Profesión y Orientación Vocacional: ¿Un viaje con puerto de salida pero no de llegada?

Por Natalia Staszkiw. Licenciada y Profesora en Psicopedagogía egresada de la UAI.

Actualmente escucho hablar mucho sobre la Orientación Vocacional, refiriéndose a la elección de una carrera o profesión y que con un test o un par de encuentros se devela ese gran misterio. Pero… ¿Qué estamos diciendo cuando nos referimos a este término? Si nos remitimos a su etimología proviene del latín vocatio, -ōnis ‘acción de llamar’. Y ahora pregunto, ese llamado o inspiración ¿Será de una vez y para siempre?

Hace casi un siglo, Bailey empezó a transcribir las enseñanzas de su maestro, Djwal Kool, “el Tibetano”. Dicho maestro le reveló la estructura de todo el universo en función de Siete Rayos de cualidades bien concretas que determinan los campos de personalidad, mental, emocional y físico. Si bien es una línea más holística, que habla sobre las cualidades que todos los seres humanos tenemos, cabe destacar como ¨el Proyecto Vocacional¨ es algo venimos preguntándonos a través de la historia de la humanidad.

Pintura intervención de @juandresvera en el Parque de la Mujer.

Otra de las cuestiones a considerar es lo aportado por nuestros ancestros: sus vivencias, historias y anécdotas. Una simple foto vieja nos revela un entramado de acontecimientos que se resignifican en nuestra propia historia.

Los espacios de Orientación Vocacional son necesarios. Nos ayudan a trabajar el camino de vida donde la autoría de pensamiento, la capacidad de elegir, re-elegir, transformar, resinificar y alimentar experiencias para luego construir lo nuevo, toma lugar.

Aun así creo que la “Verdadera Vocación” o el “Llamado Interior” es mucho más profundo y complejo. Tiene que ver la voz interior, la voz del Alma. Esa energía esencial que tendríamos que aprender a ver no solo en la adolescencia o cuando terminamos un ciclo. ¿Cuándo? Desde muy pequeños. ¿Cómo? Con el auto conocimiento, la exploración, el desarrollo de diferentes competencias, el trabajo interno, con nuestras propias emociones, con el despliegue de experiencias y con aprendizajes significativos, entre otros.

Es decir que la vocación no se define a partir de la ocupación o profesión escogida. Esto es solo una arista del gran iceberg. Es por ello que debemos ir construyendo individual y grupalmente diversos espacios, a veces aleatorios e imprevistos, de inclusión que requiere decisiones sucesivas a lo largo de los recorridos vocacionales que se producirán en nuestras vidas.

En realidad, como dice la Psicopedagoga Alicia Fernández en su curso de formación la Psicopedagogía promoviendo autorías vocacionales- profesionales, tendremos que pensar de que ¨vamos a tener que aprender a navegar y buscar con la idea de que el encuentro con nuestra vocación va a ser muchas veces tránsito. Antes navegar era llegar a puerto, arribar a un lugar protegido. Hoy la temática pasa por navegar en sí, pues no hay promesa alguna de alcanzar un puerto seguro y abrigado¨.