Trabajar por la paz
En esta ocasión en la cátedra Francisco, se trabajó sobre las palabras del Papa cuando sostuvo: “Ningún pueblo es criminal y ninguna religión es terrorista. No existe el terrorismo cristiano, no existe el terrorismo judío y no existe el terrorismo islámico. No existe. Ningún pueblo es criminal o narcotraficante o violento. Se acusa de la violencia a los pobres y a los pueblos pobres pero, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión. Hay personas fundamentalistas y violentas en todos los pueblos y religiones que, además, se fortalecen con las generalizaciones intolerantes, se alimentan del odio y la xenofobia. Enfrentando el terror con amor trabajamos por la paz”.
Y aquí también podemos vincularlo con el pensamiento del Dr. De Vincenzi cuando afirma que la educación es inmanente a la paz. El fin de la educación, es la paz, que supone resolver los problemas del vivir a través de la resiliencia, encontrarla. La educación tiene como contenido epistémico de fin la paz. Educar para construir la paz, afirma De Vincenzi, también significa que la educación debe tender a la inclusión social y hoy sabemos que el acceso a la misma es imposible para muchos y para aquellos que acceden es difícil permanecer. Es claro que, mientras exista en el mundo un solo ciudadano que no acceda a una educación de calidad, de padres, maestros, ciudadanos y gobernantes; nuestra tarea, como educadores estará inconclusa.
Amor y educación en pos de la paz.