"La UAI me brindó contención y capacidad para afrontar diversos obstáculos"
Carla Amanda Migliavacca (24) abogada, graduada en 2022 en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la UAI y trabajo ejerciendo la profesión de manera independiente en su propio estudio. Ingresó a nuestra institución a los 17 años de edad: "Realice el curso de ingreso muy entusiasmada y nerviosa a la vez", rememora, mientras cuenta que lo aprobó nada menos que con un nueve y desde allí emprendió su camino académico.
"Para mí, estudiar abogacía era más que una carrera, lo sentía mi vocación. Desde los siete años que tenía tomada esa decisión, una de las más importantes de mi vida", confiesa Carla. En el año 2019 participó en calidad de disertante de la Primera Jornada de Intercambio de Experiencias sobre el rol de la mujer casada y la mujer conviviente; y en el 2021, desde la Universidad, le informaron que había sido seleccionada como "estudiante destacada", obteniendo una Distinción a la Excelencia por el Colegio Público de Abogados de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
"Tuve la experiencia de cursar presencialmente en la Sede Berazategui por tres años y los otros dos los complete de forma virtual por la problemática de la pandemia. Sin dudas, la presencialidad fue increíble, el compartir debates en clase, presentar lecciones y mantener un dialogo fluido; son herramientas esenciales para nuestra profesión. La UAI me brindó la oportunidad de participar, en mi último año de cursada, en el programa Cambio de Roles, impulsado por el Congreso de La Nación, el Circulo de Legisladores y el Instituto de Estudios Estratégicos y Relaciones Internacionales (IEERI), con el fin de redactar un Proyecto de Ley sobre el Ordenamiento Ambiental del Territorio", destaca.
Además, fue convocada por la Universidad para contar mi experiencia en el proceso de confección de la Tesis, en la Jornada "El día que defendí mi trabajo final", llevada a cabo de manera virtual en octubre del año 2022. En el año 2023 finalizó el Tramo de Formación Pedagógica Nivel Secundario y Terciario, con el objetivo de poder transmitir los conocimientos técnicos de derecho tanto a adolescentes como adultos en establecimientos públicos y privados. "Desde el año pasado hasta la actualidad, estoy cursando la Especialización en Criminología para sumar otra herramienta de apoyo al derecho penal", ahondó.
- ¿De qué y dónde trabajás?
- Trabajo ejerciendo mi profesión de manera independiente. Me dedico principalmente al derecho civil, de familia y penal, pero también llevo adelante casos de cobro ejecutivo y laborales. Estoy colegiada en CABA y Quilmes, por tanto atiendo a mis clientes tanto en la oficinas de los colegios como también en mi propio estudio jurídico que inaugure este año; ya sea de forma presencial o virtual dependiendo de los requerimientos y posibilidades de los clientes. Desde que me recibí e incluso años antes, comencé a buscar empleo orientado a la carrera. Al inicio fue complicado ya que la oferta jurídica es acotada y exclusiva, pero con fuerza de voluntad y resiliencia, pude trabajar en un estudio jurídico. Actualmente, puedo trabajar en mi oficina y estudiar al mismo tiempo gracias a la virtualidad.
- ¿Creés que la UAI te dio herramientas como para lo que vino después en tu vida?
- La UAI me brindó contención y capacidad para afrontar diversos obstáculos. Siempre con una buena organización y atendiendo a las necesidades de los alumnos. Por ejemplo, cuando empecé mi trabajo final de tesis, la universidad tuvo que cerrar sus puertas por la pandemia. Sin embargo, nos brindaba el permiso para retirar libros en préstamo. La biblioteca estuvo en constante trabajo para resolver nuestras inquietudes, lo mismo que el área administrativa y el personal de servicio técnico. Gracias a ellos, pude valerme de bibliografía primordial para incorporar a la tesis. Incluso podíamos ingresar a la plataforma "Open Athens" de libros gratuitos con un usuario generado por la universidad. Participe de jornadas, charlas y congresos de la UAI que fueron muy fructíferos para mi formación académica en la abogacía.
- ¿Qué le recomendarías a los más jóvenes que tienen vocación de ser abogados?
