"En la Argentina hay muy buena formación"
Anabel Kluz es Licenciada en Kinesiología y Fisiatría de la Universidad Abierta Interamericana (UAI) y también cuenta con dos posgrados en Reeducación Postural Global (RPG) y otro en Flebología y Linfología – Método Leduc.
Luego de realizar un par de viajes al viejo continente como turista, Anabel se dio cuenta de que quería vivir la experiencia de radicarse en otra ciudad. Junto a su pareja tomó una decisión drástica: dejar todo y arrancar de cero en Valencia, ciudad a la que ya tenían "fichada" desde hacía un tiempo.
Ahora, luego de un par de años para homologar sus títulos, ejerce plenamente y puede comparar todo lo relacionado a su profesión, la cual vivió en la Argentina y en España. Para su grata sorpresa, la experiencia la hizo darse cuenta de que en la Argentina hay "muy buenos profesionales, muy bien capacitados”.
“Uno tiene muy idealizado 'el primer mundo', como nos suelen transmitir los medios masivos de comunicación a esta parte del planeta, y cuando te interiorizas en ciertos aspectos te das cuenta que no es tan así como nos lo transmiten. Tuve la oportunidad de hacer prácticas en hospitales, charlar con otros colegas y ver que mi formación es buena y completa y que puedo, a nivel currículum, competir perfectamente con colegas que se formaron aquí", aseguró Anabel.
- ¿Cuándo te fuiste a España?
- Después de varios años de ejercer en Buenos Aires. Había viajado a España por vacaciones y a visitar a familiares que vivían allí. Desde esos viajes tenía la idea de, en algún momento, residir en España. En 2018 el año empezó con muchos cambios laborales de mi pareja, yo estaba en ese entonces trabajando en un consultorio y con pacientes a domicilio. Pero en marzo de ese año decidimos que era momento de irnos. En julio me casé, en Agosto viajé yo y en Septiembre mi esposo.
- ¿Por qué tomaste la decisión de radicarte en Valencia?
- El lugar era Valencia porque ya lo conocíamos, nos gustaba y era una ciudad pero con un ritmo de pueblo, era la combinación entre La Plata y Mar del Plata (ciudades en las que he vivido) y el broche de oro: una ciudad marítima, además teníamos familia cerca, lo cual ayudó bastante al proceso inicial de residencia. Siempre, desde más chica, tuve la ilusión de vivir en otro país, conocer Europa. Y después fue un proyecto de pareja el tener la experiencia de vivir en otro país. Sabíamos que era arriesgado porque era arrancar todo desde cero, en una tierra que no era la nuestra, lejos de todos, pero no nos queríamos quedar sin vivir esa experiencia.
- ¿Qué trabajo realizás allí?
- Ni bien nos instalamos y terminamos los temas de permiso de residencia, mi primer trabajo fue en un spa, en el área de estética. Por suerte yo tenía experiencia en esa área, había trabajado muchos años en la Argentina de eso antes y después de haberme graduado. Fue lo primero que busqué porque tenía que terminar mi trámite de homologación, que había iniciado en 2015 en la Argentina y concluí recién en mayo de 2020, una vez finalizadas las prácticas hospitalarias y el trabajo final de grado que me requerían para ello. Esto lo llevé a cabo en la Universidad de Valencia. Sabía que en el área de estética podría trabajar por más que no tenga matrícula como fisioterapeuta. Actualmente trabajo en una clínica de fisioterapia, donde me convocaron por mi conocimiento en estética y mi trabajo en terapias manuales, además dicto clases de pilates y yoga, ya que poseo formación en ello.
- ¿Cómo ves lo relacionado a tu profesión en España y la Argentina? Las diferencias y las coincidencias al respecto.
