Entrevista de una alumna de la UAI a Thiago Fernández: "La presión que vive un jugador es complicada"

Por Débora Santana. Alumna de 1° año de la Tecnicatura Universitaria en Periodismo Deportivo.

En una jornada especial realizada en el Aula Magna de la sede Centro de la Universidad Abierta Interamericana (UAI), Thiago Fernández, una de las figuras de Vélez en la actual Liga Profesional, se sentó a conversar sobre su trayectoria futbolística, su decisión de estudiar kinesiología y cómo maneja la presión del alto rendimiento. El evento, moderado por Diego Ballester, director de la carrera de Periodismo Deportivo, reunió a los estudiantes de la universidad, quienes tuvieron la oportunidad única de entrevistar a una figura como Thiago.

Nacido en el seno de una familia futbolera, "Golosina" comenzó a patear la pelota desde muy pequeño. "Empecé a eso de los 3 años con mi hermana, que era la que me metió en el mundo del fútbol. La verdad que toda mi familia es muy futbolera", recordó el joven jugador.

Sobre su particular apodo reveló que surgió de Campi, un comentarista de la reserva de Vélez, quien le habló por Instagram una noche y le dijo que iba a relatar al otro día un partido de reserva y que quería empezar a decirle así. Sin embargo, contó: “Nunca me dijo el porqué del apodo. Hay que preguntárselo, pero surgió de ahí".

Pregunta: Además de ser futbolista profesional, decidiste estudiar kinesiología. ¿Cómo surgió esa decisión y cómo haces para combinar ambas actividades?

Respuesta: Esa se la debo a mi mamá. Fue ella quien insistió siempre en estudiar algo. Siempre me gustó medicina, pero era algo muy complicado de combinar con la carrera de un jugador de fútbol. Entonces, busqué otra alternativa, vi los trabajos que hacían los kinesiólogos en Vélez, me gustó y empecé a estudiar en la UBA. Cuando llegué a Primera, hubo los tiempos no me daban, entonces empecé a buscar otras oportunidades. Hablé con los kinesiólogos del club y me dijeron que en UAI era muy buena la oferta horaria. Me dieron una mano muy grande y me ayudan bastante con el tema de las concentraciones y viajes.

P: ¿Cómo es un día típico en tu vida, entre el entrenamiento y los estudios?

R: Me levanto en la mañana, entreno, y al mediodía ya quedo liberado del entrenamiento. Si tengo que venir, vengo presencial; si no, tomo clases virtuales. Después me tomo un tiempo para estar con mi familia, salir con mis amigos. Esto lo hago también para tener un complemento. Si tengo que elegir, voy a elegir el fútbol, pero uno intenta llevar las dos cosas.

P: Mentalmente, ¿cómo manejas la situación de estar en un equipo puntero, jugar y estudiar al mismo tiempo?

R: Bien, tranquilo. Estudiar también ayuda a distraerse de lo que está viviendo, te abre la cabeza a muchas cosas. En el último tiempo empecé a trabajar con una psicóloga. La presión que vive un jugador de alto rendimiento es complicada y uno busca la mayor cantidad de herramientas posibles para estar bien.

P: Entre toda la presión del fútbol, los partidos y las concentraciones, ¿alguna vez pensaste en dejar la carrera?

R: Sí, muchas veces. Pero después cuando uno se tranquiliza un poco y sale de todo ese contexto de presión, y que quizás no está llegando con las materias, ve que es algo más complementario. Entonces uno trata de no llevarlo tan rápido como lo hacen otros compañeros.

P: ¿Sos el único que estudia en el plantel? ¿Cómo te apoyan tus compañeros?

R: Sí, me parece que no hay ninguno que estudie. En un momento había alguien que estudiaba inglés. Los chicos me apoyan muy bien, no tienen problema. Por lo general me pongo en la pieza y concentro con Valentin Gómez, me ceba mate mientras hago cosas de la facultad. Mis compañeros me ayudan.

P: ¿Cómo aplicas la kinesiología a tu vida diaria como futbolista?

R: Con los kinesiólogos hablo mucho en Vélez cuando se trata de alguna lesión, pregunto de qué se trata o qué se está haciendo. Como siempre están dispuestos a explicar, es algo muy lindo y uno va aprendiendo cosas, ya del campo.

P: ¿Crees necesario que cada jugador de primera división tenga un psicólogo a su lado?

R: Sí, definitivamente. La cantidad de presiones, nerviosismo, ansiedad... hay mucho tema a trabajar de la cabeza de los jugadores. Hay mucho que repercute también en lo físico; si no está bien mentalmente, repercute también en lesiones. No solo creo que todos los jugadores deberían tener un psicólogo a su lado, sino que comparto que la mayoría de las personas debería ir a terapia. Empecé hace poco y me ayudó mucho.

P: Mencionaste la importancia del apoyo psicológico, ¿cómo fue atravesar el descenso del año pasado siendo parte de la camada joven del club?

R: Fue muy difícil. Fue el momento más complicado de mi carrera. Llevo dos años, tampoco es que tengo una carrera muy larga, pero fue complicado, especialmente para los chicos que habíamos subido ese mismo año. Uno está cumpliendo su sueño de jugar en primera y en su primera temporada pelear un descenso es complicado porque es una montaña rusa de emociones. Creo que el trabajo en ese momento de la psicóloga en Vélez fue muy bueno y ayudó a todos los chicos a poder jugar de la mejor manera cuando nos tocaba y acompañar al grupo.

P: Para cerrar, ¿qué recomendación le darías a un jugador de alto rendimiento que quiere estudiar una carrera y no se anima por falta de tiempo o dudas?

R: Que lo haga. No me exijo mucho en el tema de materias, hago lo que puedo en base al año deportivo. Todo deportista tiene tiempo si quiere hacerlo. No solo una carrera universitaria, también cursos o idiomas. Esto sirve para abstraerse del momento que se vive en el deporte.

Con la pelota en los pies y los libros bajo el brazo, Thiago Fernández representa una nueva generación de futbolistas que rompe con los estereotipos tradicionales. A sus 20 años, mientras hace malabares entre Veléz y la UAI, "Golosina" demuestra que los sueños no tienen por qué ser excluyentes. Su historia no es solo la de un prometedor mediocampista, sino la de un joven que entiende que el verdadero éxito se construye tanto con la mente como con los pies. Mientras la presión del alto rendimiento golpea las puertas de tantos deportistas, Thiago encontró en el estudio y la terapia sus propias válvulas de escape, marcando un camino que inspira a otros a perseguir sus metas sin descuidar su salud mental. En cada partido y en cada clase, escribe un capítulo más de una historia que promete ser mucho más que un simple relato futbolístico.