumo de drogas y alcohol. Quizás así podamos a comenzar a robustecer los eslabones de la cadena de una sociedad en la que nos encontramos todos.