- Creo firmemente en la fortaleza interior, en buscar el crecimiento día a día. Si de verdad uno desea estudiar Derecho y tiene la convicción en sí mismo, no existe impedimento alguno. El sacrificio de hoy es la satisfacción del mañana. Sabemos que los inicios no son fáciles, pero es importante dar todo de uno aunque parezca que no tiene resultados, en algún momento se van a ver los frutos de lo que sembramos. De pasar días o noches estudiando, de no tener un sustento laboral, pero sí apoyo incondicional de nuestros seres queridos; resulta suficiente para darnos ese impulso que necesitamos cuando los días son complejos y no vemos la salida. No se preocupen, uno siempre se levanta, se recupera de la caída y sigue adelante. El lema es apostar a un futuro mejor y dejar nuestra huella en la sociedad, priorizando la defensa de los derechos y garantías constitucionales.
- ¿Es más complicado ser abogado en nuestro país que en otros más estables desde diversos puntos de vista?
- En general, el mundo de la abogacía es de difícil acceso laboral. Las oportunidades son acotadas al comienzo, pero recomiendo ejercer de forma liberal o independiente. Siempre de a poco, asesorándose y recurriendo al Colegio de Abogados ante cualquier duda. Es una hermosa profesión y tiene varias aristas, desde trabajar en un bufete hasta empresas, o en el Estado. La estabilidad es flexible porque los procesos varían según las circunstancias de cada caso. En otros países ocurre lo mismo con respecto a la profesión. Es decir, la popularidad que ha alcanzado la abogacía permite que se valorice a los colegas y se los respete. Claro está que hay cuestiones que son adaptadas a cada Estado como ser el rédito económico, la litigiosidad, la representación letrada, la titulación, la cultura, la educación, entre otras.
- ¿Creés que la Justicia en Argentina es tan "mala y lenta" como se suele decir? ¿Qué se podría mejorar?
- Vale decir que la Justicia en nuestro país comprende un sistema burocrático y versátil. Cada juzgado tiene su criterio al momento de resolver, pero lo esencial desde nuestro lugar como profesionales del derecho es aportar soluciones para evitar que un proceso se dilate de forma excesiva. Uno de los principios básicos en cualquier litigio es el de economía procesal que nos permite comprimir requerimientos en un sólo escrito o argumento oral; facilitando nuestras pretensiones y el accionar de la Justicia. Por otro lado, considero que la capacitación y formación profesional son primordiales para comprender el tratamiento judicial de las causas. Una cuestión es la teoría y otra muy distinta es la práctica. Los abogados debemos desarrollar habilidades extrajurídicas para situarnos en el lugar del cliente y poder explicar cuáles son los pasos a seguir para una pronta solución a su controversia. Algo que colabora a reducir los tiempos es la incorporación de herramientas tecnológicas, como también el acceso a información clara, oficial y de calidad que nos pueda ofrecer el Poder Judicial. Hoy en día, todos los expedientes son digitales al igual que muchas de las audiencias.
Podríamos pensar en diversas opciones para mejorar, como integrar espacios de mayor oralidad, peticionar libremente en un mismo acto, proponer instancias de acuerdos, colaborar con información en las investigaciones desde nuestro rol, mantener diálogos fluidos con el colega de la parte contraria. Todo lo que sumemos, va a ser útil porque se trata de una tarea en conjunto: el juzgado y las partes.
- ¿Cómo fue tu experiencia en al UAI? ¿La recomendarías?
-La UAI me trajo muchas alegrías porque pude crecer académicamente e ir construyendo mi futuro profesional. Los profesores con los que tuve el honor de cursar, me llevaron a situarme en la realidad socio-jurídica. Ese alcance es vital para proyectarnos en el ahora y en el mañana, ya que alimentamos nuestra capacidad de involucrarnos con el entorno profesional incluso antes de graduarnos. El nivel no sólo educativo sino humano y cultural es lo que marca la diferencia. Cada alumno es reconocido como parte de una comunidad, que trabaja intensamente para cumplir sus sueños. Y sí, la recomendaría totalmente.