Una especialista de la UAI hizo una nota de opinión en La Nación
Marina Rovner, Especialista en crisis de ansiedad, fobias y pánico. Licenciada en Psicología. Magíster en Comunicación y Cultura y Profesora Titular de la Universidad Abierta Interamericana, realizó una nota de opinión en La Nación sobre Baby botox y el trastorno dismórfico facial.
“La adolescencia es un período cuyo objetivo es la búsqueda de la identidad. Es habitual que durante estos años de grandes cambios físicos, psíquicos y emocionales, surjan inseguridades acerca de uno mismo y la pregunta de cómo son vistos por los demás, acarreando vergüenzas y dificultades que en casos extremos pueden llevar a crisis de angustia y fobia social. Los mitos culturales acerca de la belleza, suelen imponerse como una realidad deseada para los más jóvenes, que al sentirse fuera de esos parámetros, muchas veces evitan situaciones sociales y experimentan malestares intensos. Por otro lado, el incremento de los encuentros virtuales durante la pandemia ha puesto el rostro en un primer plano de exposición” comienza la nota de opinión de la especialista.
Luego, la docente de la UAI, cita a la Academia Estadounidense de Cirugía facial, plástica y reconstructiva para aclarar el dato de que “el 55% de los cirujanos plásticos faciales vio en 2017 pacientes que querían operarse para verse mejor en las “selfies”, en comparación con apenas el 13% en 2013”. El estudio también halló que el 56% de los cirujanos encuestados notó un aumento de los clientes de menos de 30 años.
Sobre eso, Marina Rovner explicó en el diario que “Algunos jóvenes usan tratamientos estéticos como un bálsamo para ayudar a sobrellevar la preocupación por su apariencia en un intento de disminuir los pensamientos críticos. Las obsesiones principales incluyen la nariz, el cutis, los pómulos, las ojeras, las arrugas, el acné y las manchas”.
Para finalizar, la especialista dejó 10 características de las personas que que padece el trastorno dismórfico corporal:
- Estar extremadamente preocupado por un defecto percibido en la apariencia que los demás no pueden ver o que parece poco importante.
- Fuerte creencia de que ese defecto lo hace feo o deforme.
- Creencia de que otros perciben especialmente su apariencia de una manera negativa o se burlan.
- Tener comportamientos dirigidos a arreglar u ocultar el defecto percibido que son difíciles de resistir o controlar, tales como mirarse frecuentemente al espejo, arreglarse o rascarse la piel.
- Intentar ocultar los defectos percibidos con el estilo, el maquillaje o la ropa.
- Comparar constantemente la apariencia con la de los demás.
- Buscar con frecuencia la aprobación por parte de los demás.
- Tener tendencias perfeccionistas.
- Buscar procedimientos cosméticos con poca satisfacción.
- Evitar situaciones sociales.