Valorar el tiempo

Llega fin de año y muchos toman este tiempo como reflexión sobre lo acontecido y lo realizado. Creemos importante hablar entonces del tiempo y recordar lo que el Dr. De Vincenzi remarca sobre la importancia de instalar el valor de la finitud y así asumir que “en  esta vida terrena tenemos que cumplir horas, o al menos días, y no solamente años como momentos de reflexión y felicidad”. De Vincenzi, asegura que “el tiempo no pasa, los que pasamos somos nosotros. El tiempo está ahí y lo tenemos todo, todos los días. Es una variable dependiente a la que nosotros le adjudicamos valor si lo administramos y no lo gastamos”. Y es por eso mismo que añadirá que “Es fundamental hacer una buena administración del tiempo, para que resulte una inversión y no una pérdida”.

El Papa Francisco, también en sus últimas homilías realizadas, ya en tiempo de Adviento, remarcó la importancia del tiempo y de su uso: “El tiempo se desperdicia con pasatiempos, pero no hay tiempo para Dios ni para los demás. Y cuando se vive para las cosas, las cosas nunca son suficientes, la codicia crece y los demás se vuelven obstáculos en la carrera y así se termina por sentirse amenazado y, siempre insatisfechos y enfadados, sube el nivel de odio. “Quiero más, quiero más, quiero más...”. Lo vemos hoy allí donde reina el consumismo (…) Jesús quiere despertarnos de todo esto. Lo hace con un verbo: «Velad» (Mt 24,42). “Estad preparados, velad”. Velar era tarea del centinela, que vigilaba despierto mientras todos dormían. Velar es no ceder al sueño que envuelve a todos. Para poder velar necesitamos tener una esperanza cierta: que la noche no durará siempre, que amanecerá pronto. Es lo mismo para nosotros: Dios viene y su luz iluminará hasta las tinieblas más espesas. Pero a nosotros hoy nos toca vigilar, velar: superar la tentación de que el sentido de la vida es acumular ―es una tentación, el sentido de la vida no es acumular―, nos toca a nosotros desenmascarar el engaño de que uno es feliz si tiene tantas cosas, resistir a las luces deslumbrantes del consumo, que brillarán en todas partes durante este mes, y creer que la oración y la caridad no son tiempo perdido, sino los tesoros más grandes”.

Ojalá este nuevo año que inicia sirva para valorar bien el tiempo, para utilizarlo en provecho de nuestro bienestar no sólo material. Tenemos todos los días una nueva oportunidad.

¡Muy feliz año nuevo!