- Acá, al igual que en la Argentina, está el ámbito público y privado. Para acceder al público hay que hacer lo que se llama "Oposiciones" que consta de rendir un examen (de conocimientos generales y conocimientos específicos de la profesión), además se debe sumar puntaje que se obtiene a través de formación académica oficial (masters), idiomas, haberse desempeñado en cargos públicos, etc, se busca mucho conseguir una plaza pública ya que son mejores pagos que los privados y la contratación es de carácter indefinido. En lo privado -al igual que en Argentina- se trabaja ya sea como autónomo (monotributista) o por cuenta ajena (relación de dependencia), puede ser que el trabajo sea a tiempo parcial o jornada completa. Noté que en la Argentina ciertas especialidades están más valoradas que aquí, por ejemplo, el área de rehabilitación respiratoria, en mi paso los hospitales -en el marco de las prácticas que realicé- pude ver que en las UCI es llevada a cabo por los enfermeros -aquí está esta profesión es universitaria- mientras que en Argentina es un campo ejercido por nosotros, también existe la figura del Médico rehabilitador que diagnostica y decide el tratamiento kinésico a llevar a cabo por el fisioterapeuta del sector correspondiente. Por otro lado, aquí es muy común -en el ámbito privado- ver que en las búsquedas laborales solicitan la formación en Osteopatía, pero al mismo tiempo esta no es una especialidad reconocida oficialmente.
- ¿Cómo ves la tecnología relacionada a la kinesiología y fisiatría en uno y otro país?
- No veo diferencias en lo referente a este tema. Veo que la tecnología se está utilizando cada vez más para lograr obtener evaluaciones más objetivas. Acá se utiliza la ecografía para diagnóstico y como parte de ciertos tratamientos. Técnicas invasivas como la punción seca, el EPI, la neuro modulación también las realizan con ecografía guiada. Los fisioterapeutas aquí hacen mesoterapia, tanto para el dolor y estética, que en Argentina no estamos habilitados. Por otro lado, en mi paso por la universidad aquí pude ver que en la formación se hace mucho hincapié en la investigación científica.
- ¿Cuánto creés que te sirvió la formación en la UAI para tu realización profesional?
- Durante toda mi carrera fui muy crítica con la universidad. Siempre ponía en duda si daban todo el conocimiento que tenían que dar o que yo creía y esperaba, o si como universidad estaba al nivel de las otras. Una vez recibida y al empezar a estar en contacto con otros colegas, pude constatar que mi formación había sido muy buena y estaba al nivel de otras universidades. Por ejemplo, tuve la posibilidad de contar con materias como fisioterapia I y II (del plan de estudio “viejo”) donde se ven agentes físicos y el uso de aparatología que en otras universidades no habían tenido la posibilidad de usar ya sea por el número de estudiantes o la falta de este material. También en mi paso por la UAI incursioné en la docencia, donde tuve la oportunidad de ser auxiliar docente de Técnicas Kinésicas I por un tiempo. Otra cosa que valoro mucho es la cercanía con los profesores, seguramente por haber sido un grupo pequeño de alumnos, lo que permitió un intercambio más fluido con los docentes. Por ejemplo, mi tutora de tesis en la UAI -Paola Yañez Chandía- siempre estuvo presente y no tuvo inconvenientes en despejar mis dudas y aportar material para poder realizar mi trabajo final de grado en Valencia.
Lo bueno de la comunidad UAI es que uno sigue en contacto. Los profesores pasaron a ser colegas, pero sigo aprendiendo de ellos y a su vez intercambiando conocimiento. Hoy por hoy la tecnología me permite, a pesar de la distancia física, seguir en contacto. Varios profesores fueron también quienes influyeron en mis estudios de posgrado y en las ganas de seguir capacitándome. Estando en la Argentina uno mira hacia afuera y anhela poder conocer ciertos profesionales y acceder a ciertas formaciones. Es muy común querer formarse con profesionales de Francia, España, Bélgica, Alemania, etc., y se dice que Europa o EE.UU. tiene profesionales con los cuales uno debería formarse. Pero cuando uno se va del país y tiene la posibilidad de comparar, puede ver que en la Argentina hay muy buena formación y excelentes profesionales.