Día de la arquitecta y el arquitecto argentino: Resignificando los espacios post COVID
Por Victoria Casillas*
Entiendo que la arquitectura es siempre el reflejo de su tiempo, siendo la manifestación de nuestra humanidad en los edificios. Cuando la cultura cambia, ya sea voluntariamente o a los “golpes”, la arquitectura la sigue naturalmente. Sin embargo, la convulsión global actual, a partir de la pandemia del COVID, puede imponer un replanteamiento completo de cómo la arquitectura se define a sí misma. Podríamos entender que, a partir de este suceso, reconoceremos otro mojón en la historia de la arquitectura: "antes del COVID-19" y "después del COVID-19", que valorará lo que realmente incumbe. Y es en este punto donde me cuestiono cuáles serán esos cambios que este suceso provocará en la arquitectura futura.
Entiendo que nos encontramos en un mundo transformado, donde estamos obligados a repensar todo, y la arquitectura no es inmune a ver más allá de sí misma. Pienso que los problemas que se han hecho más evidentes ahora, en realidad tienen una larga historia (habitacional, medioambiental, hacinamiento) y que el porqué del diseño siempre ha sido la motivación de hacer lo que hacemos. Afirmo así lo que sostiene Chris Wilkinson (Wilkinson Eyre Architects) al decir: “La arquitectura como un arte práctico profundamente creativo no ha cambiado para mí en este mundo post-COVID, aunque pueda estar resolviendo diferentes problemas”. Por eso será fundamental discernir cuáles hábitos y conductas sociales son pasajeras o son parte de una moda temporal, cuáles serán realmente los paradigmas que se deben mantener y cuáles tendrán que cambiar.
Entiendo así que, entonces, el principal punto a reflexionar es cómo la pandemia cambió el concepto de privacidad, haciendo que de repente la cuarentena fuerce una serie de funciones que solían pasar en otros espacios, sobre nuestros ámbitos domésticos, a pesar de que no habían sido diseñado para absorber todo esto. La exhortación para quedarse en casa impactó de diferente manera de acuerdo con las condiciones de cada vivienda.
De modo general el aislamiento provocó que la vivienda en la que, en muchas ocasiones, solo utilizábamos para comer y dormir se ha tenido que customizar y convertirse en escuela, universidad, oficina y demás. Queda más que asegurado que ya no podemos pensar en casas que puedan ser utilizadas de una única forma, con espacios que solo sirven para una sola función.
Ahora, más que nunca, hemos aprendido mucho y aceleradamente de nuestra relación con nuestros espacios interiores, de sus valores y deficiencias, y del gran valor de sus necesarias relaciones con los espacios exteriores, entendidos por Anne Lacaton (estudio Lacaton & Vassal) como “espacios elementales y no negociables”. Como sostiene Xavier Ros Majó (integrante del estudio H Arquitectes): “Si en los espacios no es previsible lo que va a ocurrir es que pueden ocurrir más cosas”.
A partir de este hito en la historia, la arquitectura residencial debe concebir los espacios de manera tal que permitan una versatilidad funcional, construyendo viviendas polivalentes, donde prime la ambigüedad, tanto de sus espacios particulares como del todo y donde los espacios de expansión hacia el exterior, conjuntamente a las correctas condiciones climáticas de confort, serán indispensables.
*Graduada de la carrera de Arquitectura - Sede Rosario