“Contribuir con un granito de arena para la cura de la pandemia”

Laura Gallo, Diseñadora del área de Bienestar y de Patrocinio y Mecenazgo, de la Universidad Abierta Interamericana, se ofreció como voluntaria para la prueba de la vacuna del covid-19. En la siguiente crónica, explica cómo fue tal experiencia.

A principios de agosto leí una nota de Filonews en donde se informaba sobre el estudio de la vacuna del Covid-19 en Argentina, informando que el proceso de inscripción constaba de ingresar en la web y completar un formulario. Me pareció interesante formar parte de este proceso, no solo para poder contar con la vacuna, sino para poder contribuir con un granito de arena con el estudio de una posible cura para una pandemia.

Les transmití a mis amigos y familiares mis ganas de participar en este proyecto. También lo comuniqué en el trabajo porque el turno era dentro de mi horario laboral. El apoyo que me brindaron me sorprendió un montón. Tanto mis compañeros de oficina, como las amistades me acompañaron con mensajes de aliento y siendo parte del proceso

A la semana siguiente, se comunicaron conmigo por teléfono, y una chica llamada Mora, me explicó cómo sería todo el proceso. Quedamos con contacto vía Whatsapp, para que ella pueda responderme cualquier duda.

La vacuna que están investigando en este estudio, consta de dos dosis que se aplican con una diferencia de tres semanas entre sí. Se denomina “doble ciego”, ya que hay un 50% de posibilidades de que se aplique la vacuna, y un 50% de que se aplique un placebo con solución fisiológica, y tanto el paciente como el médico, no cuentan con esta información para contribuir con la transparencia de este estudio.

Para la primera dosis, me dieron turno para el día 28 de agosto. Me informaron que el primer día sería el turno más largo, ya que deberían explicarme en profundidad todo el proceso, firmar los consentimientos correspondientes, etc.

Ese día a la mañana me vinieron a buscar en un remis, ya que el estudio se realiza en el hospital Militar de CABA. Estaba ansiosa y algo preocupada. Tenía miedo de que me doliera el hisopado y me asustaba un poco que la vacuna pudiera después hacerme sentir mal, pero nada de eso pasó.

Llegué y me esperaba gente para guiarme en el proceso. Cuando ingresé me llevaron directamente con mi “médica de estudio” que me leyó un documento con las cuestiones legales, evacuó todas mis dudas y firmamos el consentimiento.

Luego me realizaron un estudio de orina para descartar un embarazo ya que en ese caso no podría participar, y también un estudio de sangre para chequear mis anticuerpos actuales. Después de ahí fuimos a realizarnos el hisopado Que fue un proceso rápido e indoloro.

Más tarde, y como última parte del estudio, me dieron la vacuna y esperamos media hora en el hospital para asegurarse de que los pacientes no suframos un shock anafiláctico. La vacuna en si tampoco fue dolorosa, ni la sentí.

Todo el proceso duró entre tres y cuatro horas, fue muy ameno, la gente era muy agradable, y me sorprendió muchísimo el nivel de organización que tenían. Fue una gran experiencia.

En mi caso no me generó ninguna reacción adversa, me sentí muy bien después, no tuve fiebre ni nada por el estilo. Ahora estoy esperando la segunda dosis que se me aplicará en tres semanas.

Sabiendo que podía tener el placebo, me pareció interesante la idea de contar con la vacuna, aun cuando no está habilitada para todos, y teniendo en cuenta que las contraindicaciones de la misma son leves. Pero fundamentalmente, me resultaba muy estimulante la idea de colaborar en el estudio de la cura de una pandemia. Estamos viviendo una situación única en el mundo y formar parte de la resolución de esto me pareció interesante.