De la arquitectura a la dirección de arte: El viaje creativo de Corinne Merolla
“Arquitectura es cosa de arte, un fenómeno de emociones, que queda fuera y más allá de las cuestiones constructivas. El propósito de la construcción es mantener las cosas juntas y el de la arquitectura es deleitarnos”, señalaba el reconocido arquitecto suizo Le Corbusier. Cada 1 de julio, la Unión Internacional de Arquitectos celebra el Día del Arquitecto con el objetivo de brindar un justo reconocimiento a aquellos profesionales que utilizan esta herramienta para el desarrollo, adaptándose a las necesidades de las personas con el fin de mejorar su calidad de vida.
En este día conmemoratorio, la carrera de Arquitectura de la Universidad Abierta Interamericana se enorgullece de contar entre sus graduados más sobresalientes a Corinne Merolla, una de las profesionales más destacadas en el mundo del entretenimiento y la dirección de arte.
Desde pequeña, Corinne sintió una fuerte atracción por el arte y la música, lo que la llevó a experimentar con varias disciplinas creativas. Eventualmente, encontró en la arquitectura el campo perfecto para fusionar sus intereses, permitiéndole integrar su amor por el arte, la música y el diseño de espacios en una única profesión. Su enfoque creativo abarca desde el diseño y dirección de espectáculos y shows, hasta la conceptualización de instalaciones y experiencias inmersivas.
“Nací en Fairfax en el estado de Virginia (Estados Unidos). Mi papá es neoyorquino y mi mamá es de Argentina, donde se conocieron y empezaron su historia (…) vengo de una larga historia de inmigrantes, mi abuela paterna es colombiana y mi abuelo paterno italiano, la cosa esta muy mestiza”, comenta Corinne dando testimonio de su influencia multicultural.
- ¿Cuál fue tu primer contacto con la arquitectura?
- Caí en los brazos de la arquitectura porque me gustaban los números y estaba enamorada del arte y del dibujo, pero no me enloquecía la idea de practicar la arquitectura tradicional como mi actividad diaria.
Mi pasión por la arquitectura fue un amor que requirió mucho tiempo, paciencia y trabajo. De hecho, dejé varias veces la carrera porque no entendía muy bien cuál era mi conexión con todo eso, me sentía muy desconectada viniendo de una formación tan artística y flexible.
- ¿Cómo describirías tu experiencia en la UAI?
- ¡Maravillosa! Me llevo muchos amigos y colegas que son una gran parte de mi vida actual en la medida que podemos coincidir en tiempo y espacio. Por suerte tuve grandes profesores como el arquitecto y artista plástico Juan Germán Guardati (director de la carrera en la Sede Rosario) que tuvo infinita paciencia conmigo y me ayudó a ver esta profesión con otros ojos. Él me enseñó a abordar los proyectos de arquitectura tradicional “como un lienzo en blanco”, como si estuviera a punto de pintar un cuadro.
Durante los últimos años de la universidad comencé a adentrarme en el mundo del entretenimiento y a explorar los límites de la arquitectura efímera sin saberlo realmente. Todo encajó y empezó a tener sentido.
Con el tiempo entendí que la paleta de colores que ofrece la arquitectura es verdaderamente infinita, y encontré el espacio perfecto para mí, donde la música, el arte y el diseño convergen en un punto común.
- ¿Cómo arribaste a la dirección de arte?
- Siempre fui muy curiosa, empecé a pintar y me sumergí en el mundo del arte como hobby desde una edad muy temprana. Crecí en una familia súper musical y comencé a estudiar música y a cantar más profesionalmente en mis últimos años de adolescencia. Toda mi vida giró en torno a la música y el arte. En paralelo mientras estudié arquitectura me fui formando en dirección de arte, escenografía e iluminación. La dirección de arte engloba un poco esas disciplinas y le da un marco más académico, pero no deja de ser un proceso creativo muy similar al de pintar un cuadro.
Diseñando experiencias
Corinne forma parte del equipo liderado por Sooner Routhier en “The Playground Creative”, diseñando, produciendo y dirigiendo entretenimiento experiencial para artistas internacionales como: Coldplay, Green Day, Noah Kahan, Zayn Malik, Muse, Paramore y The Weekend. Junto a talentosos profesionales en “The Playground” conforman un grupo creativo excepcional que desarrolla y ejecuta proyectos a nivel global.
- ¿En qué consta tu trabajo como diseñadora y directora de espectáculos?
- Mi trabajo consiste en gran medida en hacer tangible una idea creativa, partiendo siempre de un disparador basado sobre ciertos conceptos, siendo responsable de la estética general de una historia. Trabajamos todo tipo de espectáculos, desde el diseño completo de los mismos, hasta escenarios, puestas en escena, arquitectura efímera, escenografía, instalaciones urbanas, interacciones inmersivas, activaciones de marca, dirección audiovisual y contenido, entre tantas otras cosas.
- ¿Cómo encarás un proyecto creativo?
- No existe una rutina exacta para la creación, ¡esa es la parte divertida! La forma en la que comienza un proyecto es una invitación a plantearle al cliente ciertas preguntas. Una vez que tenga un informe bastante completo de dónde va a estar, en qué va a consistir, a quién se dirige, etc.
Lo primero que pasa es que me alejo de la computadora, “mastico” un poco la información, escucho mucha música y trato de pensar de qué manera canalizaría mejor estos mensajes y empezamos a “brainstormear” ideas en un ida y vuelta con el equipo. Una vez que se produce la idea desencadenante, el alma que empieza a hacer latir todo el proyecto, el siguiente paso siempre es ponerse a dibujar y, en ocasiones, buscar imágenes de referencia. Generalmente, al final de un boceto o investigación estará el comienzo de una idea. Creamos varios estudios escultóricos analógicos o digitales que se relacionan con los bocetos que hicimos, para luego avanzar a partir de ahí.
Cuando queda claro qué va a funcionar, comenzamos a involucrar a muchos equipos fuera del estudio con toda una logística para que el trabajo se materialice. Una vez materializado viene la parte de dirigir esos montajes in situ y verlos hacerse realidad.
Pienso que mi trabajo es un perfecto yin-yang entre pasar semanas encadenada a mi escritorio sin parar con un diseño y semanas “on set” dirigiendo montajes o ensayos. No creo que podría elegir solo uno, eso es precisamente lo que me gusta. Suelo viajar mucho por trabajo, lo cual me encanta, siempre fui muy inquieta. Es una vida itinerante, conoces y haces familia con gente todo el tiempo y es super agitada, por eso cuando estoy en Rosario me gusta estar tranquila en casa con mi perra, relajarme con mis amigos, soy super tranquila e introvertida.