“La prevención es la clave después de los 50”. Entrevista con el Dr. Kilstein, director de la carrera de Medicina
En una entrevista concedida al diario Infobae (ver nota completa AQUÍ), el doctor Jorge Kilstein, director de la carrera de Medicina de la Universidad Abierta Interamericana (UAI), Sede Rosario, reflexionó sobre la importancia de los controles médicos a partir de los 50 años.
En la conversación, el especialista subrayó que “la prevención es la herramienta más poderosa que tenemos para garantizar calidad de vida en la adultez”, destacando que los chequeos clínicos deben convertirse en una rutina esencial para quienes atraviesan esta etapa de la vida.
Kilstein explicó que la medicina clínica enfrenta un desafío cultural: convencer a las personas de que los estudios periódicos no son un signo de debilidad, sino de responsabilidad. “Muchos llegan a la consulta cuando el problema ya está instalado. Lo que buscamos es que la visita al médico sea preventiva, no reactiva”, sostuvo.
El director de la carrera Medicina detalló que los estudios más relevantes incluyen un chequeo clínico anual, el control de la presión arterial, los niveles de glucosa y colesterol, además de estudios cardiológicos y oftalmológicos. Según sus palabras, “a partir de los 50 años es fundamental realizar un chequeo clínico anual”, y agregó que los antecedentes familiares deben orientar estudios específicos ya que, si existe historia de cáncer de colon, próstata o mama, los controles deben ser más exhaustivos y comenzar incluso antes de los 50.

Kilstein también se detuvo en un aspecto que considera crucial: la salud mental. “La medicina clínica no puede limitarse al cuerpo. El bienestar emocional es parte de la prevención. Un paciente que se siente acompañado y escuchado tiene más chances de cumplir con los controles”, reflexionó. En este sentido, destacó que el estrés, la ansiedad y la depresión son factores que impactan directamente en la salud física, por lo que no pueden separarse de la práctica clínica.
La entrevista abordó además el rol de las universidades en la formación de profesionales capaces de transmitir este mensaje. “En la UAI trabajamos para que nuestros estudiantes comprendan que la medicina no es solo técnica, sino también comunicación. El médico debe ser un educador en salud”, afirmó Kilstein. Según el director, la universidad busca que los futuros médicos desarrollen una mirada integral, que combine ciencia y empatía, porque la prevención requiere confianza, y la confianza se construye con diálogo, cercanía y escucha activa.
El especialista también hizo hincapié en la necesidad de adaptar los controles médicos a las nuevas realidades sociales. Señaló que el aumento de la expectativa de vida obliga a repensar la medicina clínica: “Hoy tenemos pacientes que llegan a los 80 o 90 años con una vida activa. Eso es un logro, pero también un desafío. La prevención debe acompañar ese proceso para que la longevidad no se traduzca en años de enfermedad, sino en años de bienestar”.
Kilstein recordó que la medicina preventiva no solo depende del médico, sino también de la responsabilidad individual. “El paciente debe asumir que su salud es un compromiso personal. Los controles médicos son una herramienta, pero la decisión de cuidarse empieza en cada uno”, afirmó. En este sentido, destacó la importancia de hábitos saludables como la alimentación equilibrada, la actividad física regular y el descanso adecuado, que complementan los estudios clínicos.
Finalmente, el director de la carrera de Medicina dejó una reflexión que resume su visión sobre la medicina preventiva: “La sociedad envejece y eso es un logro. Pero para que ese envejecimiento sea saludable, necesitamos que cada persona asuma que los 50 no son una frontera de declive, sino el inicio de una nueva etapa de cuidado consciente”.
La entrevista con el Dr. Jorge Kilstein dejó en claro que la prevención es el eje de la medicina clínica en la adultez, y los controles periódicos son herramientas indispensables para garantizar calidad de vida. Pero más allá de los estudios, Kilstein propone un cambio cultural: entender que la salud es un compromiso activo, que involucra tanto al cuerpo como a la mente, y que requiere de médicos capaces de educar y acompañar. La medicina del futuro no será solo curativa, sino fundamentalmente preventiva.


